MANDAMIENTO
mitswah (4687, מצְוָָה), «mandamiento». Este nombre aparece 181 veces en el Antiguo Testamento. Se encuentra por primera vez en Gén. 26:5 (RVA), donde mitswah es sinónimo de joq («estatuto») y de tôrah («ley»): «Porque Abraham obedeció mi voz y guardó mi ordenanza, mis mandamientos, mis estatutos y mis instrucciones».
En el Pentateuco, Dios es siempre el Dador del mitswah: «Cuidaréis de poner por obra todo mandamiento que yo os mando hoy, para que viváis y seáis multiplicados, y para que entréis y toméis posesión de la tierra que Jehová juró dar a vuestros padres. Acuérdate de todo el camino por donde te ha conducido Jehová tu Dios estos cuarenta años por el desierto, con el fin de humillarte y probarte, para saber lo que estaba en tu corazón, y si guardarías sus mandamientos, o no» (Deut. 8:1-2 RVA). El «mandamiento» puede ser una prescripción («haréis») o una proscripción («no haréis»). Los mandamientos se dieron al alcance del oído de los israelitas (Éx. 15:26; Deut. 11:13), quienes los debían «hacer» (Lev. 4:2ss) y «guardar» (Deut. 4:2; Sal. 78:7). Cualquier incumplimiento significaría un rompimiento del pacto (Núm. 15:31), transgresión (2 Cr. 24:20) y apostasía (1 Reyes 18:18).
El plural de mitswah a menudo denota una recopilación de leyes impartidas por revelación divina. Son la «palabra» de Dios: «¿Con qué limpiará el joven su camino? Con guardar tu palabra» (Sal. 119:9). También se les llama «mandamientos de Dios».
Fuera del Pentateuco hay «mandamientos» emitidos por reyes (1 Reyes 2:43), padres (Jer. 35:14), gente (Isa. 29:13) y maestros de sabiduría (Prov. 6:20; cf. 5:13). Solo un diez por ciento de todos los casos del término en el Antiguo Testamento pertenecen a esta categoría.
Las traducciones en la Septuaginta son: entole («mandamiento; orden») y prostagma («orden; mandamiento; mandato; requerimiento»).