CONSTRUIR

A - Verbo

banah (1129, בָנָָה), «edificar, establecer, construir, reconstruir». Esta raíz se encuentra en todas las lenguas semíticas con excepción del etíope y en todos los períodos del hebreo. En la Biblia, se halla unas 375 veces en el hebreo y 23 en el arameo.

Con su significado básico, banah aparece en Gén. 8:20, donde se dice que Noé «construyó» un altar (LVP). En Gén. 4:17, banah significa no solamente que Enoc «edificó» una ciudad, sino que la «fundó» o «estableció». El verbo puede tener también la acepción de «manufacturar», como en Ezeq. 27:5: «De los cipreses de Senir te han hecho todas tus tablas» (LBA). En sentido similar, leemos que Dios «hizo» (RVA) o «formó» (LBA) a Eva de la costilla de Adán (Gén. 2:22: la primera vez que aparece). Algo parecido aparece en 1 Reyes 15:22 donde Asa comenzó a «fortificar» las ciudades de Geba y Mizpa (LBA). En cada caso, el verbo connota que se «forma» un objeto nuevo añadiendo al material existente.

Banah puede referirse a la «reconstrucción» de algo que destruyeron. Josué maldijo a quienquiera que se levantara para reconstruir a Jericó, la ciudad que Dios destruyó totalmente (Jos. 6:26).

El verbo banah tiene usos metafóricos: por ejemplo, «edificar una casa» significa tener hijos. Sarai le dijo a Abram: «Ruégote que entres a mi sierva; quizá tendré hijos de ella» (Gén. 16:2 RV). Cuando un hombre moría sin hijos, el pariente varón más cercano tenía el deber de concebir una criatura con la mujer enviudada (Deut. 25:9); de esta manera ayudaba a «edificar la casa» de su pariente difunto. También en sentido figurado, «edificar una casa» puede significar «fundar una dinastía» (2 Sam. 7:27).

B - Nombres

ben (1121, בֵֵן), «hijo». bat (1323, בַַת), «hija». Estos nombres se derivan del verbo banah. Son en realidad formas diferentes del mismo nombre que se presenta en casi todas las lenguas semíticas (excepto la etíope u acádica). Los casos bíblicos suman más de 5.500 en hebreo y 22 en arameo.

Básicamente, el nombre representa la descendencia más cercana, varón y hembra. Por ejemplo, Adán «engendró hijos e hijas» (Gén. 5:4). Aquí se enfatiza en particular el lazo físico que une un hombre a su progenie. Puede también encontrarse el término refiriéndose a la descendencia de animales: «Atando a la vid su borriquillo y a la cepa la crƒa de su asna» (Gén. 49:11 RVA). A veces el vocablo ben, que generalmente significa «hijo», puede significar «hijos» (de ambos géneros). Dios le dijo a Eva: «Con dolor darás a luz los hijos» (Gén. 3:16 (RVA): primera mención de este nombre). Los términos ben y bat pueden significar «descendientes» en general: hijas, hijos, nietos y nietas. Labán se quejó con Jacob: «Ni siquiera me has dado la oportunidad de besar a mis hijos y a mis hijas» (Gén. 31:28, cf. v. 43). Un superior puede tratar a un subalterno familiarmente con la expresión «hijo mío». Josué se dirigió a Acán diciendo: «Hijo mío, por favor, da gloria y reconocimiento a Jehová Dios de Israel» (Jos. 7:19). Un uso especial de «hijo mío» es cuando un maestro se dirige a su discípulo, refiriéndose a una relación intelectual o espiritual: «Hijo mío, si los pecadores te quisieran persuadir, no lo consientas (Prov. 1:10). En los labios de un subalterno, «hijo» connota sumisión consciente. El siervo de Ben-hadad, Hazael llevó presentes a Eliseo, diciendo: «Ben-hadad, tu hijo, rey de Siria, me ha enviado para preguntarte: «¿Sanaré de esta enfermedad?»» (2 Reyes 8:9 RVA).

Ben puede usarse en una fórmula de adopción: «Tú eres mi hijo; yo te engendré hoy» (Sal. 2:7). Ben se usa a menudo para destacar la relación de un rey con Dios (es decir, es hijo adoptivo de Dios). A veces el mismo término expresa la relación de Israel con Dios: «Cuando Israel era niño, yo lo amé, y de Egipto llamé a mi hijo» (Oseas 11:1, LBA).

La Biblia también se refiere a la corte celestial como «hijos de Dios» (Job 1:6). Dios también llamó a los ancianos de Israel «hijos del Altísimo» (Sal. 82:6). En Gén. 6:2, la frase «hijos de Dios» se ha interpretado de varias maneras: son miembros de la corte celestial, discípulos espirituales de Dios (los hijos de Set) y seres humanos presuntuosos.

Ben puede significar «hombres jóvenes» en general, sin importar su relación con el interlocutor: «Vi entre los ingenuos y observé entre los jóvenes a uno falto de entendimiento» (Prov. 7:7). Una ciudad puede ser «madre» y sus habitantes «hijos»: «Porque ha fortalecido el cerrojo de tus puertas, y ha bendecido a tus hijos dentro de ti» (Sal. 147:13 RVA).

A veces, ben se usa para referirse a alguno en particular: animal o persona; como en el caso de Abraham que corrió a su ganado para escoger un hijo de vaca («becerro» Gén. 18:7). El mismo uso se encuentra en la expresión «hijo de hombre». En este sentido, «hijos de los pobres» (LBA), «del necesitado» (RVA) o «menesteroso» (RV) se refiere a pobres en particular y no, literalmente, a sus hijos (Sal. 72:4).

Ben también puede denotar un miembro de un grupo, como por ejemplo el profeta que siguió a Elías (1 Reyes 20:35; cf. Amós 7:14).

El nombre puede además indicar a alguien al que le espera un destino en particular: por ejemplo, «un hijo terco y rebelde» (Deut. 21:18 RVA).

Metafóricamente, «hijo de» puede significar pertenencia o procedencia, por ejemplo: «No lo hace huir la flecha [literalmente, «el hijo de un arco»]» (Job 41:28 LBA).

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