MANO

yad (3027, יָָד), «mano; lado; borde; al lado de; mano (medida), porción; soporte; monumento; virilidad (órgano sexual); poder; dominio». Este vocablo tiene cognados en la mayoría de las demás lenguas semíticas. En hebreo bíblico se constatan 1.618 casos del término durante todos los períodos.

El significado básico del término es «ma- no»: «Y dijo Jehová Dios: He aquí el hombre es como uno de nosotros, sabiendo el bien y el mal: ahora, pues, que no alargue su mano, y tome también del árbol de la vida» (Gén. 3:22: primera mención del vocablo). La palabra a veces se usa junto a un objeto que puede asirse con una «mano»: «Si lo hiere con una piedra en la mano [literalmente «piedra de mano»]» (Núm. 35:17 RVA). En un uso similar, el término quiere decir «humano»: «Con su sagacidad hará prosperar el engaño en su mano; y en su corazón se engrandecerá, y sin aviso destruirá a muchos; y se levantará contra el Príncipe de los príncipes, pero será quebrantado, aunque no por mano humana» (Dan. 8:25 RVR; literalmente «sin mano será quebrantado» RV; cf. Job 34:20).

En Isa. 49:2, «mano» se refiere a Dios que le dice a Moisés que pondrá su «mano» sobre la entrada de la cueva para protegerle. Esta es una figura retórica, un antropomorfismo, mediante el cual Dios promete su protección. La «mano» de Dios es otra manera de decir su «poder» (cf. Jer. 16:21). La frase «entre tus manos» puede significar «sobre tu pecho»: «Y le preguntarán: ¿Qué heridas son estas en tus manos [lit. «entre tus manos» BJ]? Y Él responderá: Con ellas fui herido en casa de mis amigos» (Zac. 13:6 RVR; «en tu cuerpo» BLA, cf. LBP).

Yad se usa retóricamente en otras frases que merecen mencionarse. «Levantar la mano» puede tener relación con «juramentar» (Gén. 14:22). «Sacudir» (literalmente, «dar la mano») es otro gesto relacionado con «juramentos» (cf. Prov. 11:21). «Poner la mano sobre alguien» (Gén. 37:27; Éx. 7:4) quiere decir hacerle daño. «Tomarse de las manos con alguien» significa «hacer causa común» con él: «No te concertarás [lit. «juntarás las manos»] con el impío para ser testigo falso» (Éx. 23:1). Si la mano de una persona no «alcanza» un objeto, quiere decir que «no puede pagar» por ello (Lev. 5:7). Cuando un compatriota «no puede extender su mano hacia ti», es porque «no puede mantenerse» (Lev. 25:35; cf. NBE).

«Taparse la boca con la mano» es un gesto de silencio (Prov. 30:32). «Poner la mano debajo de alguien» es señal de sumisión (1 Cr. 29:24). «Poner algo en la mano de otro» es confiar en él (Gén. 42:37).

Un segundo grupo importante de pasajes usa yad para indicar la ubicación y los usos de la mano. Primero, el término puede significar el «lado» en que está la mano: «Y Absalón se levantaba temprano y se situaba junto al camino de la puerta» (2 Sam. 15:2 LBA). En 2 Cr. 21:16 el vocablo quiere decir «borde, orilla»: «Jehová despertó contra Joram el espíritu de los filisteos y de los árabes que estaban al lado [lit. «a la mano»] de los etíopes» (RVA). En Éx. 2:5 (RVA) hay un uso similar que tiene que ver con el río Nilo: «Entonces la hija del faraón descendió al Nilo para bañarse. Y mientras sus doncellas se paseaban por la ribera [«a la mano»] del Nilo». También con un sentido de ubicación, yad puede indicar «longitud y anchura». En Gén. 34:21(RVA) leemos que la tierra era (literalmente) «amplia de manos»: «Estos hombres son pacíficos para con nosotros. Que habiten ellos en la tierra y que negocien en ella, pues he aquí la tierra es amplia para ellos también».

Segundo, el vocablo puede significar «parte» o «fracción» ya que esto es todo lo que la mano puede recibir: «Él tomó porciones de delante de sí para ellos, e hizo que la porción de Benjamín fuese cinco veces mayor que la de los demás» (Gén. 43:34 RVA).

Tercero, yad adquiere el significado de sostener, como por ejemplo el «soporte» de un mueble (1 Reyes 7:35ss RVA); o «soporte para los brazos» (1 Reyes 10:19 RVA).

Cuarto, puesto que una mano se puede levantar para «señalar», yad puede significar un «monumento» o «estela»: «Saúl se fue a Carmel, y he aquí que se erigió un monumento» (1 Sam. 15:12 RVA).

Quinto, yad a veces representa el «órgano sexual masculino»: «Has subido y ensanchado tu cama; de ellos has logrado pacto a tu favor, has amado su cama, has contemplado su virilidad» (Isa. 57:8 LBA, cf. Isa. 57:10; 6:2; 7:20: «hallaste mucha vitalidad» RVA o «hallaste nuevo vigor en tu mano» RVR, NRV).

En varios pasajes, yad se usa con el sentido de «poder» o «dominio»: «También derrotó David a Hadad-ezer, rey de Soba, en Hamat, cuando este iba a establecer su dominio hasta el río Éufrates» (1 Cr. 18:3 RVA). «Ser entregado en la mano» de alguien quiere decir «entregarlo a su poder»: «Dios lo ha entregado en mi mano, pues él se ha encerrado a sí mismo al entrar en una ciudad con puertas y cerrojos» (1 Sam. 23:7 RVA; cf. Prov. 18:21).

«Llenar la mano» de alguien puede servir como una frase técnica que significa «instalarle» en un puesto: «Con ellos vestirás a tu hermano Aarón, y con él a sus hijos. Los ungirás, los investirás y los consagrarás para que me sirvan como sacerdotes» (Éx. 28:41 RVA).

Yad se encuentra a menudo ligado a la preposición be y a otras preposiciones como una extensión; el significado no cambia, solo es más extensa la forma: «¿Por qué persigue así mi señor a su siervo? ¿Qué he hecho? ¿Qué maldad hay en mi mano?» (1 Sam. 26:18 RVA).

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