Romanos 13
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Sumisión a las autoridades
Proverbios 24:21-22; Lucas 20:20-26; 1 Pedro 2:13-17
1 Que toda persona se someta a las autoridades superiores. Porque no hay autoridad sino de Dios, y las que hay, han sido establecidas por Dios. 2 Así que, el que se opone a la autoridad, resiste a lo ordenado por Dios, y los que resisten recibirán condenación para sí mismos. 3 Porque los gobernantes no están para infundir miedo al que hace el bien, sino al que obra mal. ¿Quieres no temer a la autoridad? Haz lo bueno, y tendrás de ella alabanza; 4 porque está al servicio de Dios para tu bien. Pero si haces lo malo, teme; porque no en vano lleva la espada; porque está al servicio de Dios, vengador para castigar al que hace lo malo. 5 Por tanto es necesario someterse, no solo por causa del castigo, sino también por causa de la conciencia. 6 Porque por eso también pagáis impuestos; puesto que son servidores de Dios que se dedican continuamente a esto mismo. 7 Dad a cada uno lo que le corresponde: al que el tributo, el tributo; al que el impuesto, el impuesto; al que el respeto, el respeto; al que el honor, el honor.
La caridad, el resumen de la ley
Mateo 22:35-40; Gálatas 5:14; Efesios 5:3-18; 1 Juan 3:11-23
8 No debáis nada a nadie, sino el amaros los unos a los otros; puesto que el que ama al otro, ha cumplido la ley. 9 Porque esto: «No adulterarás; no matarás; no hurtarás; no codiciarás;» [Éxodo 20:13-17] y si hay algún otro mandamiento, se resume en esta palabra: «Amarás a tu prójimo como a ti mismo.» [Levítico 19:18] 10 El amor no perjudica al prójimo; el amor, pues, es el cumplimiento de la ley.
El creyente es hijo de la luz
11 Y esto, conociendo el tiempo, que ya es hora de despertarnos del sueño; porque ahora la salvación está más cerca que cuando creímos. 12 La noche está muy avanzada, y el día se acerca; desechemos, pues, las obras de las tinieblas, y vistámonos las armas de la luz. 13 Andemos como de día, decentemente; no en orgías y borracheras, no en lujurias y lascivias, no en peleas y envidias; 14 sino revestíos del Señor Jesucristo, y no prestéis atención a la carne para satisfacer sus deseos.