NARIZ
A - Nombre
˒ap (639, אף), «nariz; narices; rostro; ira; enojo». Este término general semítico tiene cognados en acádico, ugarítico, fenicio, arameo y arábigo. El vocablo se encuentra unas 277 veces en todos los períodos del hebreo de la Biblia.
La acepción fundamental del término es «nariz», un órgano del cuerpo humano. ˒Ap tiene este significado en singular, mientras que en plural se refiere a las «narices» por las que el aire se inhala y exhala: «Entonces Jehová Dios formó al hombre del polvo de la tierra. Sopló en su nariz aliento de vida, y el hombre llegó a ser un ser viviente» (Gén. 2:7 RVA: primer caso en la Biblia).
En otros contextos el ˒ap plural se refiere a «todo el rostro»: Dios maldijo a Adán diciendo: «Con el sudor de tu rostro comerás el pan hasta que vuelvas a la tierra» (Gén. 3:19). Esta expresión a menudo se encuentra en la frase «inclinar el rostro a tierra»: «Entonces llegaron los hermanos de José y se postraron ante él con el rostro a tierra» (Gén. 42:6 RVA).
El modismo «largura de rostro o narices» expresa «sufrido, paciente». Se aplica tanto a Dios como a los hombres: «El Señor, el Señor, Dios compasivo y clemente, lento para la ira [lit. «corto de rostro o narices»] y abundante en misericordia y verdad» (Éx. 34:6 LBA). La expresión idiomática contraria, que se traduce «pronto para la ira», significa literalmente «corto de rostro o narices». El modismo sugiere un rostro cambiante y un carácter caprichoso. En Prov. 14:17 se usa esta expresión en forma más enfática aún: «El hombre pronto a la ira [«irascible» RVA] obra neciamente, y el hombre de malos designios es aborrecido» (LBA). La frase paralela, «hombre malicioso» (RVA), apoya la precisión de esta traducción. ˒Ap evidentemente significa algo malo delante de Dios.
Por último, la forma dual puede significar «ira» (aunque solo en 4 pasajes): «Ciertamente el que bate la leche sacará mantequilla, y el que recio se suena las narices sacará sangre; y el que provoca la ira causará contienda» (Prov. 30:33; cf. Éx. 15:8).
Unas 25 veces la forma singular del término quiere decir «nariz». En Núm. 11:19-20 el vocablo se refiere a una nariz humana: «Comeréis… todo un mes, hasta que os salga por las narices y os sea aborrecible» (LBA). Queda claro en Isa. 2:22 que el vocablo indica el lugar en que se ubica el aliento (respiración): «Dejad de considerar al hombre, cuyo soplo de vida está en su nariz» (LBA). Si la traducción de LBA de ambos pasajes es apta, el primer caso se refiere a los dos huecos de la nariz, las «narices», mientras que el segundo caso parece referirse a toda la parte frontal de las fosas nasales (donde se percibe la respiración). Aunque el vocablo también puede aplicarse a la protuberancia en el rostro: «Te arrancarán la nariz y las orejas, y tu descendencia caerá a espada» (Ezeq. 23:25 RVA: cf. Cant. 7:4). ˒Ap se usa también con relación a las narices de animales. En Job 40:24 (RVA), Dios habla de una gran bestia marítima: «¿Lo atrapan cuando está vigilando? ¿Le perforan la nariz con garfios?»
El término puede usarse antropomórficamente en cuanto a Dios. Pasajes como Deut. 4:15-19 ponen en claro que Dios es Espíritu (Juan 4:24) y que no tiene cuerpo como los seres humanos. No obstante, hablando en sentido figurado se puede decir: «Ellos enseñarán tus juicios a Jacob, y tu ley a Israel. Pondrán delante de ti [lit. «en tus narices»] el incienso y sobre tu altar la ofrenda del todo quemada» (Deut. 33:10 RVA; cf. Sal. 18:8, 15). La expresión idiomática «con la nariz en alto» quiere decir «altivo»: «El malvado levanta insolente la nariz [«por la altivez de su rostro» RVR], y no da lugar a Dios en sus pensamientos» (Sal. 10:4 NVI).
La forma singular a menudo quiere decir «enojo» o «ira». Esta acepción aparece por primera vez en Gén. 30:2 (RVA): «Entonces se encendió la ira de Jacob contra Raquel». Este significado se aplica a Dios en sentido figurado, atribuyéndole emociones humanas (antropopatismo). Dios es infinito, eterno e inmutable y la ira es una emoción que denota reacciones cambiantes (cf. Núm. 25:4); por tanto, Dios realmente no se enoja; más bien así es como los seres humanos lo perciben (cf. Prov. 29:8). Por último, el Espíritu de Dios puede apoderarse de una persona despertando una «ira» santa (Jueces 14:19; 1 Sam. 11:6).
B - Verbo
˒anap (599, אנף), «enojarse». Este verbo, que tiene cognados en la mayoría de las lenguas semíticas, aparece 39 veces en todos los períodos del hebreo bíblico. El verbo aparece en Isa. 12:1 (RVA): «¡Te doy gracias, oh Jehová! Aunque te enojaste contra mí».