Índice general
Distinción de prerrogativas y responsabilidades en relación con la vida de la Iglesia de Dios
: Autor Pierre COMBE 14
: TemaLa Iglesia o la Asamblea
«… para que pusieras en orden lo que quedaba por hacer…» (Tito 1:5).
1 - El Señor – Lo que solo le pertenece a él
- La adquirió, entregándose a sí mismo por ella (Ef. 5:25).
- Él la edificó, él es su fundamento (Mat. 16:18; 1 Cor. 3:11).
- Él es el centro de atracción (Mat. 18:20).
- En el presente, él la santifica, la purifica, la alimenta y la ama (Ef. 5:26-29).
- Él promete su presencia condicional (Mat. 18:20).
- Siendo glorificado, hizo dones a los hombres (Efe. 4:8).
- Él añade almas a la Iglesia cada día (Hec. 2:47).
- Él considera el estado de las iglesias (Apoc. 2:1).
- Él puede hacer pesar su mano sobre ella (1 Pe. 4:17).
- Él puede quitar la lámpara de su lugar (Apoc. 2:5).
- Él mismo vendrá a buscarla (1 Tes. 4:16-17).
- Se la presentará a sí mismo, gloriosa, etc. (Efe. 5:27).
2 - El Espíritu Santo
- Divino Consolador, el Espíritu de verdad es enviado, procede del Padre (Juan 15:26).
- Fuerza activa en el A.T. En la dispensación actual, vive en el creyente y en la Iglesia (1 Cor. 3:16; Efe. 2:22).
- Él constituyó la Iglesia, como también el Cuerpo de Cristo (Hec. 2:4; 1 Cor. 12:13).
- Le confiere el carácter de morada de Dios por el Espíritu, huésped divino de su morada (Efe. 2:22).
- Él es el único poder operativo en la Iglesia (1 Cor. 12:4, 8-9, 11; Fil. 3:3; 1 Cor. 14:15; Judas 20).
- Dirige el mensaje divino a las iglesias (7x en Apoc. 2-3).
- Produce el aumento y consuela a las iglesias (Hec. 9:31)
- Él enseña y recuerda las palabras del Señor (Juan 14:26).
- Él da testimonio de Él (Juan 15:26).
- Es una fuente de justicia, de paz y de gozo, un carácter del Reino de Dios (Rom. 14:17).
- El creyente está sellado, él es las arras de la heredad (Efe. 1:12-14).
- Él se une a la Esposa, llamando a la venida del Señor (Apoc. 22:17).
- En su forma de anfitrión divino en los creyentes y en la Iglesia, él dejará el mundo con ella cuando venga el Señor (Juan 14:16-17; 2 Tes. 2:7).
3 - La Iglesia
- El Señor es el primero que habla de su Iglesia (Mat. 16:18; Col. 1:18), que es también la Iglesia de Dios (Hec. 20:28).
- Ella es la columna y el cimiento de la verdad. No siendo la verdad, ella es falible. (1 Tim. 3:15).
- Actualmente ella es el testimonio de Dios en la tierra (1 Cor. 1:6).
- El poder de atar o desatar en el nombre del Señor le es conferido, un poder que el cielo reconoce, de manera que valida la decisión tomada por la Iglesia, bajo la responsabilidad de esta (Mat. 18:18).
- Ella es consciente de los derechos del Señor, que Su gloria está comprometida en su Iglesia (Efe. 3:21).
- Ella se concretiza en la esfera de la unidad del Cuerpo de Cristo, de ahí la interdependencia de las iglesias en comunión unas con otras (1 Cor. 12:12-13; Ef. 4:4).
- Es enseñada a través del ejercicio de los dones (Efe. 4:11-13).
- Ella celebra la Cena del Señor el primer día de la semana (Hec. 20:7).
- Su edificación está bajo la guía del Espíritu, que excluye cualquier organización humana (1 Cor. 12:4, 8, 9; Efe. 4:16).
- Ella es responsable de mantener la santidad práctica (1 Cor. 5:7-8; 2 Cor. 6:16-17).
- El ángel de la iglesia local es la parte de esta que es consciente de su responsabilidad. El Señor se dirige primero a ella, aunque el mensaje es para toda la Iglesia (Apoc. 2-3).
- Ella espera la venida del Señor (1 Tes. 4:16-17; Apoc. 3:11).
4 - Los apóstoles
- Elegidos, establecidos, enviados por el Señor. Autores inspirados, objetos de revelación (Lucas 6:13; Efe. 3:1-5).
- El ministerio apostólico es sin sucesión (Pablo, Hec. 20:32; Pedro, 2 Pe. 1:12-15).
- Han establecido (o sus mandatarios - Tito 1:5), ancianos y supervisores en iglesias locales (Hec. 14:23).
- Son investidos de autoridad para ordenar en las iglesias y de poderes ocasionales tales como conferir un don (2 Tim. 1:6), entregar a Satanás (1 Cor. 5:5; 1 Tim. 1:20).
- Ellos pusieron los cimientos sobre los cuales la Iglesia fue construida (Efe. 2:20; Apoc. 21:14).
5 - Los hermanos
- Ellos solos ejercen un ministerio público, se expresan en la Iglesia (en contraste con las hermanas, según 1 Cor. 14:34).
- Son responsables de la administración de la Iglesia (Hec. 15:6, 13, 23).
- Los hermanos solos, aunque reunidos, no son la Iglesia. Después de considerar los ejercicios espirituales, los someten a la Iglesia (que no solo es informada) que toma una decisión en el nombre del Señor (Hec. 15:22).
- Ellos confían responsabilidades locales a hermanos, responsabilidades espirituales y/o prácticas (Hec. 6:1-6).
- Es deseable que los hermanos asuman el carácter de ancianos o supervisores (1 Tim. 3:1), pero en la actualidad ya no son nombrados.
6 - Las hermanas
Como y con los hermanos, ellas constituyen la Iglesia (Hec. 1:14; 1 Cor. 14:23a).
- No enseñan, no ejercen el ministerio público en la Iglesia, sino que son llamadas a aprender en silencio (1 Cor. 14:34; 1 Tim. 2:11-12). Excepciones en Tito 2:3-4 y Hec. 18:26, en la esfera privada que les ha sido conferida.
- Unen sus voces a los himnos y se identifican con las oraciones a través de su «Amén» (Neh. 8:6; 1 Cr. 16:36).
- Contribuyen al estado espiritual de la Iglesia a través de su testimonio, su influencia en el hogar (en figura Éx. 35:25-26) y la realización de las buenas obras que el Señor pone delante de ellas (Rom. 16:1; Hec. 9:36).
- Observación: Revelaciones específicas se han hecho a mujeres:
- A María, el anuncio de un hijo, Jesús, Hijo del Altísimo (Lucas 1:31-32),
- A la mujer samaritana, adorar en espíritu y en verdad (la única mención de «adoradores» en la Palabra) en Juan 4:22-23,
- A Marta, la resurrección de entre los muertos (Juan 11:25),
- A María Magdalena, la glorificación del Señor y el establecimiento de una relación filial (Juan 20:17).
«Cualquier cosa que hagáis, hacedlo todo para gloria de Dios» (1 Cor. 10:31),
«Que todo se haga para edificación…decorosamente y con orden» (1 Cor. 14:26, 40),
Y se haga «con amor» (1 Cor. 16:14).
Enero 2008, Pierre Combe
Para quienes deseen profundizar en este tema, les recomendamos que lean los libros que tenemos a nuestra disposición, como «La Iglesia», de A. Gibert, «La Iglesia, del Dios viviente», de R. K. Campbell.
P.S.
Estas líneas fueron escritas en respuesta a una solicitud. Sin pretender ser exhaustivas, y mucho menos un código, tienen por objeto aclarar las diversas funciones, privilegios y responsabilidades relacionadas con la realización práctica de la vida en la Iglesia.