Lucas 22
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La conspiración contra Jesús
Mateo 26:1-16; Marcos 14:1-16
1 Se acercaba la fiesta de los ázimos, que se llama la Pascua. 2 Los jefes de los sacerdotes y los escribas buscaban cómo matarlo; porque temían al pueblo.
La traición de Judas
3 Entonces entró Satanás en Judas, llamado Iscariote, que era uno de los doce; 4 y fue a tratar con los jefes de los sacerdotes y los capitanes del templo, de cómo él lo entregaría. 5 Ellos se alegraron y acordaron darle dinero. 6 Él se comprometió y buscaba una ocasión para entregarlo, sin la presencia de la multitud.
La institución de la Cena
Mateo 26:17-29; Marcos 14:12-25; 1 Corintios 11:23-29
7 Llegó el día de los ázimos, en el que se debía sacrificar la Pascua. 8 Jesús envió a Pedro y a Juan, diciéndoles: Id, preparadnos la Pascua, para que la comamos. 9 Ellos le preguntaron: ¿Dónde quieres que la preparemos? 10 Él les respondió: Mirad, al entrar en la ciudad, os saldrá al encuentro un hombre que lleva un cántaro de agua; seguidle hasta la casa donde entre; 11 y diréis al dueño de la casa: El Maestro te dice: ¿Dónde está la habitación en la que comeré la Pascua con mis discípulos? 12 Él os mostrará una gran habitación alta, ya dispuesta; preparadla allí. 13 Ellos fueron y lo hallaron como él les había dicho; y prepararon la Pascua.
14 Cuando llegó la hora, se sentó a la mesa y los doce apóstoles con él. 15 Y les dijo: Mucho he deseado comer con vosotros esta Pascua, antes de que yo padezca; 16 porque os digo que nunca más la comeré, hasta que sea cumplida en el reino de Dios. 17 Tomó una copa y tras dar gracias, dijo: Tomad esto y repartidlo entre vosotros. 18 Porque os digo que no beberé en adelante del fruto de la vid, hasta que venga el reino de Dios. 19 Tomó un pan y tras dar gracias, lo partió y les dio, diciendo: Esto es mi cuerpo, que por vosotros es dado. Haced esto en memoria de mí. 20 Tomó también la copa, después de cenar, diciendo: Esta copa es el nuevo pacto en mi sangre, que por vosotros es derramada. 21 Pero he aquí la mano del que me entrega está conmigo en la mesa. 22 Porque en verdad el Hijo del hombre se va, según está determinado, pero ¡ay de aquel hombre por quien es entregado! 23 Ellos comenzaron a preguntarse unos a otros cuál de ellos sería el que iba a hacer esto.
¿Quién es el más grande?
Mateo 18:1-4; Marcos 10:35-45; Juan 13:2-17
24 También discutieron sobre quién de ellos sería estimado más importante. 25 Él les dijo: Los reyes de las naciones se enseñorean de ellas, y los que tienen autoridad sobre ellas son llamados bienhechores. 26 Pero no será así con vosotros; sino que el mayor de entre vosotros sea como el más joven, y el que dirige como el que sirve. 27 Porque ¿quién es más importante, el que se sienta a la mesa, o el que sirve? ¿No es el que se sienta a la mesa? Pero yo estoy entre vosotros como el que sirve. 28 Pero vosotros sois los que habéis permanecido conmigo en mis pruebas; 29 y yo os concedo un reino, como el Padre me lo concedió a mí; 30 para que comáis y bebáis a mi mesa en mi reino, y os sentéis sobre tronos, juzgando a las doce tribus de Israel.
Jesús predice la negación de Pedro
31 Dijo además el Señor: Simón, Simón, mira que Satanás os ha reclamado para cribaros como el trigo. 32 Pero yo he rogado por ti para que tu fe no desfallezca; y tú, cuando hayas vuelto a mí, fortalece a tus hermanos. 33 A lo que Pedro dijo: Señor, estoy dispuesto a ir contigo a la cárcel y a la muerte. 34 Él contestó: Te digo, Pedro, que el gallo no cantará hoy sin que hayas negado tres veces que me conoces. 35 Y les preguntó: Cuando os envié sin bolsa, alforja y sandalias, ¿os faltó algo? Y ellos dijeron: Nada. 36 Entonces les dijo: Pero ahora el que tiene bolsa, que la coja; también su alforja; y el que no tenga espada, que venda su capa y la compre. 37 Porque os digo que esto que está escrito debe cumplirse en mí: «Y con los inicuos fue contado.» [Isaías 53:12] Porque lo que me concierne se acerca a su fin. 38 Le dijeron: ¡Señor, he aquí dos espadas! Y él les dijo: Basta.
Getsemaní
Mateo 26:36-46; Marcos 14:32-42; Juan 18:1-2
39 Saliendo, se fue, según su costumbre, al monte de los Olivos; y los discípulos también lo siguieron. 40 Cuando llegó al lugar, les dijo: Orad, para que no entréis en tentación. 41 Él se apartó de ellos a una distancia como de un tiro de piedra y oraba de rodillas, 42 diciendo: Padre, si quieres, aleja esta copa de mí; pero no se haga mi voluntad, sino la tuya. 43 Y le apareció un ángel del cielo que lo fortalecía. 44 En su angustioso combate oraba con mayor fervor; y su sudor llegó a ser como grandes gotas de sangre que caían sobre la tierra. 45 Levantándose de su oración fue a los discípulos y los halló dormidos de tristeza; 46 y les dijo: ¿Por qué dormís? Levantaos y orad, para que no caigáis en tentación.
El arresto de Jesús
Mateo 26:47-56; Marcos 14:43-50; Juan 18:3-12
47 Mientras él aún hablaba, llegó una multitud. El que se llamaba Judas, uno de los doce, iba delante de ellos y se acercó a Jesús para besarlo. 48 Pero Jesús le dijo: Judas, ¿con un beso entregas al Hijo del hombre? 49 Viendo entonces los que estaban con él lo que iba a suceder, dijeron: Señor, ¿heriremos con la espada? 50 Y uno de ellos hirió al siervo del sumo sacerdote, y le cortó la oreja derecha. 51 Pero Jesús les respondió: Soportad aún esto. Y tocándole la oreja, lo curó. 52 Dijo entonces Jesús a los jefes de los sacerdotes, a los capitanes del templo y a los ancianos que habían venido contra él: ¿Como contra un ladrón habéis salido con espadas y bastones? 53 Cada día yo estaba con vosotros en el templo, y no extendisteis las manos contra mí; pero esta es vuestra hora y el poder de las tinieblas.
La negación de Pedro
Mateo 26:57-75; Marcos 14:53-72; Juan 18:12-27
54 Entonces lo arrestaron, se lo llevaron y lo introdujeron en la casa del sumo sacerdote; y Pedro lo seguía de lejos. 55 Cuando encendieron un fuego en medio del patio y se sentaron juntos, Pedro se sentó en medio. 56 Una criada, al verlo sentado junto al fuego, lo miró fijamente y dijo: Este también estaba con él. 57 Pedro negó, diciendo: No lo conozco, mujer. 58 Poco después lo vio otro y dijo: Tú también eres de ellos. Y Pedro dijo: ¡Hombre! No lo soy. 59 Pasó como una hora, y otro insistió, diciendo: De verdad que este estaba con él, porque también es galileo. 60 Pedro dijo: Hombre, no sé lo que dices. Y en ese momento, mientras hablaba, cantó un gallo. 61 Volviéndose el Señor, miró a Pedro. Y recordó Pedro la palabra del Señor, que le había dicho: Antes de que cante el gallo, hoy me negarás tres veces. 62 Y saliendo de allí, lloró amargamente.
63 Los hombres que tenían a Jesús se burlaban de él, golpeándolo; 64 y tapándole los ojos, le daban bofetadas y le preguntaban: Profetiza, ¿quién es el que te pegó? 65 Blasfemando, le decían muchas otras cosas.
Jesús ante el Sanedrín
66 Cuando amaneció, se reunió la asamblea de los ancianos del pueblo, los jefes de los sacerdotes con los escribas, y lo trajeron ante su Sanedrín, 67 diciendo: Si tú eres el Cristo, dínoslo. Pero él les respondió: Si os lo digo, no lo creeréis: 68 y aunque yo os pregunte, no me responderéis. 69 Pero de ahora en adelante el Hijo del hombre estará sentado a la derecha del poder de Dios. 70 Le preguntaron todos: ¿Eres tú, pues, el Hijo de Dios? Y les dijo: Vosotros mismos decís que soy. 71 Entonces dijeron: ¿Qué más necesidad tenemos de testimonio? Nosotros mismos lo oímos de su boca.