Romanos 2
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El justo juicio de Dios para todos
Mateo 7:1-5; Lucas 12:47-48; Hechos 10:34-35; Santiago 1:22-25; 2:12-13
1 Por lo cual estás sin excusa, oh hombre, porque al juzgar a otro, a ti mismo te condenas; puesto que tú que juzgas practicas las mismas cosas. 2 Pero sabemos que el juicio de Dios es conforme a la verdad contra los que practican tales cosas. 3 ¿Y piensas, oh hombre, que juzgas a los que practican tales cosas y haces lo mismo, que tú escaparás del juicio de Dios? 4 ¿O desprecias las riquezas de su bondad, paciencia y longanimidad, ignorando que la bondad de Dios te conduce al arrepentimiento? 5 Pero según tu dureza y tu corazón impenitente, atesoras para ti mismo ira para el día de la ira y de la revelación del justo juicio de Dios, 6 el cual pagará a cada uno conforme a sus obras: 7 vida eterna a los que perseverando en hacer el bien buscan gloria, honra e incorruptibilidad; 8 pero ira e indignación a los que son egoístas y no obedecen a la verdad, sino que obedecen a la injusticia; 9 tribulación y angustia sobre toda alma humana que hace lo malo, del judío primeramente y también del griego; 10 pero gloria, honra y paz a todo el que hace lo bueno, al judío primeramente y también al griego; 11 pues no hay acepción de personas ante Dios. 12 Porque cuantos pecaron sin ley, sin ley perecerán; y cuantos pecaron bajo la ley, por la ley serán juzgados. 13 Porque no son los oidores de la ley los justos ante Dios, sino los cumplidores de la ley los que serán justificados. 14 Porque cuando los gentiles que no tienen ley hacen por naturaleza las obras de la ley, estos, sin tener ley, son ley para sí mismos; 15 los cuales muestran la obra de la ley escrita en sus corazones, dando testimonio también su conciencia, acusándolos o excusándolos sus razonamientos, 16 en el día en que Dios juzgue lo secreto de los hombres según mi evangelio, por medio de Jesucristo.
La desobediencia de Israel
Jeremías 8:8-9; 4:4; 1 Corintios 7:19; Gálatas 5:6
17 Pero tú te llamas judío, te apoyas en la ley y te glorías en Dios, 18 conoces su voluntad y apruebas las cosas excelentes, siendo instruido por la ley, 19 y te persuades de que eres guía de ciegos, luz para los que están en tinieblas, 20 instructor de ignorantes, maestro de niños, teniendo en la ley la norma del conocimiento y de la verdad. 21 Tú, pues, que enseñas a otro, ¿no te enseñas a ti mismo? Tú, que proclamas no robar, ¿acaso no robas? 22 Tú que dices que no se debe cometer adulterio, ¿no cometes tú adulterio? Tú que aborreces a los ídolos, ¿no robas de sus templos? 23 Tú que te glorías en la ley, ¿deshonras a Dios transgrediendo la ley? 24 Porque, como está escrito, el nombre de Dios es blasfemado entre los gentiles a causa de vosotros. 25 Porque, en verdad, la circuncisión aprovecha si cumples la ley; pero si quebrantas la ley, tu circuncisión se hace incircuncisión. 26 Por lo tanto, si la incircuncisión guarda los preceptos de la ley, ¿no será tenida su incircuncisión por circuncisión? 27 Y si la incircuncisión que es por naturaleza cumple la ley, ¿no te juzgará a ti, que con la letra y la circuncisión quebrantas la ley? 28 Porque no es judío el que lo es exteriormente, ni es circuncisión la que se ve exteriormente en la carne; 29 pero es judío aquel que lo es interiormente, y la circuncisión es la del corazón, en espíritu, no en letra; cuya alabanza no es de los hombres, sino de Dios.