Romanos 5
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El hombre justificado, reconciliado y salvado por la fe
Romanos 8:32; 1 Pedro 1:3-9; 1 Juan 4:9-10
1 Justificados, pues, por la fe, tenemos paz para con Dios por medio de nuestro Señor Jesucristo; 2 por quien también tenemos acceso, por la fe, a esta gracia en la que estamos firmes, y nos gloriamos en la esperanza de la gloria de Dios. 3 Y no solo esto, sino que también nos gloriamos en las tribulaciones, sabiendo que la tribulación produce paciencia, 4 y la paciencia, experiencia; y la experiencia, esperanza, 5 y la esperanza no avergüenza; porque el amor de Dios ha sido derramado en nuestros corazones por el Espíritu Santo que nos ha sido dado. 6 Porque Cristo, cuando aún estábamos sin fuerzas, a su tiempo murió por los impíos. 7 Porque apenas por un justo alguien morirá; aunque por un bueno, quizás alguno hasta se atreva a morir; 8 pero Dios demuestra su amor hacia nosotros, en que siendo aún pecadores, Cristo murió por nosotros. 9 Por tanto, mucho más estando justificados por su sangre, seremos salvos de la ira por medio de él. 10 Porque si siendo enemigos fuimos reconciliados con Dios por medio de la muerte de su Hijo, mucho más, estando reconciliados, seremos salvos por su vida; 11 y no solo esto, sino que también nos gloriamos en Dios por medio de nuestro Señor Jesucristo, por quien hemos recibido ahora la reconciliación.
Adán y Cristo
Génesis 3; 1 Corintios 15:21-22, 45-49, 56-57
12 Por tanto, como por un solo hombre el pecado entró en el mundo, y por el pecado la muerte, así también la muerte pasó a todos los hombres, por cuanto todos pecaron; 13 (porque hasta la ley, había pecado en el mundo; pero el pecado no se imputa sin que haya ley. 14 No obstante, la muerte reinó desde Adán hasta Moisés, aun sobre los que no habían pecado con una transgresión semejante a la de Adán, quien es tipo del que iba a venir. 15 Pero el don no ha sido como la transgresión; porque si por la transgresión de uno los muchos murieron, mucho más abundaron para los muchos la gracia de Dios y el don por la gracia de otro hombre, Jesucristo. 16 Y con el don no sucede como en el caso de aquel uno que pecó; porque el juicio vino por una sola transgresión para condenación; pero el don vino a causa de muchas transgresiones para justificación. 17 Porque si por la transgresión de uno solo la muerte reinó por medio de él, mucho más, los que reciben la abundancia de la gracia y el don de la justicia, reinarán en vida por medio del otro, Jesucristo). 18 Así, pues, como por medio de una sola transgresión vino la condenación a todos los hombres, así también por medio de un solo acto de justicia vino justificación de vida a todos los hombres. 19 Porque como por la desobediencia de un solo hombre muchos fueron constituidos pecadores, igualmente por la obediencia de uno solo, muchos serán constituidos justos. 20 La ley entró para que abundara el pecado; pero donde abundó el pecado, sobreabundó la gracia; 21 para que así como el pecado reinó en la muerte, así también la gracia reine mediante la justicia, para vida eterna, por medio de Jesucristo, nuestro Señor.