ENSEÑAR

A - Verbos

lamad (3925, לָמַַד), «enseñar, aprender, motivar a aprender». Este término semítico común se halla a lo largo de la historia del lenguaje hebraico y en el antiguo acádico y ugarítico. Lamad se encuentra alrededor de 85 veces en el hebreo veterotestamentario. En su modo simple y activo, el verbo tiene la acepción de «aprender», pero también puede encontrarse en una modalidad que da el sentido causativo de «enseñar». El vocablo se usa por vez primera en Deut. 4:1: «Ahora pues, oh Israel, oye los estatutos y decretos que yo os enseño».

En Deut. 5:1 lamad tiene que ver con aprender las leyes divinas: «Escucha, Israel, las leyes y decretos que proclamo hoy a vuestros oídos. Aprendedlos y tened cuidado de ponerlos por obra» (RVA). En Sal. 119:7 encontramos un significado similar. El término puede usarse en relación a aprender otras cosas: las obras de paganos (Sal. 106:35); sabiduría (Prov. 30:3); y guerra (Miq. 4:3).

Casi la mitad de los casos de lamad se encuentran en Deuteronomio y Salmos, resaltando el énfasis pedagógico de estos libros. El énfasis tradicional del judaísmo sobre la enseñanza y consiguiente preservación de su fe tiene su fundamento bien en claro en el afán de enseñar la fe del Antiguo Testamento y, en particular, Deut. 6:4-9. Después del Shemá, la «consigna del judaísmo» que declara que Yahveh es Uno (Deut. 6:4), precede al «primer gran mandamiento» (Deut. 6:5; Marcos 12:28-29). Cuando Moisés entregó la Ley a su pueblo, dijo: «En aquel tiempo Jehovah también me mandó a mí que os enseñara las leyes y los decretos» (Deut. 4:14 RVA).

El término judío tardío talmud, «instrucción», se deriva de este verbo. yarah (3384, ירָָה), «lanzar, enseñar, disparar, señalar». Esta raíz, que se encuentra en todos los períodos del lenguaje hebreo, aparece en el antiguo ugarítico con el significado de «disparar»; en hebreo moderno quiere decir «disparar» un arma de fuego. Yarah aparece alrededor de 80 veces en el Antiguo Testamento hebreo.

El primer caso veterotestamentario del verbo es en Gén. 31:51: «He aquí este montón, y he aquí el memorial que he levantado [yarah, «lanzado»] entre tú y yo» (RVA). Este significado básico de «lanzar» o «echar» se expresa en «echar» suertes (Jos. 18:6) y cuando el ejército del faraón es «echado» o «arrojado» al mar (Éx. 15:4).

La idea de «lanzar» se extiende fácilmente al acto de «tirar» flechas (1 Sam. 20:36-37). «Lanzar», aparentemente, se prolonga para significar «apuntar» o «señalar», o sea, que los dedos se «lanzan» en cierta dirección (Prov. 6:13).

A partir de esta acepción, solo hay que dar un pequeño paso para llegar al concepto de «enseñar» el «señalamiento» de un hecho o de una verdad. Fue así que Dios inspiró a Bezaleel para que «enseñara» su arte a otros (Éx. 35:34); los falsos profetas «enseñan» mentiras (Isa. 9:15); y el padre «enseñó» a su hijo (Prov. 4:4). Los sacerdotes tenían la responsabilidad de «interpretar» y «enseñar» lo relacionado con los requisitos del culto y los juicios de Dios: «Ellos enseñarán tus juicios a Jacob, y tu ley a Israel» (Deut. 33:10; cf. Deut. 17:10-11). Como dato interesante, a los sacerdotes más tarde se les acusó de «enseñar» por sueldo, para «enseñar» lo que se quería en lugar de lo que era la verdadera interpretación de la Palabra de Dios (Miq. 3:11).

B - Nombre

tôrah (8451, תורָָה), «dirección; instrucción; orientación». Tôrah, una de las palabras más importantes del Antiguo Testamento, se deriva de yarah. Si lo analizamos con el antecedente del verbo yarah, se hace evidente que tôrah es mucho más que ley o que una serie de reglas. Tôrah no es restricción ni impedimento, sino todo lo contrario, el medio por el que se puede lograr una meta u objetivo. En su sentido más puro, tôrah se le dio a Israel para permitir que llegara a ser en realidad el pueblo especial de Dios y permaneciera como tal. Se podría decir que al guardar la tôrah, Israel se resguardaba. Es lamentable, pero Israel cayó en la trampa de guardar la tôrah como algo impuesto, un objeto en sí, en vez de ser un medio para llegar a ser lo que Dios se propuso con ella. El fin llegó a ser un medio. En vez de percibir la tôrah como una orientación, se desvirtuó en un cuerpo externo de reglamentos y, por tanto, una carga en lugar de un poder liberador y orientador. Esta carga, más el legalismo de la ley romana, forman el antecedente de la tradición de la ley que se discute en el Nuevo Testamento, en particular cuando Pablo lucha con ello en su carta a la iglesia de Roma.

C - Adjetivo

Limmûd significa «enseñado». Este adjetivo integra el equivalente exacto a la idea neotestamentaria de «discípulo, uno que es enseñado». La idea se expresa muy bien en Isa. 8:16: «Sella la ley entre mis discípulos». El vocablo aparece también en Isa. 54:13: «Todos tus hijos serán enseñados por Jehová».

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