ASERA
˒asherah (842, אֲשֵרָָה), «Asera; Aserim (pl.)». Este nombre, que tiene un cognado ugarítico, aparece primero en la Biblia en pasajes que anteceden el asentamiento en Palestina. Sin embargo, el término es más frecuente, por lo general, en la literatura histórica. De los 40 casos, 4 están en el código legal de Israel, 4 en Jueces, 4 en los libros proféticos y el resto en 1 Reyes y 2 Crónicas.
El ˒asherah era un objeto cúltico que representaba la presencia de la diosa cananea Asera. Cuando el pueblo de Israel entró a Palestina, debían guardarse totalmente de las religiones idolátricas de sus habitantes. Es más, Dios les ordenó: «Derribaréis sus altares y quebraréis sus estatuas, y cortaréis sus imágenes de Asera [˒asherim]» (Éx. 34:13). Su objeto cúltico estaba hecho de madera (Jueces 6:26; 1 Reyes 14:15) y debía quemarse (Deut. 12:3). Algunos estudiosos opinan que este era un palo o poste sagrado que se levantaba cerca de los altares a Baal. Puesto que solo había una diosa con el nombre de ˒asherah, su forma plural (˒asherim) probablemente se refiera a varios palos.
La diosa se llama ˒Asherah: «Envía, pues, ahora y congrégame a todo Israel en el monte Carmelo, y los cuatrocientos cincuenta profetas de Baal, y los cuatrocientos profetas de Asera (los ˒asherim), que comen a la mesa de Jezabel» (1 Reyes 18:19). Los cananeos creían que Asera gobernaba el mar, era la madre de todos los dioses, incluyendo a Baal, de quien a veces era enemigo mortal. Aparentemente, la mitología de Canaán colocó a Asera como consorte de Baal, quien desplazó al supremo dios El. Por lo tanto, sus objetos sagrados (palos) se encontraban junto a los altares de Baal y ella se adoraba junto con él.