DÍA
yôm (3117, יום), «luz del día; día; tiempo; momento; año; era». Este vocablo también aparece en ugarítico, hebreo extrabíblico o cananeo (p. ej., la inscripción de Siloé), acádico, fenicio y arábigo. Se encuentra además en hebreo posbíblico. Yôm aparece cerca de 2.304 veces en todos los períodos del hebreo de la Biblia.
Yôm tiene varias acepciones. El término representa el período diurno de «luz» en contraste con la oscuridad de la noche: «Mientras la tierra permanezca, la siembra y la siega, el frío y el calor, el verano y el invierno, el día y la noche, nunca cesarán» (Gén. 8:22 LBA). El vocablo denota un período de veinticuatro horas: «Sucedió que ella insistía a José día tras día» (Gén. 39:10 RVA). Yôm también puede significar un período indefinido: «Y bendijo Dios al día séptimo, y lo santificó, porque en él reposó de toda la obra que había hecho en la creación» (Gén. 2:3). En este versículo, «día» se refiere a todo el período del descanso de Dios desde la creación del universo. El «día» comenzó después de que Él completara los actos de creación del séptimo día y se extiende a lo menos hasta el regreso de Cristo. Compárese Gén. 2:4: «Estos son los orígenes de los cielos y de la tierra cuando fueron creados, el día [beyôm] que el Señor Dios hizo la tierra y los cielos» (LBA). En este pasaje, «día» se refiere a todo el período que abarca los seis días de la creación. Otro matiz se encuentra en Gén. 2:17, donde el término representa un «punto en el tiempo» o un «momento» preciso: «Pero del árbol del conocimiento del bien y del mal no comerás, porque el día que comas de él, ciertamente morirás» (RVA). Finalmente, en plural, el vocablo puede significar un «año»: «Por tanto, tú guardarás este rito en su tiempo de año en año [yamîm]» (Éx. 13:10).
Yôm adquiere otros matices particulares cuando se usa con diversas preposiciones. En primer lugar, cuando va acompañado de ke («como»), puede denotar el término «primero»: «Y Jacob respondió: Véndeme primero tu primogenitura» (Gén. 25:31 RVA). También puede significar «un día» o «un día cualquiera»: «Aconteció que entró él un día en casa para hacer su oficio, y no había nadie de los de casa allí» (Gén. 39:11). José usa el término indicando el «resultado de una acción»: «Vosotros pensasteis hacerme mal, pero Dios lo encaminó para bien, para hacer lo que vemos [literalmente, «como están las cosas»] hoy: mantener con vida a un pueblo numeroso (Gén. 50:20 RVA). Adonías se valió de esta misma expresión para expresar el sentido de «hoy»: «Júreme hoy el rey Salomón que no matará a espada a su siervo» (1 Reyes 1:51 RVR). Otro matiz más aparece en 1 Sam. 9:13: «Subid, pues, ahora, porque ahora le hallaréis». Cuando va acompañado del artículo definido ha, el nombre puede significar «hoy» (como en el caso de Gén. 4:14) o bien referirse a un día en particular (1 Sam. 1:4) o indicar «durante el día» (Neh. 4:16).
La primera vez que se usa yom en la Biblia es en Gén. 1:5: «Dios llamó a la luz Día, y a las tinieblas llamó Noche. Y fue la tarde y fue la mañana del primer día». Esto presenta uno de los debates más grandes en torno al vocablo, a saber, cuánto duraron los días de la creación. Tal vez las explicaciones más frecuentes son: que estos días duraron 24 horas, por tiempo indefinido (o sea, edades o eras), o son categorías lógicas más bien que temporales (es decir que expresan categorías teológicas en lugar de períodos).
El «día del Señor» denota tanto el fin de una edad (en sentido escatológico), como algún acontecimiento (no escatológico) durante la era presente. Puede ser un día de juicio o de bendición, o ambas a la vez (cf. Isa. 2).
Cabe mencionar que mientras el pueblo hebreo no tenía dividido el día en horas, dividía la noche en tres vigilias (Éx. 14:24; Jueces 7:19).