BESTIA

behema (929, בְהֵמָָה) «bestia; animal; animal doméstico; ganado; corcel; animal salvaje». El vocablo tiene un cognado en arábigo. En todos los períodos del hebreo bíblico encontramos behema unas 185 veces. En Éx. 9:25 el término abarca hasta los «animales» más grandes, pues son todos los animales de Egipto: «Y aquel granizo hirió en toda la tierra de Egipto todo lo que estaba en el campo, así hombres como bestias». Este mismo significado se resalta también en Gén. 6:7: «Raeré de sobre la faz de la tierra a los hombres que he creado, desde el hombre hasta la bestia, y hasta el reptil y las aves del cielo». En 1 Reyes 4:33 el vocablo behema pareciera excluir a las aves, los peces y los reptiles: «Asimismo [Salomón] disertó sobre los animales, sobre las aves, sobre los reptiles y sobre los peces».

El término puede referirse a todos los animales domésticos y animales exceptuando a los seres humanos: «Luego dijo Dios: Produzca la tierra seres vivientes según su género, bestias y serpientes y animales de la tierra según su especie» (Gén. 1:24: primer caso). Sal. 8:7 usa behema como paralelismo sinónimo a «bueyes» y «ovejas», como si ambos fuesen incluidos: «Ovejas y bueyes, todo ello, y asimismo las bestias del campo». Sin embargo, el vocablo puede referirse únicamente a ganado: «Su ganado, sus bienes y todas sus bestias serán nuestros» (Gén. 34:23).

Una acepción poco usual es cuando significa «cabalgadura» tal como un caballo o una mula: «Me levanté de noche, yo y unos pocos varones conmigo, y no declaré a hombre alguno lo que Dios había puesto en mi corazón que hiciese en Jerusalén; ni había cabalgadura conmigo, excepto la única en que yo cabalgaba» (Neh. 2:12).

Poquísimas veces behema representa cualquier animal salvaje de cuatro patas o sin domesticar: «Y todos sus cadáveres servirán de comida a toda ave del cielo y fiera de la tierra, y no habrá quien las espante» (Deut. 28:26).

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