FUERZA, POTENCIA

jayil (2428, חַיִִל), «fuerza; potencia, potencialidad; poder; riqueza; propiedad; capacidad; valentía; ejército; tropas; influencia; séquito». Cognados de esta palabra se han hallado en arameo, acádico, siríaco, arábigo y etiópico. Se encuentra en todos los períodos del hebreo bíblico unas 245 veces.

Primero, el vocablo significa una facultad o «potencialidad», la capacidad de hacer o de producir. El término se usa en relación a la «fuerza» física, o sea, la «potencia» aplicada al plano corporal: «Si se embota el hacha y no es afilada, hay que añadir más esfuerzo» (Ecl. 10:10). Con cierta frecuencia el término aparece en un contexto marcial. Se trata de la «fuerza» física, de la «potencia» y capacidad de desempeñarse bien en el campo de batalla. Esta idea se aplica a hombres en 1 Sam. 2:4: «Los arcos de los fuertes son quebrados, pero los que tropiezan se ciñen de poder» (RVA; cf. Sal. 18:32, 39). El vocablo se usa para hablar de un corcel en Sal. 33:17. Una aplicación interesante de jayil se da en Núm. 24:17-18, donde Balaam profetizó la destrucción de Moab y de Edom a manos de Israel: «También Edom será conquistada; Seir será conquistada por sus enemigos. Pero Israel hará proezas» (v. 18 RVA). La descripción en este pasaje es dinámica; algo está pasando. La última oración podría traducirse: «Israel se desempeña con fuerza» (es decir, «poderosamente»).

Segundo, jayil quiere decir «riqueza, propiedad». Este matiz de la palabra enfatiza lo que demuestra la «capacidad» o «potencialidad», la riqueza o bienes [en castellano, «pudiente» proviene de «poder»]. Leví, Simeón y sus seguidores atacaron a los habitantes de Siquem: «Llevaron cautivos a todos sus niños y a sus mujeres, y saquearon todos sus bienes y todo lo que había en las casas» (Gén. 34:29 RVA: primera mención del término). En Núm. 31:9 jayil parece tener una acepción más restringida porque incluye todas las posesiones de los madianitas sin contar las mujeres, los niños, el ganado y los rebaños. Cuando este matiz del término se junta con el vocablo hebreo «hacer» la frase resultante significa «hacerse rico» o «hacer riquezas» (cf. Deut. 8:18; Rut 4:11). Esto es en contraste marcado con el énfasis de la misma construcción en Núm. 24:18. Jayil indica «riqueza» en Joel 2:22, lo cual se describe como el producto de la «potencialidad» (capacidad) de un árbol de producir fruto.

Tercero, varios pasajes usan el término en el sentido de «capaz». En Gén. 47:6 se destaca plenamente la capacidad de realizar bien un trabajo: «La tierra de Egipto está a tu disposición. En lo mejor de la tierra haz habitar a tu padre y a tus hermanos; que habiten en la tierra de Gosén, y si sabes que hay hombres capaces entre ellos, ponlos a cargo de mi ganado» (LBA). El mismo vocablo puede describir las habilidades domésticas de las mujeres. Se habla de Rut como de una mujer capaz, por tanto buena esposa o capaz de serlo (Rut 3:11; cf. Prov. 12:4). Aplicado a los varones, jayil a veces destaca su capacidad de conducirse bien en batalla y también de ser leales a sus comandantes (1 Sam. 14:52 RVA; 1 Reyes 1:42). En este contexto, el vocablo se puede traducir como «valiente»: «Había guerra encarnizada contra los filisteos durante todo el tiempo de Saúl. Cuando Saúl veía algún hombre valiente o esforzado, lo añadía a los suyos» (1 Sam. 14:52; cf. Núm. 24:18; 1 Sam. 14:48).

Cuarto, el término a veces quiere decir «ejército»: «Yo endureceré el corazón del faraón, para que los siga; entonces seré glorificado en el faraón y en todo su ejército» (Éx. 14:4 RV-95). El vocablo puede también usarse en el sentido de tropas, a saber, una combinación de muchos individuos. Como un aspecto de esta idea la palabra puede representar los miembros de un ejército distribuido para realizar ciertas (o diferentes) funciones. Josafat «puso tropas en todas las ciudades fortificadas de Judá, y puso destacamentos en la tierra de Judá» (2 Cr. 17:2 RVA). Encontramos el mismo énfasis en 1 Reyes 15:20: «Benhadad… envió contra las ciudades de Israel a los jefes de sus ejércitos» (RVA).

Quinto, jayil a veces se refiere a «séquito» la clase alta que, como en todos los sistemas feudales, era a la misma vez soldados, pudientes e influyentes; Sanbalat «habló delante de sus hermanos y del ejército de Samaria» (Neh. 4:2, «los ricos de Samaria» LBA»), es decir, en la corte real. Con la reina de Sabá viajó a Jerusalén un gran séquito de gente de clase alta de su país: «Vino a Jerusalén con un gran séquito» (1 Reyes 10:29 RVA).

gebûrah (1369, גְבורָָה), «potencia, fortaleza». Este nombre se encuentra 61 veces en el Antiguo Testamento hebraico y predomina en los libros poéticos y en Isaías y Jeremías. Aparece por primera vez en Éx. 32:18: «No es voz de alaridos de fuertes [«vencedores» NRV], ni voz de alaridos de débiles; voz de cantar oigo yo» (RVR).

El significado primario de gebûrah es «poder, potencia o fuerza». Algunos animales se les conoce por su «fuerza», como los caballos (Sal. 147:10) o cocodrilos (Job 41:4). El hombre también demuestra su «fuerza» con actos de heroísmo (Jueces 8:21), así como de guerra (Isa. 3:25). El poderoso régimen de David se describe como un «reino de gebûrah» (1 Cr. 29:30; «su reinado, y su poder» RVR). Debido a que se necesitaba tener fuerza física y sabiduría para ser un líder, estas dos cualidades aparecen unidas: «Míos son el consejo y el buen juicio; míos son el entendimiento y el poder» (Prov. 8:14 NVI). Miqueas también, lleno del Espíritu Santo, dijo: «Mas yo estoy lleno del poder del Espíritu de Jehová, y de juicio, y de fuerza, para denunciar a Jacob su rebelión, y a Israel su pecado» (Miq. 3:8 RVR). Al referirse a las expectativas mesiánicas, los profetas proyectaron el papel especial del Mesías como una demostración de «poder» y «consejo»: «Sobre Él reposará el Espíritu de Jehovah: espíritu de sabiduría y de inteligencia, espíritu de consejo y de fortaleza, espíritu de conocimiento y de temor de Jehová» (Isa. 11:2 RVA).

Los Salmos atribuyen «poderío» o «fortaleza» a Dios. Estas caracterizaciones se encuentran, ya sea en el contexto de la alabanza «Tú, con tu poder, formaste las montañas, desplegando tu potencia» (Sal. 65:6 NVI), o en un contexto de oración: «Sálvame Dios, por tu nombre, defiéndeme con tu poder» (Sal. 54:1 NVI). El «poder» del Señor es una manifestación de su sabiduría: «Con Dios están la sabiduría y el poder; suyo es el consejo y el entendimiento» (Job 12:13 RVA). En su forma plural gebûrah denota los grandes hechos de Dios de antaño: «Oh Señor Dios, tú has comenzado a mostrar a tu siervo tu grandeza y tu mano poderosa; porque ¿qué dios hay en los cielos o en la tierra que pueda hacer obras y hechos tan poderosos como los tuyos?» (Deut. 3:24 LBA).

La Septuaginta ofrece las siguientes traducciones: dunasteis («gobernante, soberano; oficial de la corte»); ischus («fuerza; poder; potencia»); dunamis («poder; fuerza; potencia; capacidad»).

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