ATAR
˒asar (631, אסַַר), «atar, aprisionar, amarrar, ceñir, uncir, ligar». Este es un término semítico común que se encuentra tanto en el acádico antiguo y ugarítico como durante toda la historia de la lengua hebraica. Las formas verbales del vocablo aparecen unas 70 veces en el Antiguo Testamento. La primera vez que se usa ˒asar en el texto hebraico es en Gén. 39:20, que relata cómo «aprisionaron» a José después que la mujer de Potifar lo calumnió.
Término común para «atar» o «amarrar» por cuestiones de seguridad, ˒asar se usa a menudo en relación con caballos y asnos (2 Reyes 7:10). Los bueyes se «uncen» a carros (1 Sam. 6:7, 10; «enyugar» NBE). Es frecuente el uso de ˒asar en el sentido de «atar» a prisioneros con cuerdas y grillos (Gén. 42:24; Jueces 15:10, 12-13). Sansón engañó a Dalila, cuando esta buscaba el secreto de sus fuerzas, diciéndole que debía «atarle» con cuerdas de mimbre verde (Jueces 16:7) y nuevas (Jueces 16:11), ninguno de lo cual consiguió sujetarle.
En un sentido abstracto ˒asar se refiere a quienes están «atados» espiritualmente (Sal. 146:7; Isa. 49:9; 61:1), o a un hombre que se siente «cautivado» emocionalmente por los cabellos de una mujer (Cant. 7:5). Es sorprendente, pero el uso figurado del término como obligación de «atar» [«ligar» RV, «comprometerse» BJ, BLA] a un voto o juramento se halla únicamente en Núm. 30, donde, sin embargo, aparece varias veces (Núm. 30:3, 5-6, 8-9, 11-12).