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1 Tesalonicenses
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Capítulo 1
Destinatarios y saludo
1 Pablo, Silvano y Timoteo, a la iglesia de los tesalonicenses en Dios Padre y en el Señor Jesucristo: Gracia y paz a vosotros.
La fe de los tesalonicenses
Filipenses 1:3-6; Colosenses 1:3-8
2 Damos siempre gracias a Dios por todos vosotros, haciendo mención de vosotros en nuestras oraciones, 3 recordando sin cesar vuestra obra de fe, vuestro trabajo de amor y la paciencia de vuestra esperanza en nuestro Señor Jesucristo, delante del Dios y Padre nuestro; 4 sabiendo, hermanos amados por Dios, vuestra elección. 5 Porque nuestro evangelio no llegó a vosotros solo en palabras, sino también en poder, en el Espíritu Santo y en mucha certidumbre; y sabéis qué clase de personas éramos entre vosotros a causa de vosotros. 6 Y vosotros llegasteis a ser imitadores nuestros y del Señor, recibiendo la palabra en medio de mucha aflicción, con el gozo del Espíritu Santo, 7 hasta llegar a ser modelos para los creyentes de Macedonia y Acaya. 8 Porque a partir de vosotros ha resonado la palabra del Señor, no solo en Macedonia y Acaya, sino que en todo lugar vuestra fe se ha divulgado, de modo que nosotros no tenemos necesidad de decir algo; 9 porque ellos mismos cuentan de nosotros de qué manera nos acogisteis, y cómo os volvisteis de los ídolos a Dios, para servir al Dios vivo y verdadero, 10 y para esperar de los cielos a su Hijo, al que ha resucitado de entre los muertos, a Jesús quien nos libra de la ira venidera.
Capítulo 2
El Evangelio anunciado en Tesalónica
Hechos 20:18-21, 31-35; 2 Corintios 6:3-10; 12:12-15
1 Porque vosotros mismos sabéis, hermanos, que nuestra visita a vosotros no ha resultado vana; 2 sino que tras padecer y ser maltratados en Filipos, como sabéis, cobramos confianza en nuestro Dios para anunciaros el evangelio de Dios entre mucha lucha. 3 Porque nuestra exhortación no procede del error, ni de impureza, ni con engaño; 4 sino que según hemos sido aprobados por Dios, para que se nos confiara el evangelio, así hablamos, no como agradando a los hombres, sino a Dios que prueba nuestros corazones. 5 Porque nunca vinimos a vosotros con palabras aduladoras, como sabéis; ni con pretexto de avaricia; Dios es testigo; 6 ni buscamos gloria procedente del hombre, ni de parte vuestra, ni de otros; aunque como apóstoles de Cristo hubiéramos podido seros una carga. 7 Al contrario, fuimos amables en medio de vosotros, como la nodriza que cuida con ternura a sus propios hijos; 8 así, teniendo un tierno afecto por vosotros, queríamos comunicaros no solo el evangelio de Dios, sino también nuestras mismas vidas, por cuanto llegasteis a sernos muy queridos. 9 Porque os acordáis, hermanos, de nuestra fatiga y dura labor; cómo trabajando noche y día para no ser una carga a ninguno de vosotros, os predicamos el evangelio de Dios. 10 Vosotros sois testigos, y Dios, que nuestra conducta para con vosotros los creyentes ha sido santa, justa e irreprochable; 11 y también sabéis cómo, tratando a cada uno de vosotros como un padre a sus propios hijos, os hemos exhortado, consolado 12 y testificado para que andéis como es digno de Dios, que os llama a su reino y gloria.
Nuevo elogio a la fe de los tesalonicenses
Mateo 23:29-38; 1 Tesalonicenses 1:6-10; 2 Tesalonicenses 1:4-5
13 Por esto también damos gracias a Dios sin cesar, de que al recibir la palabra del mensaje de Dios por parte nuestra, la aceptasteis no como palabra de hombres, sino tal como es en verdad, la palabra de Dios, la cual también obra en vosotros que creéis. 14 Porque vosotros, hermanos, llegasteis a ser imitadores de las iglesias de Dios en Cristo Jesús que están en Judea; porque vosotros habéis padecido las mismas cosas de vuestros propios compatriotas, como también ellos de los judíos; 15 los cuales mataron tanto al Señor Jesús como a los profetas, y a nosotros nos expulsaron. Estos no agradan a Dios, y se oponen a todos los hombres, 16 impidiéndonos hablar a los gentiles para que se salven, siempre colmando la medida de sus pecados. Pero la ira sobre ellos ha llegado a su extremo.
La misión de Timoteo
Hechos 17:14-16; 14:22; 18:5; Romanos 1:9-13
17 En cuanto a nosotros, hermanos, que fuimos separados de vosotros por algún tiempo, de vista pero no de corazón, procuramos con mucho deseo ver vuestro rostro, 18 porque deseábamos ir a veros, yo mismo, Pablo, una y otra vez, pero Satanás nos lo impidió. 19 Porque ¿cuál es nuestra esperanza, o gozo, o corona en que nos gloriamos? ¿No lo sois vosotros delante de nuestro Señor Jesucristo en su venida? 20 Porque vosotros sois nuestra gloria y nuestro gozo.
Capítulo 3
Timoteo en Tesalónica
1 Por lo cual, no soportándolo más, nos pareció bien quedarnos solos en Atenas. 2 Y enviamos a Timoteo, nuestro hermano y colaborador de Dios en el evangelio de Cristo, para fortaleceros y exhortaros en vuestra fe; 3 para que nadie sea perturbado por estas aflicciones; porque vosotros mismos sabéis que a esto estamos destinados. 4 Porque cuando aún estábamos con vosotros, os predecíamos: Vamos a padecer aflicciones, así como sucedió y sabéis. 5 Por eso también yo, no pudiendo soportar más, envié para informarme de vuestra fe, por temor a que el tentador os hubiese tentado, y que nuestro trabajo fuese en vano.
Acción de gracias por las noticias traídas por Timoteo
6 Pero ahora que Timoteo ha vuelto de vosotros a nosotros, y nos ha dado buenas noticias de vuestra fe y amor, que siempre tenéis un buen recuerdo de nosotros, que deseáis vernos, como nosotros también deseamos veros a vosotros, 7 por eso, hermanos, respecto a vosotros fuimos consolados, en todo nuestro aprieto y aflicción, por medio de vuestra fe; 8 porque ahora vivimos, si vosotros estáis firmes en el Señor. 9 Porque ¿qué acción de gracias podemos dar a Dios por causa vuestra, por todo el gozo con que nos gozamos por motivo de vosotros en presencia de nuestro Dios, 10 insistiendo en nuestras oraciones de noche y de día para poder ver vuestro rostro y completar las deficiencias de vuestra fe?
Oración
11 Que nuestro mismo Dios y Padre, y nuestro Señor Jesús, dirija nuestro camino hacia vosotros. 12 Y el Señor os haga crecer y abundar en amor, los unos para con los otros, y para con todos, así como también nosotros para con vosotros; 13 para fortalecer vuestros corazones, sin reproche en santidad delante de nuestro Dios y Padre, en la venida de nuestro Señor Jesús con todos sus santos.
Capítulo 4
La vida que agrada a Dios: pureza y amor fraternal
1 Corintios 6:13-20; Efesios 5:3-8; 1 Pedro 1:14-16, 22; 4:1-5
1 Por lo demás, hermanos, os rogamos y exhortamos en el Señor Jesús, que de la manera que aprendisteis de nosotros cómo debéis andar y agradar a Dios (y es así como andáis), que abundéis más. 2 Porque sabéis qué instrucciones os dimos en el nombre del Señor Jesús. 3 Porque la voluntad de Dios es vuestra santidad; que os abstengáis de la fornicación, 4 que cada uno de vosotros sepa poseer su propio cuerpo en santidad y honor, 5 no bajo la pasión de lujuria, como los gentiles que no conocen a Dios; 6 que nadie se sobrepase y defraude a su hermano en este asunto; porque el Señor es el vengador acerca de todas estas cosas, como también os lo dijimos y testificamos con antelación. 7 Porque no nos ha llamado Dios a impureza, sino a santificación. 8 Por tanto, el que esto rechaza, no rechaza al hombre, sino a Dios que os da su Espíritu Santo. 9 En cuanto al amor fraternal, no tenéis necesidad que yo os escriba; porque vosotros mismos habéis aprendido de Dios a amaros unos a otros; 10 porque en verdad lo hacéis para con todos los hermanos en toda Macedonia. Pero os exhortamos, hermanos, a que abundéis más; 11 y que os apliquéis a vivir apaciblemente, a ocuparos de vuestros asuntos, a trabajar con vuestras manos, como os lo encargamos; 12 para que andéis honestamente para con los de afuera, y no tengáis necesidad de nadie.
La resurrección de los creyentes y la venida del Señor
Mateo 24:30-51; Lucas 21:34-36; 1 Corintios 15:19-58
13 No queremos que ignoréis, hermanos, acerca de los que duermen, para que no os entristezcáis como los demás que no tienen esperanza. 14 Porque si creemos que Jesús murió y resucitó, así también Dios traerá con él a los que durmieron en Jesús. 15 Porque esto os lo decimos por palabra del Señor: Que nosotros los que vivimos, los que quedemos hasta el advenimiento del Señor, de ninguna manera precederemos a los que durmieron; 16 porque el Señor mismo con voz de mando, con voz de arcángel y con trompeta de Dios, descenderá del cielo, y los muertos en Cristo resucitarán primero. 17 Luego nosotros, los que vivamos, los que quedamos, seremos arrebatados con ellos en las nubes para el encuentro del Señor en el aire; y así estaremos siempre con el Señor. 18 Consolaos, pues, los unos a los otros con estas palabras.
Capítulo 5
Velar esperando el día del Señor
Mateo 24:36-51; Lucas 12:35-40; Romanos 13:11-14
1 Pero acerca de los tiempos y de las ocasiones, hermanos, no tenéis necesidad de que se os escriba. 2 Porque vosotros mismos sabéis con precisión que el día del Señor viene como ladrón en la noche. 3 Cuando estén diciendo: ¡Paz y seguridad!, entonces vendrá sobre ellos destrucción repentina, como el dolor de parto a la que está encinta; y no podrán escapar. 4 Pero vosotros, hermanos, no estáis en tinieblas, para que el día os sorprenda como ladrón; 5 porque todos vosotros sois hijos de la luz e hijos del día; no somos de la noche, ni de las tinieblas. 6 Así, pues, no durmamos como los demás, sino velemos y seamos sobrios. 7 Porque los que duermen, de noche duermen; y los que se embriagan, de noche se embriagan. 8 Pero nosotros, siendo del día, seamos sobrios, vestidos con la coraza de la fe y del amor, y, por casco, la esperanza de salvación; 9 porque Dios no nos ha destinado para la ira, sino para obtener la salvación por medio de nuestro Señor Jesucristo, 10 quien murió por nosotros, para que, ya sea que estemos despiertos, o que estemos dormidos, vivamos juntos con él. 11 Por lo cual, exhortaos unos a otros, y edificaos unos a otros, como también lo hacéis.
Recomendaciones finales
Romanos 12:17-21; Gálatas 6:1-2; Hebreos 13:7, 17
12 Os rogamos, hermanos, que apreciéis a los que trabajan entre vosotros, y os dirigen en el Señor, y os amonestan; 13 y que los estiméis altamente en amor, a causa de la obra de ellos. Vivid en paz entre vosotros. 14 Hermanos, os exhortamos: amonestad a los desordenados, animad a los desanimados, sostened a los débiles, tened paciencia con todos. 15 Mirad que nadie devuelva mal por mal; pero seguid siempre lo que es bueno entre vosotros, y para con todos. 16 Estad siempre gozosos. 17 Orad sin cesar. 18 Dad gracias en todo, porque tal es la voluntad de Dios en Cristo Jesús respecto de vosotros. 19 No apaguéis el Espíritu. 20 No despreciéis las profecías. 21 Examinadlo todo; retened lo bueno. 22 Absteneos de toda forma de mal.
Deseos y saludos
1 Corintios 1:8-9; 2 Corintios 13:12-13; Hebreos 13:20-21
23 Y el mismo Dios de paz os santifique por completo; y todo vuestro ser: espíritu, alma y cuerpo, sea conservado irreprensible para la venida de nuestro Señor Jesucristo. 24 Fiel es aquel que os llama, quien también así lo hará. 25 Hermanos, orad por nosotros. 26 Saludad a todos los hermanos con un beso santo. 27 Os conjuro por el Señor, que sea leída esta carta a todos los hermanos. 28 La gracia de nuestro Señor Jesucristo sea con vosotros.