Apocalipsis 9
Visualización :
Quinta trompeta
Primera desgracia: el pozo del abismo
Éxodo 10:12-15; Joel 2:1-11
1 El quinto ángel tocó la trompeta; y vi una estrella que había caído del cielo a la tierra; y le fue dada la llave del pozo del abismo. 2 Y abrió el pozo del abismo; y subió humo del pozo, como el humo de un gran horno; y fueron oscurecidos el sol y el aire a causa del humo del pozo. 3 Del humo salieron langostas sobre la tierra, y les fue dado poder como tienen poder los escorpiones de la tierra. 4 Y se les mandó no hacer daño a la hierba de la tierra, ni a toda cosa verde, ni a ningún árbol, sino solo a los hombres que no tenían el sello de Dios en sus frentes. 5 No les fue permitido matarlos, sino atormentarlos durante cinco meses; y su tormento era como el tormento del escorpión, cuando hiere a un hombre. 6 Y en aquellos días los hombres buscarán la muerte y no la hallarán; desearán morir, pero la muerte huirá de ellos. 7 El aspecto de las langostas era semejante a caballos preparados para la guerra; había sobre sus cabezas como coronas semejantes al oro; sus rostros eran como rostros de hombres. 8 Tenían cabello como cabello de mujeres; y sus dientes eran como dientes de leones. 9 Tenían corazas como corazas de hierro; y el ruido de sus alas era como el ruido de muchos carros de caballos, que corren al combate. 10 Tenían colas semejantes a los escorpiones, y aguijones; y en sus colas tenían el poder para hacer daño a los hombres cinco meses. 11 Tenían sobre ellas por rey al ángel del abismo; su nombre en hebreo es Abadón, y en griego tiene por nombre Apolión. 12 El primer ay pasó; he aquí que siguen dos ayes después de esto.
Sexta trompeta
Segunda desgracia: invasión de un gran ejército
Isaías 5:26-30; Amós 4:6-12
13 El sexto ángel tocó la trompeta; y oí una voz procedente de los cuatro cuernos del altar de oro que estaba delante de Dios, 14 que decía al sexto ángel que tenía la trompeta: Suelta a los cuatro ángeles que están atados junto al gran río Éufrates. 15 Y fueron soltados los cuatro ángeles que habían sido preparados para la hora, día, mes y año, a fin de matar a la tercera parte de los hombres. 16 Y el número de los ejércitos de a caballo era doscientos millones; oí el número de ellos. 17 Así vi los caballos en la visión y a sus jinetes, que tenían corazas de color de fuego, y de color de jacinto, y de azufre; y las cabezas de los caballos como cabezas de leones; y de sus bocas salían fuego, humo y azufre. 18 La tercera parte de los hombres murió por estas tres plagas; por el fuego, el humo y el azufre que salían de su boca. 19 Porque el poder de los caballos está en su boca y en sus colas; porque sus colas son semejantes a serpientes, que tienen cabezas; y con estas hacen daño. 20 Y el resto de los hombres, los que no murieron con estas plagas, no se arrepintieron de las obras de sus manos; no dejaron de adorar a los demonios, a los ídolos de oro, de plata, de bronce, de piedra y de madera; que ni pueden ver, ni oír, ni andar; 21 y no se arrepintieron de sus homicidios, ni de sus hechicerías, ni de su fornicación, ni de sus hurtos.