Mateo 18
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¿Quién es el más grande?
Mateo 5:29-30; Marcos 9:33-50; Lucas 9:46-50
1 En aquella hora los discípulos se acercaron a Jesús, y le preguntaron: ¿Quién es el mayor en el reino de los cielos? 2 Él, llamando a un niño, lo puso de pie en medio de ellos, 3 y dijo: En verdad os digo que si no os convertís y os hacéis como niños, no entraréis en el reino de los cielos. 4 Así que cualquiera que se humille como este niño, ese es el mayor en el reino de los cielos. 5 El que reciba a un niño como este en mi nombre, a mí me recibe.
Ocasiones de caída
Marcos 9:42-48; Lucas 17:1-2
6 Pero el que haga tropezar a uno solo de estos pequeños que creen en mí, mejor le sería que se le colgase al cuello una piedra de molino, y que fuese sumergido en lo profundo del mar.
7 ¡Ay del mundo por las piedras de tropiezo! Es inevitable que haya piedras de tropiezo, pero ¡ay de aquel hombre por quien viene el tropiezo! 8 Por tanto, si tu mano o tu pie te es ocasión de caer, córtalo y échalo de ti; más te vale entrar en la vida cojo o manco, que teniendo dos manos o dos pies ser echado al fuego eterno. 9 Si tu ojo te es ocasión de caer, sácalo y échalo de ti; más te vale entrar en la vida con un solo ojo, que teniendo dos ojos ser echado en el fuego de la gehena.
Lucas 15:1-7
10 Mirad que no menospreciéis a uno de estos pequeños; porque yo os digo, que sus ángeles en los cielos ven continuamente el rostro de mi Padre que está en los cielos. 11 Porque el Hijo del hombre vino para salvar lo que se había perdido.
La oveja perdida
12 ¿Qué os parece? Si un hombre tiene cien ovejas, y se extravía una de ellas, ¿no dejará las noventa y nueve, e irá a buscar la extraviada? 13 Si llega a encontrarla, de cierto os digo que se alegra más por aquella, que por las noventa y nueve que no se extraviaron. 14 De la misma manera, no es el deseo de vuestro Padre celestial que perezca uno de estos pequeños.
El perdón de los pecados
15 Si tu hermano peca contra ti, ve y repréndelo a solas; si te escucha, has ganado a tu hermano. 16 Pero si no te escucha, toma contigo uno o dos, para que de boca de dos o tres testigos conste toda palabra. 17 Si no los escucha a ellos, dilo a la iglesia; pero si no escucha a la iglesia, sea para ti como un gentil y un cobrador de impuestos.
18 En verdad os digo, que todo lo que atéis en la tierra, será atado en el cielo; y todo lo que desatéis en la tierra, será desatado en el cielo. 19 Otra vez os digo, que si dos de vosotros estáis de acuerdo en la tierra sobre cualquier cosa que pidáis, les será concedido por mi Padre que está en los cielos. 20 Porque donde dos o tres se hallan reunidos en mi nombre, allí estoy yo en medio de ellos.
21 Entonces se acercó Pedro, y le dijo: Señor ¿cuántas veces perdonaré a mi hermano si me ofende?, ¿hasta siete? 22 Jesús le contestó: No te digo hasta siete; sino hasta setenta veces siete.
El siervo despiadado
23 Por tanto el reino de los cielos es semejante a un rey, que quiso ajustar cuentas con sus siervos. 24 Y cuando comenzó a ajustarlas, le fue presentado uno que le debía diez mil talentos. 25 Y no teniendo con qué pagar, su señor mandó venderlo a él, a su mujer e hijos y todo cuanto tenía, para saldar la deuda. 26 Por tanto, el siervo, cayendo postrado ante él, le dijo: ¡Señor, ten paciencia conmigo, y te lo pagaré todo! 27 Entonces el señor de aquel siervo, compadecido de él, le soltó y le perdonó la deuda. 28 Pero al salir este siervo, se encontró con uno de sus compañeros de esclavitud que le debía cien denarios; y agarrándole lo ahogaba, diciendo: ¡Paga lo que me debes! 29 Entonces su compañero de esclavitud, cayendo postrado ante él, le rogaba diciendo: ¡Ten paciencia conmigo, y te lo pagaré! 30 Pero él no quiso; sino que fue y lo echó en la cárcel, hasta que pagase la deuda. 31 Viendo los otros compañeros de esclavitud lo sucedido, se entristecieron mucho y fueron y contaron a su señor todo lo que había pasado. 32 Entonces, llamándolo su señor, le dijo: ¡Siervo malvado! Te perdoné toda aquella deuda, porque me rogaste; 33 ¿no debías tú también tener compasión de tu compañero de esclavitud, así como yo tuve compasión de ti? 34 Y su señor, encolerizado, le entregó a los verdugos, hasta que pagase todo lo que debía. 35 Así también hará con vosotros mi Padre celestial, si no perdonáis de corazón cada uno a su hermano.