VIRGEN, DONCELLA
˓almah (5959, עַלמה), «virgen; doncella». Este nombre tiene un cognado ugarítico (en género masculino); también aparece en arameo, siríaco y arábigo. El género femenino del término se encuentra 9 veces; los únicos dos casos masculinos (˓elem) se encuentran en 1 Samuel. Esto sugiere el poco uso que tenía el vocablo, quizás porque había otras palabras con el mismo significado.
˓Almah puede significar «virgen». Esto queda muy claro en Cant. 6:8 en donde se enumeran todas las mujeres de la corte: «Sesenta son las reinas, y ochenta las concubinas, y las doncellas [˓almah] sin número». El término describe a todas las mujeres casaderas, es decir, las que no eran ni esposas (reinas) ni concubinas. Todas las «vírgenes» amaban al rey y soñaban que él las escogiera, como la sulamita (Cant. 1:3-4). En Gén. 24:43 la palabra describe a Rebeca, de quien se dice en Gén. 24:16 que era una «doncella» que no había tenido relaciones con ningún hombre. Salomón escribe que el proceso de enamorar a una mujer era un misterio para él (Prov. 30:19). Sin duda que en esos tiempos los hombres enamoraban a mujeres de «virginidad» comprobada. En resumen, hay varios contextos en que la virginidad de una joven se expresa con claridad.
Así que ˓almah se usaba más con el sentido de «virgen» que de «doncella», aunque siempre con referencia a una mujer que no ha concebido hijos. Esto hace que ˓almah sea ideal para lo que quiere comunicar Isa. 7:14. Otro término, betûllah, enfatiza más la capacidad de procrear que virginidad (aunque puede usarse en ambos sentidos). El lector de Isa. 7:14 en los días anteriores al nacimiento de Jesús leería que una «doncella virgen [˓alma]» concebiría un hijo. Este fue un posible, pero irregular, uso de la palabra debido a que la misma puede también significar mujer soltera. El niño que inmediatamente se ve es el hijo del profeta y su esposa (cf. Isa. 8:3) y que sirve como señal a Acaz de que Dios derrotaría a sus enemigos. En otras palabras, el lector de estos tiempos sin duda se sintió muy incómodo con el uso del término porque la acepción primaria es «virgen» y no «doncella». De ahí que la clara traducción del griego en Mat. 1:23, según la cual esta palabra significa «virgen», satisface por completo su implicación. Por lo tanto, Isaías no se desconcierta cuando su esposa concibe un hijo suyo, pues ˓almah lo permite. Tampoco hay confusión alguna en la comprensión de la palabra en Mateo.
betûlah (1330, בְתולָָה), «doncella, virgen». Hay cognados de este vocablo en ugarítico y acádico. Las 50 veces que aparece están distribuidas en toda la literatura del Antiguo Testamento.
El término puede significar «virgen», como es claro en Deut. 22:17-21, donde se dice que si un hombre reclama que «no encontré virgen a tu hija» (NBE), el padre debe responder: «Pero aquí están las evidencias de la virginidad [betûlîm] de mi hija» (RVA). El texto continúa: «Y extenderán la sábana delante de los ancianos de la ciudad». El marido debía castigarse y multarse (y el dinero entregado al padre), «porque difamó públicamente a una virgen de Israel» (vv. 18-19 LBA). Si se determinaba que no era «virgen», debía ser apedreada «porque hizo vileza en Israel fornicando en la casa de su padre» (v. 21 RVA).
En varios pasajes el vocablo solo significa una joven o «doncella»; identifica su edad y que es soltera. Los profetas que denunciaron a Israel por prostituirse también la llamaron la betûlah de Yahveh, o la betûlah (hija) de Israel (Jer. 31:4, 21). A otras naciones también se les denomina betûlah: Sidón (Isa. 23:12); Babilonia (Isa. 47:1); Egipto (Jer. 46:11). ¡Obviamente no tiene nada que ver con su pureza! En la literatura de Ugarit el vocablo se usa en relación a la diosa Anat, hermana de Baal, quien no tenía nada de virgen. Lo que la caracterizaba (y metafóricamente a las naciones mencionadas, incluyendo a Israel) es que era una joven vigorosa y también soltera. Por esta razón, betûlah a menudo se usa en paralelismo con el hebreo bajûr, que significa un joven (varón), no necesariamente virgen, que goza de la plenitud de sus poderes (Deut. 32:25). En contextos como estos, a lo que se alude es virilidad y no virginidad. Debido a esta ambigüedad, Moisés, en la primera vez que se usa el término, describe a Rebeca como una joven (na˓arah), hermosa, «virgen [betûlah], a quien ningún hombre había conocido» (Gén. 24:16:primera vez que aparece).
Tanto las formas masculinas como femeninas aparecen en Isa. 23:4: «Nunca estuve con dolores de parto ni di a luz, ni crié jóvenes [betûlîm], ni hice crecer vírgenes [betûlôt]». Hay un uso semejante en Lam. 1:18: «Mis vírgenes y mis jóvenes han ido en cautividad» (cf. Lam. 2:21; Zac. 9:17).
La edición completa de BDB (léxico hebraico en inglés) observa que el vocablo aisirio batultu (masc. batulu) es un cognado de betûlah. Este término asirio significa «doncella» o «joven».
La mayoría de los estudiosos concuerdan en que betûlah y batultu están relacionados fonéticamente; pero no concuerdan si son verdaderos cognados. Varios contextos veterotestamentarios indican que betûlah debe traducirse como «doncella» más a menudo que «virgen». Si es así, la etimología de BDB probablemente sea correcta.