RÍO
A - Nombres
najal (5158, נַחַַל), «wadi; torrente; río; pozo». La misma raíz se encuentra en acádico, hebreo posbíblico y siríaco. En arábigo, los mismos radicales quieren decir «palmera». Najal aparece 139 veces en todos los períodos del hebreo bíblico.
El nombre se refiere al cauce de un río seco por el que corren aguas durante la estación de lluvias: «Isaac se fue de allí, asentó sus tiendas junto al arroyo de Gerar y habitó allí» (Gén. 26:17 RVA: primer caso bíblico). El término puede entonces indicar el «wadi» cuando se transforma en un torrente de agua. Por cierto, parece indicar también las propias aguas: «Los tomó, pues, e hizo pasar el arroyo [«río» RVA] a ellos y a todo lo que tenía» (Gén. 32:23). A veces najal se refiere a un «río» o a un arroyo permanente: «De todos los animales acuáticos podréis comer estos: todos los que tienen aletas y escamas, tanto de las aguas del mar como de los ríos» (Lev. 11:9 RVA). En fin, najal quiere decir «pozo» de mina (solo una vez en las Escituras): «Abren minas lejos de lo habitado [«galerías inaccesibles» NBE], en lugares olvidados, donde el pie no pasa» (Job 28:4).
El Pentateuco, coherentemente, distingue entre corrientes de agua fuera de Egipto (los llama najal, 13 veces, y nahar, 13 veces) y las corrientes dentro de Egipto (las llama ye˒ôr). Esta distinción demuestra la clase de información de primera mano y la preocupación por datos históricos que se esperaría de testigos maduros.
Najal se usa como figura de muchas cosas que surgen y desaparecen de repente o que poseen un poderío arrasador, tales como el orgullo de las naciones (Isa. 66:12), la fuerza de un invasor (Jer. 47:2) y el poder del enemigo (Sal. 18:4). Ni torrentes de aceite agradarían al Señor si el corazón del que lo ofrece no está bien con Dios (Miq. 6:7). Dios inunda a los piadosos con torrentes de su buena voluntad (Sal. 36:8). Las corrientes, o más bien torrentes, en el desierto tipifican el escatón (Ezeq. 47:5-19; cf. Éx. 17:3ss).
nahar (5104, נָהָָר), «río; arroyo; canal; corriente». Se constatan cognados de este vocablo en ugarítico, acádico, arameo y arábigo. El término se encuentra en hebreo bíblico unas 120 veces y en todos los períodos.
Primero, el vocablo por lo general se refiere a cauces de agua que son naturales y permanentes. La primera vez que se usa, nahar indica los prístinos ríos del Edén: «Y salía de Edén un río para regar el huerto, y de allí se repartía en cuatro brazos» (Gén. 2:10).
En algunos pasajes nahar puede indicar un «canal» o «canales»: «Toma tu vara, y extiende tu mano sobre las aguas de Egipto, sobre sus ríos, sobre sus arroyos, sobre sus estanques y sobre todos sus depósitos de agua» (Éx. 7:19; cf. Ezeq. 1:1).
Tercero, esta palabra se usa para denotar «corrientes marinas»: «Me arrojaste a lo profundo, en el corazón de los mares, y me rodeó la corriente. Todas tus ondas y tus olas han pasado sobre mí» (Jon. 2:3 RVA).
Cuarto, nahar se refiere a «corrientes subterráneas»: «Porque Él la fundó sobre los mares, y la afirmó sobre los ríos» (Sal. 24:2). Este pasaje parece ser una alusión literaria al concepto pagano de la creación y estructura del mundo. El siguiente versículo dice: «¿Quién subirá al monte de Jehová?» (Sal. 24:3).
El vocablo tiene un papel importante en la figura de la bendición divina que se encuentra en Sal. 46:4: «Hay un río cuyas corrientes alegran la ciudad de Dios» (RVA). Esto puede ser una alusión al río del Edén cuyas aguas vivificaban el huerto. En Isa. 33:21 se dice que esta misma ciudad de Jerusalén tendrá «ríos» de bendición: «Lugar de ríos, de arrollos muy anchos, por el cual no andará galera de remos» (cf. Isa. 48:18). En otros pasajes un «río» es figura de angustias y dificultades: «Cuando pases por las aguas, yo estaré contigo; y si por los ríos, no te anegarán» (Isa. 43:2). Este pasaje está en marcado contraste con la misma imagen usada en Isa. 66:12, donde un «torrente desbordado» (LBA) representa al mismo tiempo la corriente arrasadora de la gloria de Dios y de su paz.
B - Verbo
nahar (5102, נָהַַר), «fluir». El verbo, derivado del nombre nahar, aparece 3 veces en hebreo bíblico.
Se encuentra por primera vez en Isa. 2:2: «Acontecerá en los últimos días que el monte de la casa de Jehovah será establecido como cabeza de los montes, y será elevado más que las colinas; y correrán a él todas las naciones» (RVA).