FUEGO

˒esh (784, אֵֵש), «fuego». Hay cognados de este vocablo en ugarítico, acádico, arameo y etiópico. Los 378 casos de este término están diseminados por todos los períodos del hebreo bíblico.

El primer caso ˒esh denota la presencia de Dios como una «antorcha ardiente»: «Y sucedió una vez que el sol se puso y hubo oscuridad que he aquí, apareció un horno humeante, y una antorcha ardiendo» (Gén. 15:17 RVA). El «fuego» era el instrumento por el que una ofrenda se transformaba en humo, que subiendo al cielo simbolizaba que Dios aceptaba la ofrenda (Lev. 9:24). Dios también podía consumir a las personas con el «fuego del juicio» (Núm. 11:1; Sal. 89:46). Una diversidad de objetos se quemarían como señal de total destrucción y juicio divino (Éx. 32:20).

A menudo, en las teofanías, el «fuego» simbolizaba la presencia de Dios (Éx. 3:2). Por eso se le llama a veces «fuego consumidor» (Éx. 24:17).

El nombre ˒ishsheh, que significa «una ofrenda quemada», se deriva de ˒esh.

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