TABERNÁCULO

A - Nombre

mishkan (4908, משְכָָן), «morada; tabernáculo; santuario». El vocablo se encuentra 139 veces y la primera vez que aparece tiene que ver con el «tabernáculo»: «Conforme a todo lo que yo te muestre, el diseño del tabernáculo, y el diseño de todos sus utensilios, así lo haréis» (Éx. 25:9). Mishkan se encuentra principalmente en Éxodo y Números, y siempre se refiere al santuario. Con este significado es sinónimo de la frase «tienda de reunión» (BJ, LBA; «tienda del encuentro» NBE). En total, 100 de los 139 casos de mishkan en todo el Antiguo Testamento significan «morada». Dios habitó en medio de su pueblo en el desierto y su presencia se manifestó simbólicamente en el tabernáculo de reunión. El vocablo mishkan realza en forma representativa la presencia de Dios: «Y pondré mi morada en medio de vosotros, y mi alma no os abominará; y andaré entre vosotros, y yo seré vuestro Dios, y vosotros seréis mi pueblo. Yo Jehová vuestro Dios, que os saqué de la tierra de Egipto, para que no fueseis sus siervos, y rompí las coyundas de vuestro yugo, y os he hecho andar con el rostro erguido» (Lev. 26:11-13). De aquí que el pecado entre los israelitas profanaba la «morada» de Dios (Lev. 15:31; cf. Núm. 19:13).

Mientras que el «tabernáculo» era portátil, el templo se construyó con el culto religioso como su principal objetivo: «No he habitado en casas desde el día en que saqué a los hijos de Israel de Egipto hasta hoy, sino que he andado en tienda y en tabernáculo» (2 Sam. 7:6). Salomón construyó el templo y la estructura se conocía como la «casa», el templo, en lugar de la «morada» (mishkan). En la literatura tardía mishkan se convertiría en un sinónimo poético de «templo»: «No daré sueño a mis ojos, ni a mis párpados adormecimiento, hasta que halle lugar para Jehová, morada para el Fuerte de Jacob» (Sal. 132:4-5). El significado de mishkan también se ampliaría para incluir toda el área circundante al templo, abarcando aun la ciudad de Jerusalén: «Hay un río cuyas corrientes alegran la ciudad de Dios, el santuario, morada del Altísimo» (Sal. 46:4 RVA); «Ama Jehová las puertas de Sion más que todas las moradas de Jacob» (Sal. 87:2).

La profanación de la ciudad y del área del templo fue causa suficiente para que Dios abandonara el templo (Ezeq. 10), permitiendo que los brutales babilónicos destruyeran su «morada»: «Han puesto a fuego tu santuario, han profanado el tabernáculo [«morada» LBA; «residencia» NVI] de tu nombre, echándolo a tierra» (Sal. 74:7). En su divina providencia, Dios se proponía restaurar a su pueblo y al templo como señal de su presencia continua: «Estará en medio de ellos mi tabernáculo, y seré a ellos por Dios, y ellos me serán por pueblo. Y sabrán las naciones que yo Jehová santifico a Israel, estando mi santuario entre ellos para siempre» (Ezeq. 37:27-28). Posteriormente, Juan declarará que Jesucristo fue el tabernáculo» de Dios: «Y aquel Verbo fue hecho carne, y habitó entre nosotros (y vimos su gloria, gloria como del unigénito del Padre), lleno de gracia y de verdad» (Juan 1:14); Jesús mismo haría referencia a sí mismo como el «templo»: «Mas Él hablaba del templo de su cuerpo» (Juan 2:21).

En términos seculares, mishkan indica la «morada» de alguna persona (Núm. 26:24), de Israel (Núm. 24:5) y de extranjeros (Hab. 1:6).

En la Septuaginta la traducción usual de mishkan es skene («morada; enramada»), que también traduce el término ˒ohel, «tienda». Algunos sugieren que la pronunciación semejante entre mishkan (hebreo) y skene (griego) ha influido en la traducción. Otro término griego que se usa es skenoma («tienda; morada; habitación»).

B - Verbo

shakan (7934, שָכַַן), «morar, habitar». Este verbo, que aparece unas 129 veces en hebreo bíblico, se halla también en otras lenguas semíticas. En acádico, sakanu, «poner, colocar, establecer, situarse», tiene muchas formas, tal como el nombre maskana, «morada». Un caso del verbo hebreo se encuentra en Sal. 37:27: «Apártate del mal y haz el bien, y vivirás [«tendrás morada» LBA] para siempre».

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