2 Corintios 11
Visualización :
Autenticidad del ministerio de Pablo frente a sus adversarios
Mateo 7:15-20; Romanos 16:17-18; 2 Corintios 12:11-15; Gálatas 1:6-9; 4:9-20
1 ¡Ojalá que me soportarais un poco de insensatez! Sí, en verdad, ¡soportadme! 2 Porque estoy celoso por vosotros, con celos de Dios; pues os he prometido a un solo esposo, para presentaros como virgen pura a Cristo. 3 Pero temo que de algún modo, como la serpiente con su astucia engañó a Eva, vuestros pensamientos sean corrompidos y se aparten de la sencillez hacia Cristo. 4 Porque si alguien viene predicando a otro Jesús distinto del que os hemos predicado, o si recibís un espíritu diferente del que recibisteis, o un evangelio diferente del que aceptasteis, bien lo toleráis. 5 Porque considero que en nada soy inferior a los más eminentes apóstoles. 6 Y si bien soy indocto en el hablar, no lo soy en conocimiento; como os lo hemos demostrado en todo y de todas las maneras. 7 ¿Cometí pecado, humillándome para que vosotros fueseis enaltecidos, porque os prediqué de balde el evangelio de Dios? 8 He despojado a otras iglesias, recibiendo salario de su parte para serviros a vosotros. 9 Cuando estaba entre vosotros y me faltaban recursos, no fui carga a nadie; porque mi necesidad la suplieron los hermanos que vinieron de Macedonia; en todo me guardé y me guardaré de seros carga. 10 Es una verdad de Cristo en mí, que no se me impedirá esta gloria en las regiones de Acaya. 11 ¿Por qué? ¿Porque no os amo? ¡Dios lo sabe! 12 Pero lo que hago, lo seguiré haciendo, para quitar el pretexto de aquellos que desean ser hallados semejantes a nosotros en aquello que se glorían. 13 Porque estos son falsos apóstoles, obreros fraudulentos, que se disfrazan de apóstoles de Cristo. 14 Y no tiene nada de extraño, porque el mismo Satanás se disfraza de ángel de luz. 15 Así que no es gran cosa si sus ministros se disfrazan de ministros de justicia; cuyo fin será conforme a sus obras.
Los sufrimientos soportados por el apóstol
Hechos 20:18-27; 1 Corintios 4:8-13; 15:10, 30-32; 2 Corintios 4:9-13; 6:3-10
16 Digo otra vez: Que nadie me tenga por insensato; pero si no es así, aun como a un insensato recibidme, para que yo también me gloríe un poco. 17 Lo que digo, no lo digo según el Señor, sino como con insensatez, con la confianza de tener de qué gloriarme. 18 Y dado que muchos se glorían según la carne, yo voy a gloriarme también. 19 Vosotros siendo prudentes, con agrado soportáis a los insensatos. 20 Porque soportáis si alguno os esclaviza, si os devora, si se aprovecha de vosotros, si os trata con altivez, si os da de bofetadas. 21 Para vergüenza mía lo digo, que hemos sido débiles. Pero en lo que alguien tenga osadía (hablo con insensatez), yo la tengo también. 22 ¿Son hebreos? Yo también. ¿Son israelitas? Yo también. ¿Son descendientes de Abraham? Yo también. 23 ¿Son ministros de Cristo? (Hablo como quien ha perdido el juicio.) Yo más; en trabajos más abundante, en cárceles con más frecuencia, en azotes con exceso, en peligro de muerte muchas veces. 24 Cinco veces recibí de los judíos cuarenta azotes menos uno; 25 tres veces fui azotado con varas; una vez apedreado; tres veces naufragué; pasé un día y una noche en lo profundo del mar; 26 en viajes, muchas veces; en peligros de ríos, peligros de ladrones, peligros de mis compatriotas, peligros de los gentiles, peligros en la ciudad, peligros en el desierto, peligros en el mar, peligros entre falsos hermanos; 27 en trabajo arduo y fatiga, con muchos desvelos, hambre y sed, muchas veces sin comer, con frío y desnudez. 28 Aparte de estas circunstancias externas, hay lo que me oprime cada día, la solicitud por todas las iglesias. 29 ¿Quién es débil, que yo no sea débil también? ¿Quién está escandalizado, sin que yo arda de indignación? 30 Si es necesario gloriarse, me gloriaré en las cosas propias de mi debilidad. 31 El Dios y Padre del Señor Jesús, quien es bendito eternamente, sabe que no miento. 32 En Damasco, el gobernador del rey Aretas guardaba la ciudad de los damascenos para prenderme; 33 pero fui descolgado por la pared en un canasto, por una ventana, y escapé de sus manos.