ÁNGEL

mal˒ak (4397, מַלאךְ), «mensajero; ángel»). En ugarítico, arábigo y etiópico, el verbo le˒ac significa «enviar». Aun cuando le˒ac no existe en el Antiguo Testamento hebraico, se puede percibir la relación etimológica con mal˒ak. Es más, el Antiguo Testamento usa el vocablo «mensaje» en Hag. 1:13 (RVA), término que incorpora el significado de la raíz le˒ac, «enviar». Otro nombre derivado de la misma raíz es mel˒ac̆, «trabajo», que aparece 167 veces. El nombre Malaquías (malachi), literalmente «mi mensajero», se basa en el nombre mal˒ak.

El nombre mal˒ak se encuentra 213 veces en el Antiguo Testamento hebraico. Es más frecuente en los libros históricos, donde generalmente tiene la acepción de «mensajero»: Jueces (31 veces), 2 Reyes (20 veces), 1 Samuel (19 veces) y 2 Samuel (18 veces). Los libros proféticos se valen de mal˒ak con moderación, con la notable excepción de Zacarías, donde el ángel del Señor comunica su mensaje al profeta. Por ejemplo: «Respondí entonces y dije al ángel que hablaba conmigo: Señor mío, ¿qué es esto? Y el ángel me respondió y me dijo: Estos son los cuatro vientos [pl. de mal˒ak] de los cielos, que salen después de presentarse delante del Señor de toda la tierra» (Zac. 6:4-5).

El vocablo mal˒ak denota a alguien que ha sido enviado a través de una gran distancia por algún individuo (Gén. 32:3), o por una comunidad (Núm. 21:21), con el fin de comunicar un mensaje. A menudo se envían varios mensajeros juntos: «Y Ocosías cayó por la ventana de una sala de la casa que tenía en Samaria; y estando enfermo, envió mensajeros [pl. de mal˒ak] y les dijo: Id y consultad a Baal-zebub dios de Ecrón, si he de sanar de esta enfermedad» (2 Reyes 1:2). La fórmula introductoria del mensaje que porta el mal˒ak contiene a menudo la frase «Así ha dicho», o «Esto es lo que… dice», lo cual avala la autoridad del mensajero al comunicar el mensaje de su señor: «Jefté ha dicho así: Israel no tomó tierra de Moab, ni tierra de los hijos de Amón» (Jueces 11:15). Como representante del rey, el mal˒ak cumpliría las funciones de un diplomático. En 1 Reyes 20:1ss leemos que Ben-adad envió mensajeros con los términos de su rendimiento: «Envió mensajeros a la ciudad a Acab rey de Israel, diciendo: Así ha dicho Ben-adad» (1 Reyes 20:2-3).

Estos pasajes confirman la posición importante del mal˒ak. Honores para el mensajero equivale a rendir pleitesía a quien lo envía. Lo contrario también es cierto. El insulto de Nabal a los siervos de David fue como si lo insultaran a él (1 Sam. 25:14ss); y cuando Hanún, rey de Amón, humilló a los siervos de David (2 Sam. 10:4ss), este no tardó en enviar a su ejército en contra de los amonitas.

Dios también envía mensajeros. En primer término están los mensajeros proféticos: «Y Jehová el Dios de sus padres envió constantemente palabra a ellos por medio de sus mensajeros, porque Él tenía misericordia de su pueblo y de su habitación. Mas ellos hacían escarnio de los mensajeros de Dios, y menospreciaron sus palabras, burlándose de sus profetas, hasta que subió la ira de Jehová contra su pueblo, y no hubo ya remedio» (2 Cr. 36:15-16). Hageo se autodenominó el «mensajero del Señor» (mal˒ak Yahveh).

También hubo mensajeros ángelicales. El vocablo castellano ángel está relacionado etimológicamente al término griego angelos, cuya traducción es similar al hebreo: «mensajero» o «ángel». El ángel es un mensajero sobrenatural del Señor con un mensaje particular. «Los dos ángeles llegaron a Sodoma al anochecer. Lot estaba sentado junto a la puerta de Sodoma, y al verlos se levantó Lot para recibirlos postrándose a tierra» (Gén. 19:1 RVA). Los ángeles también tienen la comisión de proteger al pueblo de Dios: «Pues a sus ángeles mandará acerca de ti, que te guarden en todos tus caminos» (Sal. 91:11).

En tercer y más significativo lugar están las frases mal˒ak Yahveh, «el ángel del Señor», y mal˒ak elohîm, «el ángel de Dios». Estas siempre se usan en singular y denotan un ángel que sobre todo tiene la función de salvar y proteger: «Porque mi ángel irá delante de ti, y te llevará a la tierra del amorreo, del heteo, del ferezeo, del cananeo, del heveo y del jebuseo, a los cuales yo haré destruir» (Éx. 23:23). El ángel puede también ser mensajero de maldición: «Y alzando David sus ojos, vio al ángel de Jehová, que estaba entre el cielo y la tierra, con una espada desnuda en su mano, extendida contra Jerusalén. Entonces David y los ancianos se postraron sobre sus rostros, cubiertos de cilicio» (1 Cr. 21:16).

La relación entre el Señor y el «ángel del Señor» a menudo es tan cercana que es difícil separar a los dos (Gén. 16:7ss; 21:17ss; 22:11ss; 31:11ss; Éx. 3:2ss; Jueces 6:11; 13:21s). Esta identificación ha contribuido a que algunos intérpretes concluyan que el «ángel del Señor» era el Cristo preencarnado.

Por lo general, en la Septuaginta el término mal˒ak se traduce como angelos y la frase «ángel del Señor» por angelos kuriou. Las versiones en castellano hacen esta misma distinción al traducir mal˒ak simplemente como «ángel» o «mensajero».

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