Hechos 25
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Pablo ante el gobernador Festo
Mateo 10:18-20; Hechos 9:1-30; 22:1-21
1 Festo, tres días después de entrar en la provincia, subió de Cesarea a Jerusalén. 2 Los jefes de los sacerdotes y los principales de los judíos presentaron acusación ante él contra Pablo, y con insistencia le rogaban, 3 pidiendo como favor contra él, que lo hiciera venir a Jerusalén; ellos preparaban una emboscada para matarle en el camino. 4 Festo respondió que Pablo seguiría guardado en Cesarea, y que él mismo iba a partir para allá en breve. 5 Y les dijo: Que vengan los principales de entre vosotros conmigo, y si ese hombre ha cometido algún mal, que lo acusen. 6 Después de pasar entre ellos unos ocho o diez días, bajó a Cesarea; y al día siguiente se sentó en el tribunal y mandó que llevaran a Pablo. 7 Cuando llegó, los judíos que habían descendido de Jerusalén lo rodearon, y presentaron contra él muchas y graves acusaciones, que no podían probar; 8 mientras Pablo se defendía: Ni contra la ley de los judíos, ni contra el templo, ni contra César he cometido pecado alguno. 9 Pero Festo, queriendo ganarse el favor de los judíos, respondió a Pablo y dijo: ¿Quieres subir a Jerusalén, y ser juzgado ante mí de estas acusaciones? 10 A lo que Pablo dijo: Ante el tribunal de César estoy, en él debo ser juzgado. A los judíos en nada he perjudicado, como tú muy bien sabes. 11 Si he cometido algún delito o crimen digno de muerte, no rehúso morir; pero si nada hay de lo que estos me acusan, nadie puede entregarme a ellos. ¡Apelo a César! 12 Entonces Festo, después de consultar con los del consejo, respondió: ¡A César has apelado, a César irás!
Festo expone el caso de Pablo al rey Agripa
13 Pasados algunos días, el rey Agripa y Berenice llegaron a Cesarea, para saludar a Festo. 14 Como pasaban allí muchos días, Festo expuso al rey el caso de Pablo, diciendo: Hay aquí un hombre que Félix ha dejado preso; 15 cuando fui a Jerusalén, los jefes de los sacerdotes y los ancianos de los judíos lo acusaron ante mí, solicitando una sentencia contra él. 16 A los cuales respondí que los romanos no tienen costumbre de entregar a ningún hombre antes de que el acusado tenga a sus acusadores frente a él, y pueda defenderse de la acusación. 17 Cuando se reunieron aquí, sin demora, al día siguiente, me senté en el tribunal y mandé llamar al hombre; 18 en su presencia, los acusadores no presentaban ninguna acusación de los delitos que yo sospechaba; 19 sino que tenían con él algunas controversias acerca de su religión, y de un tal Jesús, que ha muerto, y que Pablo afirma que vive. 20 Como no me resultaba fácil investigar tales cuestiones, le pregunté si quería ir a Jerusalén y ser juzgado allí respecto a ellas. 21 Pero como Pablo apeló a ser guardado para el juicio de Augusto, mandé que fuese custodiado hasta que lo enviara a César. 22 Agripa dijo a Festo: Yo también quisiera oír a ese hombre. Festo le dijo: Mañana lo oirás. 23 Al día siguiente vinieron Agripa y Berenice, con mucha pompa; entraron en la sala de audiencia con los comandantes y los principales de la ciudad, y por orden de Festo fue traído Pablo. 24 Dijo Festo: Rey Agripa y todos los presentes, veis a este hombre para quien todo el pueblo de los judíos me ha solicitado, tanto en Jerusalén como aquí, gritando a voces que no lo dejase vivir más. 25 Pero yo consideré que no había hecho nada digno de muerte; y como él mismo apeló a Augusto, determiné enviárselo. 26 Nada tengo de cierto que comunicar a mi señor de lo que a él respecta. Por lo cual lo he presentado ante vosotros, y especialmente ante ti, oh rey Agripa, para que cuando hayas examinado su caso, yo tenga algo que escribir. 27 Porque me parece ilógico enviar a un preso sin indicar también los cargos que hay contra él.