RECORDAR

A - Verbo

zakar (2142, זָכַַר), «recordar, pensar, mencionar». Esta raíz se encuentra en asirio, arameo, arábigo y etiópico. El grupo de palabras (el verbo y los tres nombres derivados) se extiende por todo el Antiguo Testamento. El primer ejemplo de zakar está en Gén. 8:1 (RVA) y Dios es el sujeto: «Dios se acordó de Noé… e hizo soplar un viento sobre la tierra, y las aguas disminuyeron». En Gén. 9:15 (RVA) Dios dijo a Noé: «Me acordaré de mi pacto… y las aguas no serán más un diluvio para destruir toda carne». Como en estos dos casos (cf. Gén. 6:18), cuando se usa «recordar» en relación a Dios, tiene que ver con las promesas de su pacto y la consiguiente acción en cumplimiento de dicho pacto. Dios liberó a Lot de Sodoma por su pacto con Abraham de bendecir a todas las naciones por medio de él (Gén. 18:17-33): «Se acordó Dios de Abraham y sacó a Lot de en medio de la destrucción» (Gén. 19:29 RVA). Esto caracteriza la historia de Israel en cada uno de sus momentos relevantes: «Asimismo, yo he escuchado el gemido de los hijos de Israel… y me he acordado de mi pacto… Yo os libraré de las cargas de Egipto» (Éx. 6:5-6 RVA). La promesa de «recordar» se repite en el pacto sinaítico (Lev. 26:40-45), el «recuerdo» (memoria) de Dios se canta en los Salmos (98:3; 105:8, 42; 106:45) y los profetas repitieron la promesa en el contexto del regreso del cautiverio (Ezeq. 16:60). La promesa del nuevo pacto es: «Porque yo perdonaré su iniquidad y no me acordaré más de su pecado» (Jer. 31:34 RVA).

Por eso, el pueblo de Dios se une a la súplica de Moisés: «Vuélvete del ardor de tu ira… Acuérdate de Abraham, de Isaac y de Israel, siervos tuyos, a quienes juraste» (Éx. 32:12-13 LBA); o a la oración de Nehemías: «Acuérdate… de la palabra que mandaste a tu siervo Moisés» (Neh. 1:8, citando a Lev. 26:33); o del salmista: «No te acuerdes de los pecados de mi juventud ni de mis rebeliones. Conforme a tu misericordia acuérdate de mí» (Sal. 25:7); y de Jeremías: «Acuérdate, no anules tu pacto con nosotros» (Jer. 14:21 LBA).

Los seres humanos también «recuerdan». José dijo al copero del faraón: «Pero cuando te vaya bien, acuérdate [zakar] tú de mí… haz mención [zakar] de mí al faraón» (Gén. 40:14 RVA). Además, «recordar» es más que «acordarse»; significa «guardar en la mente» para poderlo comunicar a alguien capaz de actuar (cf. Sal. 20:7). En ciertas circunstancias, zakar puede tener significados más específicos: «Oíd esto, casa de Jacob… los que juran en el nombre de Jehová, y hacen memoria [«hacéis mención» LBA] del Dios de Israel (Isa. 48:1; «e invocáis al Dios de Israel» RVA; cf. NBE, BLA). Toda esta diversidad de traducciones apunta a Dios como a quien se dirige la adoración. David designó «servidores de entre los levitas para que invocasen [«celebraran» LBA]… a Jehová» (1 Cr. 16:4).

El pacto ordena a Israel: «Tened memoria de este día, en el cual habéis salido de Egipto» (Éx. 13:3); «acuérdate del día del sábado» (Éx. 20:8 RVA); «acuérdate de que tú fuiste esclavo en la tierra de Egipto y que Jehovah tu Dios te sacó de allí con mano poderosa y brazo extendido» (Deut. 5:15 RVA, entre muchas otras citas), y «acordaos de las maravillas que ha hecho» (Sal. 105:5 RVA; cf. 1 Cr. 16:15). Sin embargo, «los hijos de Israel no se acordaron de Jehovah su Dios que los había librado de mano de todos sus enemigos» (Jueces 8:34 RVA; cf. Sal. 78:42).

B - Nombres

zeker (2143, זֵכֶֶר), «recuerdo, memorial». Acerca de su nombre de alianza (pacto), YHWH («Yahveh»), Dios dijo: «Este es mi memorial por todos los siglos» (Éx. 3:15 RV; cf. Sal. 30:4; 135:13). Este nombre sería un recordatorio de sus acciones en cumplimiento del pacto. Moisés recibió la orden de escribir un relato de la guerra con Amalec «como memorial [zikkarôn], y di claramente a Josué que yo borraré del todo la memoria [zeker] de Amalec de debajo del cielo» (Éx. 17:14 RVA).

El nombre zikkarôn tiene significados parecidos. Dios estableció que las planchas de bronce que recubrían el altar (Núm. 16:40) y el montón de piedras en el Jordán (Jos. 4:7, 10-24) fuesen «memoriales» perpetuos para los hijos de Israel. Los nombres de las doce tribus de Israel se grabaron sobre dos piedras que se ataron al efod como «piedras memoriales a los hijos de Israel; y Aarón llevará los nombres de ellos delante de Jehová» (Éx. 28:12, cf. v. 29). Cuando Israel iba a la guerra y cuando ofrecía sacrificios sonaban las trompetas «como memorial en la presencia de vuestro Dios» (Núm. 10:9-10 RVA).

El nombre ˒askarah significa «ofrenda memorial» y se encuentra mayormente en Levítico. Los «memoriales» tienen a Dios como referencia. Una porción «memorial» de cada ofrenda de grano se quemaba sobre el altar (Lev. 2:2, 9, 16), o sea, una pequeña porción en representación de toda la ofrenda.

La Septuaginta traduce estos vocablos con varios derivados de una sola raíz, mimneskoo, por los que la idea pasa al Nuevo Testamento. Zacarías [padre de Juan el Bautista] alabó al Señor su Dios por haber «levantado para nosotros un cuerno de salvación en la casa de su siervo David… para acordarse de su santo pacto» (Lucas 1:69-73 RVA). Nuestra necesidad de un memorial se concretiza en: «Haced esto en memoria de mí» (1 Cor. 11:24-25).

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