TIENDA
˒ohel (168, אהֶֶל), «tienda; hogar; morada; habitación». Hay cognados de este vocablo en ugarítico, fenicio y arábigo. Se halla unas 343 veces en todos los períodos del hebreo bíblico.
Primero, el término se refiere a la estructura portátil que llamamos «tienda». Este es su significado en Gén. 4:20: «Ada dio a luz a Jabal, el cual fue padre de los que habitan en tiendas y crían ganados». En su carácter de nómadas, los beduinos generalmente moran en «tiendas». Las «tiendas» también pueden usarse para resguardar a los animales: «Asimismo, atacaron las cabañas de los que tenían ganado, y se llevaron muchas ovejas y camellos» (2 Cr. 14:15). Durante sus campañas militares los soldados vivían en «tiendas» (1 Sam. 17:54). Una «tienda» se armó en la azotea de una casa para que todos vieran cuando Absalón «se llegó» a las concubinas de su padre (2 Sam. 16:22). Esta acción constituyó un rechazo abierto al dominio de David y una declaración de que él (Absalón) estaba tomando el trono.
Segundo, el vocablo es un sinónimo de «hogar, morada» y de «habitación». Este énfasis es muy marcado en Jueces 19:9 (RVA): «He aquí que el día se acaba, y está anocheciendo. Por favor, pasad aquí la noche, porque el día ya ha declinado. Pasa aquí la noche y alégrese tu corazón. Mañana os levantaréis temprano para vuestro viaje, y te irás a tu morada». Este significado está presente en la frase «cada uno a su tienda»: «No tenemos nosotros parte en David, ni heredad con el hijo de Isaí.¡Cada uno a su tienda, Israel!» (2 Sam. 20:1; «morada» RVA). El «tabernáculo» («tienda») de David es, por tanto, su morada o palacio (Isa. 16:5). De manera similar, el «tabernáculo» («tienda») de la hija de Sion es su capital, Jerusalén, la «habitación» de Israel (Lam. 2:4).
Tercero, ˒ohel puede referirse a los que habitan en las moradas de una región dada o que integran un conjunto de personas. Por tanto, las «tiendas» de Judá son sus habitantes: «Y librará Jehová las tiendas de Judá primero, para que la gloria de la casa de David y del habitante de Jerusalén no se engrandezca sobre Judá» (Zac. 12:7; cf. Sal. 83:6).
Hoy, al igual que en el pasado, las tiendas de los beduinos se hacen de una tela negra muy fuerte tejida con pelos de cabra. Tienen varias formas. Las mujeres las arman extendiendo la tela sobre palos y amarrándola con cuerdas de pelo de cabra o de cáñamo. Se usan mazos de madera para clavar las estacas en el suelo (Jueces 4:21). A veces la estructura se divide en secciones para acomodar a diferentes familias o separar los animales de las personas (2 Cr. 14:15). La «tienda» al fondo se mantiene cerrada y los pliegues del frente, en la unión de las dos telas, sirven de entrada (Gén. 18:1). La «tienda» y todo su mobiliario se transporta a lomo de una sola bestia. La gente más pudiente tapiza el suelo con alfombras de diversos materiales. Un jeque podría tener varias «tiendas» para sí mismo, para sus mujeres, su familia más allegada y para los animales (Gén. 31:33).
Antes de que se construyera el «tabernáculo», Moisés armó una «tienda» afuera del campamento (Éx. 33:7). Allí se encontraba con Dios. Esta «tienda» fuera del campamento se mantuvo como una institución viable por muy poco tiempo, una vez construido el tabernáculo y hasta la partida del Sinaí (Núm. 11:16ss; 12:4ss). Finalmente el arca del pacto se trasladó al tabernáculo (Éx. 40:21) donde el Señor se reunía con Moisés y hablaba a Israel (Éx. 29:42). Esta tienda se denominó tabernáculo de reunión puesto que contenía el arca del pacto y las tablas del testimonio (Núm. 9:15). En su calidad de tienda de reunión, fue allí donde Dios se reunía con su pueblo a través de Moisés (o el sumo sacerdote) y les revelaba su voluntad (1 Sam. 2:22).