HÁLITO, ALIENTO

hebel (1892, הֶבֶֶל), «hálito, aliento, suspiro; vanidad; ídolo». Hay cognados de este nombre en siríaco, arameo tardío y arábigo. Con excepción de 4, los 72 ejemplos están en poesía (37 en Eclesiastés).

Primero, el vocablo significa que el «aliento» humano es pasajero: «Abomino de mi vida; no he de vivir para siempre; déjame pues, porque mis días son vanidad [lit.: «solo un suspiro»]» (Job 7:16).

Segundo, hebel significa algo sin sentido ni propósito: «Vanidad de vanidades, dijo el Predicador… todo es vanidad» (Ecl. 1:2).

Tercero, el término se refiere a un «ídolo», que no tiene sustancia ni valor; es vano: «Ellos me movieron a celos con lo que no es Dios; me provocaron a ira con sus ídolos» (Deut. 32:21 RVR: primer caso; «vanos ídolos» BJ).

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