2 Pedro 3
Visualización :
En los últimos días
Isaías 41:6; Mateo 24:37-38; 2 Tesalonicenses 1:7-10; Judas 17-23; Apocalipsis 20:11
1 Amados, esta es la segunda epístola que os escribo; en ambas busco despertar con advertencias vuestro limpio entendimiento, 2 para que recordéis las palabras dichas antes por los santos profetas, y el mandamiento del Señor y Salvador enseñado por vuestros apóstoles;
Los falsos maestros
3 sabed, ante todo, que en los últimos días vendrán burladores, andando según sus propias concupiscencias, 4 y diciendo: ¿Dónde está la promesa de su advenimiento? Porque desde el día en que los padres durmieron, todo permanece como desde el principio de la creación. 5 Porque voluntariamente olvidan esto: que por la palabra de Dios fueron hechos antiguamente los cielos, y la tierra que proviene del agua y subsiste en medio del agua, 6 mediante la cual el mundo de entonces pereció anegado en agua. 7 Pero los cielos y la tierra de ahora, por la misma palabra son reservados para el fuego, guardados para el día del juicio y de la destrucción de los hombres impíos. 8 Pero no olvidéis, amados, que ante el Señor° un día es como mil años, y mil años como un día.
La promesa de la venida del Señor
9 El Señor° no retarda su promesa, como algunos lo piensan; sino que es paciente con vosotros, no queriendo que ninguno perezca, sino que todos vengan al arrepentimiento. 10 Pero el día del Señor° vendrá como ladrón; los cielos con gran estruendo desaparecerán, y los elementos, ardiendo, serán disueltos; la tierra y las obras que hay en ella serán quemadas.
Nuevo llamado a la santidad
11 Puesto que todas estas cosas han de ser disueltas, ¡qué clase de personas es necesario que seáis en santa conducta y piedad, 12 esperando y apresurando la venida del día de Dios, en el cual los cielos encendidos serán disueltos, y los elementos quemados se derretirán! 13 Pero, según su promesa, esperamos nuevos cielos y una tierra nueva, en los cuales habita la justicia. 14 Por lo cual, amados, esperando estas cosas, sed diligentes para ser encontrados por él sin mancha, irreprensibles, en paz.
La paciencia del Señor es como salvación
15 Y considerad la paciencia de nuestro Señor como salvación; como también nuestro amado hermano Pablo os ha escrito conforme a la sabiduría que le ha sido dada; 16 como también en todas sus epístolas, hablando en ellas de estas cosas; en las cuales hay algunas cosas difíciles de entender, que los ignorantes e inconstantes tuercen, como también las demás Escrituras, para su propia destrucción.
Últimas recomendaciones
17 Vosotros, pues, amados, conociéndolo de antemano, guardaos; no sea que arrastrados por el error de los inicuos, caigáis de vuestra propia firmeza. 18 Antes bien, creced en la gracia y el conocimiento de nuestro Señor y Salvador Jesucristo. A él sea la gloria, ahora y hasta el día de la eternidad.