NO, NADA
˒ayin (369, אין). «no; nada; si no; ni». Se han encontrado cognados de esta palabra en acádico, ugarítico y fenicio (púnico). El término aparece 789 veces en hebreo bíblico y durante todos los períodos.
˒Ayin puede usarse en forma absoluta, sin sufijos y sin formar parte de una construcción compuesta (prefijos, sufijos, etc.). De esta manera, expresa inexistencia, como en Gén. 2:5 (primera vez que el término aparece): «Ni había hombre para que labrase la tierra». Con el prefijo ˒im, el vocablo adquiere un tono enfático: «¿Está Jehová entre nosotros, o no?» (Éx. 17:7 RVA). En Gén. 30:1 la misma construcción significa «si no». En otros contextos el término quiere decir «nada»: «Y mi edad es como nada delante de ti» (Sal. 39:5).
Cuando forma parte de una construcción compuesta, ˒ayin mantiene el mismo significado básico. Sin embargo, en un matiz especial, el vocablo casi viene a ser un predicado cuyo significado es «no hay» o «no tenemos» (Núm. 14:42; cf. Gén. 31:50). En varios contextos el término podría traducirse «sin»: «Donde no hay consulta los planes se frustran» (Prov. 15:22 RVA: «sin consulta» LBA). Cuando la preposición min le precede, ˒ayin puede significar «por tanto» (Jer. 7:32). En otros casos, el vocablo expresa sencillamente una negación: «Tienen oídos, y no oyen; tampoco hay aliento en su boca» (Sal. 135:17 LBA).
Con un pronombre como sufijo, ˒ayin niega la existencia de la persona u objeto que este representa: «Caminó, pues, Enoc con Dios y desapareció [«no fue más»], porque Dios lo llevó consigo» (Gén. 5:24 RVA).
Estos usos del término deben distinguirse de ˒ayin, cuando significa «de dónde».