SANTIFICAR
A - Verbo
qadash (6942, קָדַַש), «santificar, ser santo». Este verbo también aparece en fenicio, arameo bíblico y etiópico. En ugarítico q-d-sh significa «santuario», y en babilónico antiguo qadashu quiere decir «brillar». Qadash se encuentra unas 170 veces durante todos los períodos del hebreo bíblico.
La raíz principal de este verbo denota un acto o estado por el cual personas o cosas se apartan para el culto a Dios: se consagran o se «hacen sagradas». para el culto a Dios. Esta acción o condición significa que el objeto o la persona «consagrada». Debido a este acto y en ese estado la cosa o persona consagrada no debe emplearse en trabajos ordinarios (o de uso profano) y deben tratarse con especial cuidado porque son propiedad de Dios. El primer uso de «qadash» en esta raíz apunta a la acción: «Luego tomarás parte de la sangre que está sobre el altar y del aceite de la unción, y los rociarás sobre Aarón y sus vestiduras, y sobre sus hijos y sus vestiduras. Así serán consagrados Aarón y sus vestiduras, y con él sus hijos y sus vestiduras» (Éx. 29:21 RVA). Hay aquí también matices de santidad ética - moral (espiritual) puesto que la sangre propiciatoria se rociaba también sobre el pueblo que estaba presente. En Éx. 29:37 (RVA) el énfasis parece recaer sobre la condición de «consagrado o santificado»: «Durante siete días expiarás el altar y lo santificarás; así será un altar santísimo. Todo lo que toque al altar será santificado». Entonces, todo lo que entre en contacto con el altar pasa a un estado o condición diferente, es «santo». Ahora le pertenece a Dios y está únicamente a su servicio según a Él le plazca. En algunos casos esto implica destrucción (2 Sam. 6:6ss), mientras que en otros significa que los objetos solo lo podrán usar quienes son ritualmente puros (Núm. 4:15; 1 Sam. 21:6). En ciertos casos, esto significa que los objetos se pueden usar únicamente dentro del propio santuario (Núm. 16:37ss).
En algunos pasajes qadash pareciera indicar lo contrario de «santo», profanado con el fin de que Israel (pueblo santo de Dios) no lo pudiera usar: «No sembrarás en tu viña ninguna otra semilla, porque de hacerlo, tanto los productos de esta siembra como las uvas de tu viña quedarán prohibidos» (Deut. 22:9 BLA; «inservibles» LBA; «no sea que se haga sagrada la cosecha» BJ; cf. Ezeq. 44:19; 46:20, etc.).
En voz pasiva el verbo quiere decir «manifestar santidad». Es en este sentido que Moisés escribe: «Estas son las Aguas de Meriba, porque allí contendieron los hijos de Israel contra Jehová y Él manifestó su santidad entre ellos» (Núm. 20:13 RVA). Esta demostración no indica alguna acción de juicio en contra del pecado (una santidad ética - moral), sino más bien un acto milagroso de liberación. Algunos eruditos perciben aquí un énfasis sobre el poder divino, argumentando que en esta etapa de su historia el concepto que tenía Israel de santidad era semejante al de los paganos, o sea que «santo», en la mentalidad semita, indica la presencia de algún poder extraordinario. Un uso similar se halla en la promesa del profeta de una futura restauración para Israel: «Cuando yo los haya hecho volver de los pueblos… y haya mostrado mi santidad en ellos a vista de muchas naciones» (Ezeq. 39:27).
Otro énfasis de esta raíz aparece en Lev. 10:3 (RVA: primer caso bíblico del término) con la idea de «ser tratado como santo»: «Me he de mostrar como santo en los que se acercan a mí [en el culto], y he de ser glorificado en presencia de todo el pueblo». Una vez más, el énfasis parece recaer sobre el poder divino; Dios quiere un pueblo obediente que le vea como un Dios poderoso (santo). Hay, por supuesto, en esto un matiz ético-moral, porque Dios también desea que su pueblo le obedezca, que deteste el pecado y que ame la justicia (cf. Isa. 5:16). La raíz de la relación de Israel con su Dios es amor en lugar de temor (Deut. 6:3, 5ss).
Por último, esta raíz puede usarse como la voz pasiva de la raíz principal del verbo con el sentido de «ser consagrado o separado para el uso de Dios»: «También me encontraré allí con los hijos de Israel, y el lugar será santificado por mi gloria» (Éx. 29:43 RVA).
Qadash tiene varios énfasis en la raíz intensiva. Primero, puede tener la connotación de «declarar santo» o sea declarar que el objeto o la persona sirve exclusivamente para celebrar la gloria de Dios. En Gén. 2:3 (RVA: primera mención del término en la Biblia) «Dios bendijo y santificó el séptimo día, porque en él reposó de toda su obra de creación que Dios había hecho». Un significado similar del vocablo se encuentra en los Diez Mandamientos: «Acuérdate del día del sábado para santificarlo» (Éx. 20:8 RVA). Israel debe recordar el sábado manteniéndolo santo, alabando la persona de Dios y adorándole en la forma en que Él lo indica. Con un matiz un tanto diferente, «santificar» un día especial significa proclamar que es «santo» y que todo el pueblo se compromete a guardarlo debidamente. El mismo sentido puede aplicarse también a los días sagrados paganos: «Santificad un día solemne a Baal. Y ellos convocaron» (2 Reyes 10:20). En Joel 1:14 el verbo indica los días sagrados en Israel: «Proclamad ayuno, convocad a asamblea». El verbo, en este contexto, pasa a significar «declarar» y «prepararse». A veces, con este mismo sentido, el verbo se refiere a la guerra: «Anunciad [«preparad» LBA] guerra contra ella» (Jer. 6:4; cf. Miq. 3:5). Aún los paganos declaran guerra santa: «Alzad bandera en la tierra, tocad trompeta en las naciones, preparad pueblos contra ella» (Jer. 51:27).
Esta raíz puede indicar que personas u objetos han sido consagrados exclusivamente a Dios: «Conságrame todo primogénito; todo el que abre la matriz entre los hijos de Israel, tanto de los hombres como de los animales, es mío» (Éx. 13:2 RVA). El primogénito de toda bestia debía ofrecerse a Dios como ofrenda al templo o en sacrificio (Éx. 13:12-13). Un hijo primogénito podía redimirse [rescatarse o comprarse] del Señor (Núm. 18:15-16) o bien donarse al templo (1 Sam. 1:24).
Qadash puede también usarse en el sentido de hacer algo o alguien cúlticamente puro y reunir todos los requerimientos de Dios en cuanto a pureza en las personas o cosas usadas en el culto formal a Dios. Esta acción aparece en Éx. 19:10 (RVA), donde Dios dice a Moisés: «Vé al pueblo y santifícalos hoy y mañana, y que laven sus vestidos». Una vez consagrado, el pueblo podía entrar en la presencia de Dios. En un sentido similar el verbo significa «apartar a una persona para el servicio divino». Aunque en estos casos el énfasis principal es cúltico, también hay matices ético-morales. Por eso Dios ordena a Moisés que los artesanos hagan una vestimenta especial para Aarón: «Harán las vestiduras sagradas para tu hermano Aarón y para sus hijos, a fin de que me sirvan como sacerdotes» (Éx. 28:4 RVA). Cuando se hacía la consagración, rociaban a Aarón y sus hijos con la sangre de la expiación. Tal ofrenda requería la confesión de pecados y el sometimiento a un sacrificio sustitutivo (aunque tipológico. O sea que el vocablo, con este sentido, describe el paso necesario que antecede a la ordenación del oficio sacerdotal.
Qadash también tiene que ver con la consagración de objetos para ubicarlos en una condición de pureza ritual y cúltica, dedicados al servicio único de Dios en el culto (Éx. 29:36; Lev. 16:19). En algunos casos, la consagración de objetos a Dios no requiere ninguna acción, solamente aislarse de ellos. Este es el caso con el monte de la Ley. Moisés reconoce ante Dios que «el pueblo no podrá subir al monte Sinaí, porque tú nos has ordenado diciendo: Señala límites al monte y santifícalo» (Éx. 19:23). En Isa. 29:23-24 (RVA) el verbo significa «reconocer que Dios es santo», la única y verdadera fuente de verdad, y vivir de acuerdo a sus leyes: «Porque sus descendientes [de Jacob], al ver en medio suyo la obra de mis manos, santificarán mi nombre. Santificarán al Santo de Jacob y temerán al Dios de Israel. Los extraviados de espíritu conocerán el entendimiento, y los murmuradores aprenderán la lección». En Ezeq. 36:23 qadash indica «demostrar que uno es santo», o «demostrar y defender su santidad».
En la raíz causativa el vocablo se refiere a «ofrendar para uso divino»: «Estará sobre la frente de Aarón, y Aarón cargará con la culpa relacionada con las cosas sagradas que los hijos de Israel hayan consagrado» (Éx. 28:38 RVA). Entregar algo a Dios también se indica por medio de qadash. Los sacerdotes celebraban una ceremonia de consagración cuando alguna persona decidía ofrendar algo suyo a Dios: «David también consagró [los vasos] a Jehová» (2 Sam. 8:11). En Lev. 27:14ss hay una lista de varios objetos que se podían ofrendar a Dios y luego redimirlos con pagos sustitutivos. En Núm. 8:17 (RVA) Dios equipara «consagrar» con matar a los primogénitos de Egipto: «El día en que yo hice morir a todos los primogénitos en la tierra de Egipto, los consagré para mí».
Cuando Dios consagra algún objeto o persona puede significar que Él los acepta para su servicio: «He santificado esta casa que has edificado para que yo ponga allí mi nombre para siempre» (1 Reyes 9:3 RVA). Con un matiz más enfático, el término es un correlativo de elección lo cual indica que Dios designa a alguien para su servicio: «Antes que salieses de la matriz, te consagré y te di por profeta a las naciones» (Jer. 1:5 RVA; cf. 12:3). El verbo también significa «preparar para acercarse a Dios: Jehovah ha preparado un sacrificio y ha escogido a sus invitados» (Sof. 1:7 RVA). Puesto que en este versículo «preparar» y «escoger» conforman un paralelismo, «escoger o consagrar» indica también «preparar». En Núm. 20:12, «creer» y «santificar» también son correlativos; Moisés no acató la exigencia divina de perfecta obediencia al no cumplir con las órdenes de Dios (cf. Isa. 8:13).
B - Nombre
qodesh (6944, קֹדֵֵש), «cosa santa». Este sustantivo, que se encuentra unas 470 veces en hebreo bíblico, también aparece en ugarítico. Durante todos los períodos del hebreo bíblico refleja varios de los significados verbales que hemos visto. Primero, qodesh se aplica a objetos y personas que pertenecen a Dios. Todo Israel es «santo», apartado para el servicio de Dios, con el deber de demostrar esta separación manteniendo la distinción entre lo que es santo (permitido por Dios) y lo que es impuro (Lev. 10:10).
El vocablo también indica la condición de lo que se ha dedicado al uso especial del pueblo de Dios (Isa. 35:8). En un sentido estrecho se usa para referirse a lo «sagrado» o algo separado para el uso en el templo (uso cúltico). Así, el término describe las vestimentas sacerdotales (sagradas; Éx. 28:2). Puede referirse a objetos sagrados que se han ofrendado al señor (para usarse en el santuario y/o por los sacerdotes y levitas; Éx. 28:38), así como a objetos sagrados que solo sacerdotes y levitas podían usar (Éx. 29:32-33). En algunos casos las ofrendas dedicadas (sagradas) pueden ser para otros según la orientación de Dios (Deut. 26:13). Con sentido similar qodesh describe los objetos sagrados que se han designado para sacrificio y culto ritual (Éx. 30:25; Lev. 27:10). Israel debe apartar ciertos días sagrados (los sábados) exclusivamente para el culto divino, descanso del trabajo (Éx. 20:10), descanso en el Señor (Deut. 5:14) y convocatorias santas (Éx. 12:16).
Qodesh puede ser el resultado de una acción divina. Designa una persona, lugar o cosa como suyo (Éx. 3:5: primera mensión del término), o sea, separado y único. Es más, Dios designa a su santuario como un Lugar Santo. La parte exterior del santuario es el Lugar Santo y la interior el Lugar Santísimo (Éx. 26:33), y el altar es un lugar muy santo. Todo esto indica que en diversos grados estos lugares se identifican con el Dios santo (2 Sam. 6:10-11). Aquel que odia y se mantiene aparte de todo lo que sea muerte o que se asocia con la muerte e idolatría (Ezeq. 39:25). Este vocablo también se usa pocas veces para describir la santidad majestuaosa de Dios, que Él no tiene igual e imperfección alguna (Éx. 15:11). En al menos un pasaje se enfatiza la santidad de Dios en términos de poder (Jer. 23:9).
El nombre miqdash, aparece en hebreo bíblico unas 74 veces, se encuentra también en arameo y en hebreo posbíblico. El término significa «lugar sagrado» o «santuario», un espacio dedicado por los hombres bajo la dirección de Dios y con su aprobación como el lugar en que Él se encuentra con ellos y recibe su adoración (Éx. 15:17: primer uso del término).
El sustantivo qadesh, se encuentra 11 veces en el hebreo bíblico, se refiere a una «prostituta o prostituto» sagrado (Gén. 38:21: primer caso bíblico). La prostitución cúltica masculina era sinónima de homosexualidad (1 Reyes 22:46). Este sustantivo se encuentra en el Pentateuco en todos los períodos de la literatura histórica y en Oseas y Job.