Romanos 14
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Los fuertes y los débiles
Romanos 15:1-17; 1 Corintios 4:3-5; 8:1-13; 10:23-33; Colosenses 2:16
1 Recibid al débil en la fe, pero no para discutir sobre opiniones. 2 Uno cree poder comer de todo; y otro, siendo débil, solo come verduras. 3 El que come, que no desprecie al que no come; y el que no come, que no juzgue al que come; porque Dios le ha aceptado. 4 ¿Quién eres tú, que juzgas al siervo de otro? Para con su propio señor está en pie o cae. Pero estará firme, porque el Señor es poderoso para sostenerlo. 5 Uno estima un día más que otro, otro estima todos los días iguales. Que cada cual esté plenamente convencido en su propia mente. 6 El que hace aprecio del día, lo aprecia para el Señor. El que come, come para el Señor, porque da gracias a Dios, y el que no come, para el Señor no come, y da gracias a Dios. 7 Porque ninguno de nosotros vive para sí mismo, y ninguno muere para sí mismo. 8 Si vivimos, para el Señor vivimos; y si morimos, para el Señor morimos. Así, pues, sea que vivamos, o que muramos, del Señor somos. 9 Para esto mismo Cristo murió y volvió a vivir, para ser Señor tanto de muertos como de vivos. 10 Pero tú, ¿por qué juzgas a tu hermano? Y también tú ¿por qué desprecias a tu hermano? Porque todos compareceremos ante el tribunal de Cristo. 11 Porque escrito está: «Vivo yo, dice el Señor°, que ante mí se doblará toda rodilla, y toda lengua confesará a Dios.» [Isaías 45:23] 12 De manera que cada uno de nosotros dará cuenta de sí mismo a Dios.
Preocuparse por los hermanos en la fe
13 Así que, no juzguemos ya más los unos a los otros; antes bien, decidid no poner tropiezo u ocasión de caer al hermano. 14 Sé, y estoy persuadido en el Señor Jesús, que nada es inmundo en sí mismo; pero para el que considera algo como inmundo, para él es inmundo. 15 Pero si por causa de la comida tu hermano se contrista, no te comportas con amor. ¡No destruyas por causa de tu comida a aquel por quien Cristo murió! 16 No dejéis, pues, que se hable mal de vuestro bien; 17 porque el reino de Dios no es comer y beber, sino justicia, paz y gozo en el Espíritu Santo. 18 Porque el que en esto sirve a Cristo, es agradable a Dios, y aprobado por los hombres. 19 Así, pues, sigamos lo que conduce a la paz y a la mutua edificación. 20 No destruyas la obra de Dios por causa de la comida. Todos los alimentos, por cierto, son puros; pero lo malo es comer algo que haga tropezar a otros. 21 Bueno es no comer carne, ni beber vino, ni nada en que tropieza tu hermano. 22 La fe que tú tienes, tenla para contigo delante de Dios. ¡Dichoso aquel que no se condena a sí mismo en lo que aprueba! 23 Pero el que duda cuando come, es condenado, porque no obra por fe; pues todo lo que no es de fe, es pecado.