INSTRUCCIÓN

A - Nombre

mûsar (4148, מוסָָר), «instrucción; castigo; advertencia». Este nombre aparece 50 veces, la mayoría en Proverbios. Aparece por primera vez en Deut. 11:2: «Y comprended hoy, porque no hablo con vuestros hijos que no han sabido ni visto el castigo de Jehová vuestro Dios, su grandeza, su mano poderosa, y su brazo extendido».

Uno de los propósitos principales de la literatura sapiencial era enseñar sabiduría y mûsar (Prov. 1:2). Mûsar es disciplina y algo más. Como «disciplina» enseña a vivir correctamente en el temor del Señor, para que el sabio aprenda la lección antes de que lo tienten y pongan a prueba: «Cuando lo vi, reflexioné sobre ello; miré, y recibí instrucción» (Prov. 24:32 LBA). Se trata de una disciplina para toda la vida; de ahí la importancia de prestar atención a mûsar: El Antiguo Testamento se vale de muchos verbos para subrayar la necesidad de una respuesta adecuada: «oír, obedecer, amar, recibir, obtener, captar, defender, guardar». Asimismo, el rechazo de la instrucción queda evidente mediante diversos términos relacionados con mûsar: «rechazar, odiar, obviar, no amar, detestar, abandonar». Cuando mûsar se imparte como «instrucción», pero no se observa, el mûsar del «castigo» o de la «disciplina» pueden ser el paso siguiente: «La necedad es parte del corazón juvenil, pero la vara de la disciplina la corrige» (Prov. 22:15 NVI).

Prestar atención cuidadosa a la instrucción trae honra (Prov. 1:9), vida (Prov. 4:13) y sabiduría (Prov. 8:33), pero sobre todo agrada a Dios: «Porque el que me halla, halla la vida y obtiene el favor de Jehová» (Prov. 8:35 RVA). No observar la «instrucción» acarrea sus debidos resultados: muerte (Prov. 5:23), pobreza y vergüenza (Prov. 13:18); a la larga, esto indica un menosprecio a la propia vida (Prov. 15:32).

La receptividad a la «instrucción» de padres, maestros, sabios o rey está directamente relacionada con someterse a la disciplina divina. Los profetas acusaron a Israel de no recibir la disciplina de Dios: «Oh Jehová, ¿no buscan tus ojos la fidelidad? Tú los azotaste, y no les dolió; los consumiste, pero rehusaron recibir corrección. Endurecieron sus caras más que la piedra y rehusaron volver» (Jer. 5:3). Jeremías exhorta a los hombres de Judá y a los habitantes de la ciudad asediada de Jerusalén a prestar atención a lo que estaba aconteciendo en derredor suyo y que se sometieran a la «instrucción» del Señor (35:13). Isaías predice que el castigo de Dios hacia los hombres lo llevaba el Siervo Sufriente, trayendo paz para quienes creyeran en Él: «Mas Él herido fue por nuestras rebeliones, molido por nuestros pecados; el castigo de nuestra paz fue sobre Él; y por su llaga fuimos nosotros curados» (Isa. 53:5).

La Septuaginta tiene la traducción paideia («educación; capacitación; instrucción»). Este término griego es la base de nuestra palabra pedagogía, o sea, «educación del niño».

B - Verbo

yasar (3256, יָסַַר), «disciplinar». Este verbo se encuentra en hebreo y ugarítico con la acepción de «disciplinar». La raíz no se halla fuera de estas lenguas. El vocablo aparece 42 veces en el Antiguo Testamento; cf. Prov. 19:18: «Corrige a tu hijo mientras aún pueda ser corregido, pero no vayas a matarlo a causa del castigo» (BVP).

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