CELAR, CELO

A - Verbo

qana˒ (7065, קנא), «tener celos, envidia; ser celoso, apasionado». Estos dos verbos se derivan del nombre qin˒ah, que aparece 34 veces en el Antiguo Testamento. La raíz se encuentra en varias lenguas semíticas con el significado de «ser celoso» (arameo y etiópico). La raíz se encuentra en ugarítico o arábigo, es cuestionable si el radical tiene el significado de «ser celoso»; en ugarítico el significado es incierto y el significado en arábigo, «enrojeció intensamente», no se explica etimológicamente. El verbo qana˒ aparece en el hebreo rabínico.

A un nivel interhumano qana˒ tiene un sentido altamente competitivo. En su acepción más positiva el término significa «estar lleno de celo de justicia». La ley permite que un marido que sospecha de su esposa de adulterio puede llevarla a un sacerdote que le administra una prueba de verificación. Fueran o no fundadas sus acusaciones, el marido tendría un medio legítimo de asegurarse de la verdad. Se dice de él que «un espíritu de celos» le ha sobrevenido porque se siente «celoso» de su mujer (Núm. 5:30). Sin embargo, aun en este contexto (Núm. 5:12-31), los «celos» provienen de un espíritu de rivalidad que no puede tolerarse en una relación conyugal. Los celos deben aclararse mediante una vía establecida por la ley y administrarse por sacerdotes. Por lo tanto, el significado esencial de qana˒ es la defensa de los derechos propios en exclusión de los derechos de los demás: «Efraín no tendrá más celos de Judá, ni Judá hostilizará a Efraín» (Isa. 11:13 RVA). Saúl intentó asesinar el enclave gabaonita «debido a su celo por los hijos de Israel y de Judá» (2 Sam. 21:2). El término también significa una actitud de envidia de un rival. Raquel, en su estado de esterilidad, «tuvo envidia de su hermana» (Gén. 30:1) y bajo ese estado se acercó a Jacob: «¡Dame hijos; o si no, me muero!» Los filisteos envidiaron a Isaac por la multitud de sus rebaños y ganado (Gén. 26:14).

Encontramos en la Biblia una severa advertencia en cuanto a sentir envidia de los pecadores, que tal vez prosperen y sean fuertes, pero desaparecerán mañana: «No envidies al hombre violento, ni escojas ninguno de sus caminos» (Prov. 3:31 RVA; cf. Sal. 37:1).

En cuanto a las relaciones de seres humanos con Dios, el celo tiene un alcance más positivo; connota la promoción de Dios y de su gloria por encima de cualquier sustituto. La tribu de Leví obtuvo el derecho de servir porque «tuvo celo por su Dios» (Núm. 25:13). Elías pensó que era el único siervo fiel que quedaba en Israel: «He sentido un vivo celo por Jehová Dios de los Ejércitos, porque los hijos de Israel han abandonado tu pacto» (1 Reyes 19:10). No obstante, el sentido de qana˒ es «poner celoso» o «provocar a ira»: «Le provocaron a celos con dioses ajenos; le enojaron con abominaciones» (Deut. 32:16).

La connotación negativa del verbo no contamina a Dios. Su santidad no tolera competencia ni a los que pecan contra Él. En ningún pasaje de todo el Antiguo Testamento se dice que Dios siente envidia. Aun en los pasajes donde el adjetivo «celoso» se usa, es más apropiado no entenderlo como envidia. Cuando Dios es el sujeto del verbo qana˒, significa «ser celoso» en sentido positivo y la preposición le («a, por») precede al objeto: su santo nombre (Ezeq. 39:25); su tierra (Joel 2:18); y su heredad (Zac. 1:14). Cf. Zac. 8:2: «Así ha dicho Jehová de los Ejércitos: Yo tuve un gran celo por Sion; con gran enojo tuve celo por ella».

En la Septuaginta, el término celos («celo, ardor, celos») revela las acepciones hebreas, así como los términos en castellano (al contrario del inglés en que los términos se confunden).

B - Nombre

qin˒ah (7068, קִנאה), «ardor; celo; celos, envidia». El nombre aparece 43 veces en el hebreo de la Biblia. Deut. 29:20 es un ejemplo: «Jehová no estará dispuesto a perdonarle, sino que subirán entonces cual humo el furor y el celo de Jehová contra ese hombre» (RVA).

C - Adjetivos

qanna˒ (7067, קנא), «celoso». Este adjetivo aparece 6 veces en el Antiguo Testamento. El término se refiere directamente a los atributos divinos de justicia y santidad, puesto que Él es el único objeto de la adoración humana y no tolera los pecados de la humanidad. Encontramos un ejemplo en Éx. 20:5: «Porque yo soy Jehová tu Dios, un Dios celoso que castigo la maldad de los padres sobre los hijos, sobre la tercera y sobre la cuarta generación de los que me aborrecen».

El adjetivo qannô˒ también significa «celoso». El vocablo aparece solo dos veces con implicaciones semejantes a qanna˒. Jos. 24:19 es un ejemplo: «Entonces Josué dijo al pueblo: No podréis servir a Jehová, porque Él es un Dios santo y un Dios celoso. Él no soportará vuestras rebeliones ni vuestros pecados» (RVA). El otro ejemplo de qannô˒ está en Nah. 1:2.

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