A propósito

Lo que creemos y lo que la Palabra de Dios nos revela acerca de Jesucristo

1) La deidad de Cristo, es la primera verdad fundamental del cristianismo

La Biblia proclama que él es el Hijo de Dios. Él es Dios desde toda la eternidad. En el principio de todo, el Verbo estaba allí, sin comienzo. La Biblia prueba su existencia eterna. Una Persona eterna, una Persona divina, una Persona distinta de toda la eternidad (Juan 1; 8:58).
El Hijo único de Dios, el Hijo amado del Padre (Juan 1:14, 18; 3:16; Mateo 3:17).

2) La encarnación del Hijo de Dios, es la segunda verdad fundamental del cristianismo

Jesús, el Hijo de Dios:

«Fue acostado en un pesebre» (Lucas 2:7),
Fue «hecho carne» (Juan 1:14),
Tomó «forma de siervo» (Filipenses 2:7),
Fue «hecho semejante a los hombres» (Filipenses 2:7),
Estuvo «en la condición de hombre» (Filipenses 2:8),
Participó «de carne y sangre» (Hebreos 2:14),
«Ha venido en carne» (1 Juan 4:3),
Participó en la naturaleza humana, despojándose a sí mismo de su naturaleza divina (Filipenses 2:7),
Ha vivido entre los hombres (consultar los 4 evangelios).

3) La humanidad de Cristo, es la tercera verdad fundamental del cristianismo

Era un hombre perfecto, sin pecado, en un mundo degradado. Él era el Santo y el Justo. Un hombre movido por la compasión, lleno de bondad, humilde, deseoso de glorificar a Dios. Sus perfecciones morales brillaron en esta tierra hasta la Cruz del Gólgota, donde fue crucificado y se hizo cargo de nuestros pecados. Él era inocente y sufrió el castigo que nuestros pecados merecían.
Él no hizo pecado (1 Pedro 2:22),
Él no conoció el pecado (2 Corintios 5:21),
En él no hay pecado (1 Juan 3:5).

4) La resurrección de Cristo, la cuarta verdad fundamental del cristianismo

«Cristo murió por nuestros pecados, conforme a las Escrituras… fue sepultado, y… resucitó al tercer día, conforme a las Escrituras» (1 Corintios 15:3, 4).
«Cristo ha resucitado de los muertos; primicias de los que durmieron» (1 Corintios 15:20).
Cristo «se presentó vivo con muchas pruebas indubitables». Les mostró sus manos y sus pies, un testimonio de su sufrimiento (Hechos 1:3; Lucas 24:39).
Cristo, «al cual Dios levantó, sueltos los dolores de la muerte, por cuanto era imposible que fuese retenido por ella» (Hechos 2:24).
Cristo, «viéndolo ellos, fue alzado, y le recibió una nube que le ocultó de sus ojos» (Hechos 1:9).
«Cristo, habiendo ofrecido una vez para siempre un solo sacrificio por los pecados, se ha sentado a la diestra de Dios» (Hebreos 10:12).

Fue levantado en el cielo y se sentó a la diestra de Dios (Marcos 16:19).

5) El advenimiento del Señor para arrebatar a su Iglesia, quinta verdad fundamental del cristianismo

«No se turbe vuestro corazón; ¡creéis en Dios, creed también en mí!... vendré otra vez, y os tomaré conmigo; para que donde yo estoy, vosotros también estéis» (Juan 14:1-3).
«... Sonará la trompeta, y los muertos resucitarán incorruptibles, y nosotros seremos cambiados. Porque es necesario que esto corruptible revista la incorrupción, y esto mortal revista la inmortalidad...» (1 Corintios 15:50-58).
«... El Señor mismo con voz de mando, con voz de arcángel y con trompeta de Dios, descenderá del cielo, y los muertos en Cristo resucitarán primero. Luego nosotros, los que vivamos, los que quedamos, seremos arrebatados con ellos en las nubes para el encuentro del Señor en el aire; y así estaremos siempre con el Señor» (1 Tesalonicenses 4:14-18).
«El que da testimonio de estas cosas dice: Sí, vengo pronto. Amén; ¡ven, Señor Jesús!» (Apocalipsis 22:20).

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