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1 Corintios
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Capítulo 1
Discordia y desórdenes en la Iglesia (1:1 al 6:20)
Saludos
Hechos 18; Romanos 1:1-7; Judas 1-2
1 Pablo, llamado por la voluntad de Dios a ser apóstol de Cristo Jesús, y el hermano Sóstenes, 2 a la iglesia de Dios que está en Corinto, a los santificados en Cristo Jesús, santos por llamamiento, con todos los que en todo lugar invocan el nombre de nuestro Señor Jesucristo, Señor de ellos y nuestro: 3 Gracia y paz a vosotros, de Dios nuestro Padre y del Señor Jesucristo.
Pablo da gracias a Dios por los corintios
Filipenses 1:3-6; Colosenses 1:3-6
4 Doy siempre gracias a mi Dios por vosotros, por la gracia de Dios que os ha sido dada en Cristo Jesús; 5 porque en todo habéis sido enriquecidos en él, en toda palabra y en todo conocimiento; 6 así como el testimonio de Cristo ha sido confirmado en vosotros; 7 de manera que no os falta ningún don, esperando la revelación de nuestro Señor Jesucristo, 8 quien os guardará hasta el fin, irreprensibles en el día de nuestro Señor Jesucristo. 9 Fiel es Dios, por quien fuisteis llamados a la comunión de su Hijo Jesucristo nuestro Señor.
Las divisiones en la Iglesia
Las divisiones en Corinto
Mateo 11:25-27; 1 Corintios 3:3-8, 18-22; 2 Corintios 4:5-7
10 Os ruego, hermanos, por el nombre de nuestro Señor Jesucristo, que habléis todos una misma cosa, y que no haya divisiones entre vosotros; sino que estéis perfectamente unidos en la misma mente y en el mismo parecer. 11 Porque he sido informado en lo que os concierne, hermanos míos, por los de Cloe, que hay disensiones entre vosotros. 12 Me refiero a que cada uno de vosotros dice: Yo soy de Pablo, yo de Apolos, yo de Cefas, y yo de Cristo. 13 ¿Está dividido Cristo? ¿Fue crucificado Pablo por vosotros? ¿O fuisteis bautizados en el nombre de Pablo? 14 Doy gracias a Dios de que a ninguno de vosotros bauticé, sino a Crispo y a Gayo; 15 para que nadie diga que fuisteis bautizados en mi nombre. 16 Y bauticé también a los de la casa de Estéfanas; por lo demás, no sé si a algún otro bauticé. 17 Porque Cristo no me envió a bautizar, sino a evangelizar; no con sabiduría de palabras, para no hacer vana la cruz de Cristo.
Sabiduría y locura
Mateo 11:25-27; 1 Corintios 3:18-20
18 Porque la doctrina de la cruz es locura a los que se pierden; pero para nosotros, los que se salvan, es poder de Dios. 19 Porque está escrito: «Destruiré la sabiduría de los sabios, y el entendimiento de los inteligentes desecharé» [Isaías 29:14]. 20 ¿Dónde está el sabio? ¿Dónde el escriba? ¿Dónde el disputador de este siglo? ¿No enloqueció Dios la sabiduría del mundo? 21 Porque ya que en la sabiduría de Dios, el mundo por su sabiduría no conoció a Dios, agradó a Dios salvar a los creyentes por la locura de la predicación. 22 Porque los judíos piden milagros, y los griegos buscan la sabiduría; 23 pero nosotros predicamos a Cristo crucificado, escándalo para los judíos y locura para los gentiles; 24 pero para los que son llamados, tanto judíos como griegos, Cristo poder de Dios y sabiduría de Dios. 25 Porque la locura de Dios es más sabia que los hombres, y lo débil de Dios es más fuerte que los hombres.
Locura y sabiduría en la fundación de la Iglesia
26 En efecto, mirad vuestro llamamiento, hermanos, que no hay muchos sabios según la carne, ni muchos poderosos, ni muchos nobles. 27 Pero lo necio del mundo escogió Dios, para avergonzar a los sabios; y lo débil del mundo escogió Dios, para avergonzar a lo fuerte; 28 y Dios escogió lo vil del mundo, y lo despreciado, lo que no es, para anular lo que es; 29 para que ninguna carne se gloríe ante Dios. 30 Pero por él sois vosotros en Cristo Jesús; el cual nos fue hecho sabiduría por parte de Dios, y justicia, y santificación, y redención; 31 para que, según está escrito: «El que se gloría, que se gloríe en el Señor°.» [Isaías 45:25; Jeremías 9:24]
Capítulo 2
Sabiduría y locura en la predicación de Pablo en Corinto
Juan 16:13-15; Efesios 3:2-11
1 Y yo, hermanos, cuando fui a anunciaros el testimonio de Dios, no fui con excelencia de palabra o de sabiduría. 2 Porque decidí no saber cosa alguna entre vosotros, sino a Jesucristo, y a este crucificado. 3 Y me acerqué a vosotros con debilidad, temor y mucho temblor. 4 Mi palabra y mi predicación no fueron con palabras persuasivas de sabiduría, sino con demostración del Espíritu y de poder; 5 para que vuestra fe no se basara en sabiduría de hombres, sino en el poder de Dios.
La sabiduría de Dios
6 Pero hablamos sabiduría entre los perfectos; aunque no sabiduría de este siglo, ni de los jefes de este siglo, que van desapareciendo; 7 sino que hablamos la sabiduría de Dios en misterio, la sabiduría escondida, la que Dios predestinó antes de los siglos para nuestra gloria; 8 la cual ninguno de los jefes de este siglo conoció; porque si la hubieran conocido, no habrían crucificado al Señor de gloria. 9 Pero como está escrito: «Lo que ojo no vio, ni oído oyó, y no subió al corazón del hombre, eso preparó Dios para los que lo aman.» [Isaías 64:4] 10 Dios nos las ha revelado por su Espíritu; porque el Espíritu todo lo escudriña, incluso las cosas profundas de Dios. 11 Pues, ¿quién de los hombres conoce las cosas de un hombre, sino el espíritu del hombre que está en él? Así también, nadie conoció las de Dios, sino el Espíritu de Dios. 12 Pero nosotros no hemos recibido el espíritu del mundo, sino el Espíritu de Dios, para que conozcamos lo que nos ha sido dado gratuitamente por Dios. 13 Y eso es también lo que hablamos, no con palabras enseñadas por la sabiduría humana, sino con las enseñadas por el Espíritu, comunicando cosas espirituales con palabras espirituales. 14 Pero el hombre natural no recibe las cosas del Espíritu de Dios, porque para él son locura; y no las puede conocer, porque se disciernen espiritualmente. 15 En cambio, el hombre espiritual lo juzga todo, y él mismo no es juzgado por nadie. 16 Porque, «¿quién conoció la mente del Señor°? ¿Quién lo instruirá?» [Isaías 40:13, 14] Pero nosotros tenemos la mente de Cristo.
Capítulo 3
La función de los predicadores del Evangelio
Romanos 14:10-12; 2 Corintios 6:4-13; Efesios 2:20-22; Hebreos 5:11-14
1 Yo, hermanos, no pude hablaros como a espirituales, sino como a carnales, como a niños en Cristo. 2 Os di a beber leche, no alimento sólido; porque no lo podíais soportar, y ni aun ahora lo podéis, 3 porque aún sois carnales; pues habiendo entre vosotros celos y contiendas, ¿no sois realmente carnales y os comportáis como hombres? 4 Pues cuando uno dice: Yo en verdad soy de Pablo; y otro: Yo de Apolos, ¿no sois como mundanos? 5 Entonces, ¿qué es Apolos, y qué Pablo? Servidores por medio de quienes creísteis, y según lo que el Señor dio a cada cual. 6 Yo planté, Apolos regó; pero Dios dio el crecimiento. 7 De manera que ni el que planta es algo, ni el que riega, sino el que da el crecimiento: Dios. 8 El que planta y el que riega uno son; pero cada cual recibirá su propia recompensa, según su propio trabajo. 9 Porque nosotros somos colaboradores de Dios; vosotros sois labranza de Dios, edificio de Dios. 10 Según la gracia de Dios que me fue dada, como arquitecto sabio puse los cimientos, y otro edifica encima; pero que cada uno mire cómo edifica sobre él. 11 Porque nadie puede poner otra base diferente de la que ya está puesta, la cual es Jesucristo. 12 Pero si sobre este fundamento alguno edifica oro, plata, piedras preciosas, madera, heno, paja, 13 la obra de cada uno será manifestada; porque el día la descubrirá, porque con fuego se revelará, y el fuego probará cómo es la obra de cada uno. 14 Si permanece la obra que alguno sobreedificó, recibirá recompensa; 15 si la obra de alguno se consume, él sufrirá pérdida; aunque él mismo será salvo, si bien como a través del fuego. 16 ¿No sabéis que sois templo de Dios y que el Espíritu de Dios mora en vosotros? 17 Si alguno destruye el templo de Dios, Dios lo destruirá a él; porque el templo de Dios es santo, y ese templo sois vosotros. 18 Que nadie se engañe a sí mismo. Si alguno entre vosotros piensa ser sabio en este siglo, que se haga necio para llegar a ser sabio. 19 Porque la sabiduría de este mundo es locura ante Dios. Porque está escrito: «Él prende a los sabios en su propia astucia.» [Job 5:13] 20 Y otra vez: «El Señor° conoce los razonamientos de los sabios, que son vanos.» [Salmo 94:11] 21 Así que nadie se gloríe en los hombres. Porque todas las cosas son vuestras; 22 sea Pablo, sea Apolos, sea Cefas, sea el mundo, sea la vida, sea la muerte, sea lo presente, sea el futuro: 23 todo es vuestro; pero vosotros sois de Cristo, y Cristo es de Dios.
Capítulo 4
Las relaciones de Pablo con los corintios
1 Así, que todo hombre nos considere como servidores de Cristo y administradores de los misterios de Dios. 2 Aquí, además, se requiere de los administradores que cada uno sea hallado fiel. 3 Para mí, en muy poco tengo el ser juzgado por vosotros, o por un tribunal humano. Ni aun a mí mismo me juzgo. 4 Mi conciencia de nada me acusa, pero no por esto soy justificado; el que me juzga es el Señor. 5 Así que no juzguéis nada antes de tiempo, hasta que venga el Señor, quien sacará a la luz las cosas ocultas de las tinieblas, y manifestará las intenciones de los corazones; entonces, para cada uno, la alabanza vendrá de Dios.
El orgullo de los corintios
2 Corintios 6:4-13; 10:1-11; Filipenses 2:19-22
6 Hermanos, si me he aplicado todo esto a mí mismo y a Apolos, es por vosotros; para que en nosotros aprendáis a no sobrepasar lo que está escrito; para que ninguno de vosotros sea altivo a favor del uno contra el otro. 7 Porque, ¿quién te diferencia de otro? ¿O qué tienes que no hayas recibido? Pero si lo recibiste, ¿por qué te glorías, como si no lo hubieses recibido? 8 Ya estáis saciados; ya os enriquecisteis; ya reináis sin nosotros. Y ojalá reinaseis, para que también nosotros reinemos con vosotros. 9 Pienso, en efecto, que Dios nos exhibió los últimos, a nosotros los apóstoles, como destinados a muerte; porque hemos sido hechos un espectáculo para el mundo, para los ángeles y para los hombres. 10 Nosotros somos insensatos por causa de Cristo, pero vosotros sabios en Cristo; nosotros somos débiles, pero vosotros fuertes; vosotros tenéis gloria, pero nosotros deshonra. 11 Hasta esta hora padecemos hambre y tenemos sed, estamos desnudos, somos abofeteados, andamos errantes, 12 y penamos trabajando con nuestras manos; somos insultados, y bendecimos; somos perseguidos, y lo soportamos; 13 somos difamados, y suplicamos; hemos llegado a ser como la basura del mundo, el desecho de todos hasta hoy.
La preocupación paternal de Pablo
14 No escribo estas cosas para avergonzaros, sino que os amonesto como a mis amados hijos. 15 Porque aunque tengáis diez mil maestros en Cristo, sin embargo, no tenéis muchos padres; porque yo os engendré en Cristo Jesús, por medio del evangelio. 16 Os suplico que seáis imitadores míos. 17 Por eso os envié a Timoteo, que es mi amado hijo y fiel en el Señor; él os recordará mi conducta en Cristo, tal como enseño por todas partes, en cada iglesia. 18 Algunos están envanecidos, como si yo no hubiese de ir a vosotros. 19 Pero pronto iré a vosotros, si el Señor quiere; y conoceré, no las palabras de esos envanecidos, sino su poder. 20 Porque el reino de Dios no es en palabras, sino en poder. 21 ¿Qué queréis? ¿Que vaya a vosotros con vara, o con amor y espíritu apacible?
Capítulo 5
Inmoralidad en la Iglesia
Un caso de mala conducta
Gálatas 5:9; 1 Timoteo 1:19-20; Hebreos 10:22
1 En todas partes se oye que hay fornicación entre vosotros, y tal fornicación como no se halla ni aun entre los gentiles, de manera que alguno tiene la mujer de su padre. 2 Y vosotros estáis llenos de orgullo; ¿no debierais más bien estar tristes, para que fuera quitado de entre vosotros el que ha hecho tal cosa? 3 Yo, en verdad, corporalmente ausente, pero presente en espíritu, como si estuviera presente ya he juzgado al que obró así. 4 En el nombre del Señor Jesús, reunidos vosotros y mi espíritu, con el poder de nuestro Señor Jesús, 5 para entregar al tal a Satanás para destrucción de la carne, a fin de que el espíritu sea salvo en el día del Señor. 6 No es buena vuestra jactancia. ¿Acaso no sabéis que un poco de levadura hace fermentar toda la masa? 7 Quitad la vieja levadura, para que seáis masa nueva, sin levadura como sois; porque nuestra Pascua, Cristo, ha sido sacrificada. 8 Así que celebremos la fiesta, no con levadura vieja, ni con levadura de malicia y maldad, sino con pan sin levadura, de sinceridad y verdad.
Mateo 18:15-17; 2 Tesalonicenses 3:6
9 Os escribí en la carta que no os relacionéis con fornicarios; 10 no, por cierto, con los fornicarios de este mundo, ni con los avaros, ni con los estafadores o idólatras; porque entonces tendríais que salir del mundo. 11 Más bien os escribí que no os relacionaseis con quien se llama hermano y es fornicario, o avaro, o idólatra, o calumniador, o borracho, o estafador; con ese ni comáis. 12 Pues ¿por qué voy yo a juzgar a los de afuera? ¿No juzgáis vosotros a los de dentro? 13 Pero a los de afuera los juzgará Dios. Quitad al malvado de entre vosotros.
Capítulo 6
Los pleitos entre hermanos
Mateo 5:23-24, 38-42; Romanos 12:17-18; Santiago 4:1
1 Si alguno de vosotros tiene un pleito contra otro, ¿se atreve a llevarlo a juicio ante los injustos, y no ante los santos? 2 ¿No sabéis que los santos juzgarán al mundo? Y si por vosotros es juzgado el mundo, ¿acaso sois indignos de juzgar pleitos más triviales? 3 ¿No sabéis que juzgaremos a los ángeles? Cuánto más las cosas de esta vida. 4 Así que, si tenéis pleitos sobre cosas de esta vida, poned por jueces a los que son de menos estima en la iglesia. 5 Para vergüenza vuestra lo digo. Así, ¿no hay entre vosotros ningún sabio que pueda decidir entre sus hermanos? 6 Sino que hermano pleitea contra hermano, y esto ante incrédulos. 7 Ya, en verdad, es una culpa grave que tengáis pleitos entre vosotros. ¿Por qué no sufrís más bien la injusticia? ¿Por qué no permitís más bien ser defraudados? 8 Pero vosotros cometéis injusticias y defraudáis, y esto a hermanos.
Efesios 5:3-8; Colosenses 3:5-10; Tito 3:3-7
9 ¿No sabéis que los injustos no heredarán el reino de Dios? No os engañéis; ni fornicarios, ni idólatras, ni adúlteros, ni afeminados, ni sodomitas, 10 ni ladrones, ni avaros, ni borrachos, ni calumniadores, ni estafadores heredarán el reino de Dios. 11 Y esto erais algunos; pero habéis sido lavados, habéis sido santificados, habéis sido justificados en el nombre del Señor Jesucristo y por el Espíritu de nuestro Dios.
«Todas las cosas me son lícitas»
2 Corintios 5:14-15; 1 Tesalonicenses 4:1-7; 1 Pedro 1:14-19
12 Todas las cosas me son lícitas, pero no todas convienen; todas las cosas me son lícitas, pero no seré dominado por ninguna. 13 Los alimentos para el vientre, y el vientre para los alimentos; pero Dios destruirá tanto a aquel como a estos. Pero el cuerpo no es para la fornicación, sino para el Señor, y el Señor para el cuerpo. 14 Dios resucitó al Señor, y a nosotros también nos resucitará por su poder. 15 ¿No sabéis que vuestros cuerpos son miembros de Cristo? ¿Tomaré entonces los miembros de Cristo y los haré miembros de una ramera? ¡De ningún modo! 16 ¿O no sabéis que quien se junta con una prostituta, un cuerpo es con ella? Porque está escrito, «Los dos son una sola carne.» [Génesis 2:24] 17 Pero el que se une al Señor, un solo espíritu es con él. 18 Huid de la fornicación. Cualquier otro pecado que cometa el hombre, está fuera del cuerpo; pero el que fornica, contra su cuerpo peca. 19 ¿O no sabéis que vuestro cuerpo es templo del Espíritu Santo que está en vosotros, el cual tenéis de Dios, y que no sois vuestros? 20 Habéis sido comprados por precio; por lo tanto, glorificad a Dios en vuestro cuerpo.
Capítulo 7
Respuestas a preguntas (7:1 al 16:24)
Sobre el matrimonio
Génesis 2:18-25; Mateo 19:3-12
1 Ahora, acerca de lo que me habéis escrito, bueno es para el hombre no tocar mujer; 2 pero a causa de la fornicación, que cada hombre tenga su propia mujer, y cada mujer su propio marido. 3 Que el marido cumpla con su mujer el deber conyugal, y asimismo la mujer con su marido. 4 La mujer no tiene potestad sobre su propio cuerpo, sino el marido; ni tampoco el marido tiene potestad sobre su propio cuerpo, sino la mujer. 5 No os privéis el uno del otro, a no ser de mutuo acuerdo, por algún tiempo, para dedicaros a la oración; y volved a estar juntos, para que Satanás no os tiente por vuestra falta de dominio propio. 6 Esto lo digo como concesión, no como mandato. 7 Yo quisiera que todos los hombres fuesen como yo. Pero cada uno tiene su propio don de Dios, uno de una manera, y otro de otra. 8 Digo a los que no están casados y a las viudas: Es bueno para ellos si permanecen así como yo. 9 Pero si no tienen dominio propio, que se casen; en efecto, es mejor casarse que quemarse.
Génesis 17:7; Romanos 11:16; 1 Pedro 3:1-2
10 A los casados ordeno, no yo, sino el Señor: Que la mujer no se separe del marido 11 (y si ella se separa, que permanezca sin casarse, o que se reconcilie con su marido); y que el marido no abandone a su mujer. 12 A los demás os digo yo, no el Señor: Si algún hermano tiene mujer no creyente, y ella consiente en vivir con él, que no la abandone. 13 Y la mujer que tenga marido no creyente, y este acepte vivir con ella, que no abandone al marido. 14 Porque el marido no creyente es santificado en su mujer, y la mujer no creyente es santificada en su marido; de otra manera vuestros hijos serían inmundos; pero ahora son santos. 15 Pero si el no creyente se separa, que se separe; pues en semejante caso el hermano o la hermana no está sujeto a servidumbre; pero Dios nos ha llamado para vivir en paz. 16 Pues, ¿qué sabes, mujer, si salvarás a tu marido? ¿O qué sabes, marido, si salvarás a tu mujer? 17 No obstante, que cada uno viva como el Señor le repartió y como Dios lo llamó. Así ordeno en todas las iglesias.
No esforzarse por cambiar de condición
18 ¿Fue llamado alguien ya circunciso? Permanezca así. ¿Ha sido llamado alguno siendo incircunciso? No se circuncide. 19 La circuncisión nada es, y la incircuncisión nada es; lo importante es guardar los mandamientos de Dios. 20 Que cada uno permanezca en la vocación en que fue llamado. 21 ¿Fuiste llamado siendo esclavo? No te preocupes; pero si puedes llegar a ser libre, procúralo más bien. 22 Porque el que siendo esclavo fue llamado en el Señor, es libre del Señor; como también el que siendo libre fue llamado, esclavo es de Cristo. 23 Fuisteis comprados por precio; no os hagáis esclavos de los hombres. 24 Hermanos, que cada uno permanezca ante Dios en el estado en que fue llamado.
Sobre los que no están casados
Hebreos 13:4; 1 Pedro 4:7
25 Acerca de las personas que son vírgenes(nota: hombre o mujer), no tengo orden del Señor; pero doy mi parecer, como habiendo alcanzado misericordia del Señor para ser fiel. 26 Pienso, entonces, a causa de la aflicción presente: bueno es para el hombre que se quede como está. 27 ¿Estás atado a mujer? No procures separarte. ¿Estás desatado de mujer? No busques mujer. 28 Pero si te casas, no pecas; y si la virgen se casa, no peca. Pero esos tendrán tribulación en la carne, y yo os la quisiera evitar. 29 Pero esto digo, hermanos: El tiempo es corto; que desde ahora los que tienen mujer sean como si no la tuviesen; 30 los que lloran, como si no lloraran; los que se regocijan, como si no se regocijaran; los que compran, como si no poseyeran nada; 31 los que disfrutan de este mundo, como si no disfrutasen; porque la apariencia de este mundo se pasa. 32 Yo quisiera que estuvieseis sin preocupaciones. El soltero se preocupa de las cosas del Señor, de cómo agradar al Señor; 33 pero el casado se preocupa por las cosas del mundo, de cómo agradar a su mujer, 34 y su atención está dividida. La soltera y la virgen se preocupan por las cosas del Señor, para ser santas de cuerpo y de espíritu; pero la casada se preocupa por las cosas del mundo, de cómo agradar a su marido. 35 Esto lo digo para vuestro provecho; no para poneros una trampa, sino para que sirváis al Señor honesta y asiduamente. 36 Si alguien estima obrar de manera incorrecta con respecto a su virginidad, que la flor de su edad se pasa, y si siente la necesidad, que haga lo que quiera: no peca; que se case. 37 Pero el que está firme en su corazón, no teniendo tal necesidad, y es dueño de su propia voluntad, y ha decidido en su corazón guardar su virginidad, hará bien. 38 Así, el que da su virginidad en matrimonio, hace bien; y el que no la da en matrimonio, hace mejor. 39 La mujer casada está ligada mientras su marido vive; pero si el marido muere, libre es de casarse con quien quiera; siempre que sea en el Señor. 40 Pero será más feliz si permanece así, según mi opinión; y pienso que yo también tengo el Espíritu de Dios.
Capítulo 8
Lo sacrificado a los ídolos
Romanos 14:13-23; 1 Corintios 10:14-33
1 Respecto a lo sacrificado a los ídolos, sabemos (ya que todos tenemos conocimiento, que el conocimiento enorgullece, pero el amor edifica. 2 Si alguien piensa saber algo, no conoce nada todavía como conviene conocerlo. 3 Pero si alguno ama a Dios, este es conocido por él). 4 Acerca, pues, de comer las viandas sacrificadas a los ídolos, sabemos que el ídolo nada es en el mundo, y que no hay más que un solo Dios. 5 Porque aunque haya los llamados dioses, sea en el cielo, o en la tierra (como hay muchos dioses y muchos señores), 6 para nosotros, sin embargo, hay un solo Dios, el Padre, de quien todo procede, y nosotros para él; y un solo Señor, Jesucristo, por quien todo existe, y nosotros por medio de él. 7 Pero no todos tienen este conocimiento: algunos, habituados al ídolo hasta ahora, comen como si fuera lo sacrificado al ídolo; y su conciencia, siendo débil, se contamina. 8 Ahora bien, no es la comida la que nos acerca de Dios; y no somos menos si no comemos, ni más si comemos. 9 Pero cuidad que esta libertad vuestra no venga a ser tropezadero para los débiles. 10 Porque si alguno te ve, a ti que tienes este conocimiento, sentado a la mesa en el templo del ídolo, ¿no será estimulada su conciencia, siendo él débil, para comer de lo sacrificado al ídolo? 11 Y el débil, el hermano por quien Cristo murió, se perderá por tu conocimiento. 12 Y pecando así contra los hermanos, e hiriendo su conciencia débil, contra Cristo pecáis. 13 Por eso, si una comida da ocasión de pecar a mi hermano, nunca comeré carne, para no hacer pecar a mi hermano.
Capítulo 9
Pablo había renunciado a sus derechos
Lucas 10:7; Gálatas 1:11 al 2:21; 6:6; 1 Timoteo 5:17-18
1 ¿No soy libre? ¿No soy apóstol? ¿No he visto a Jesús nuestro Señor? ¿No sois vosotros obra mía en el Señor? 2 Si para otros no soy apóstol, de veras para vosotros sí que lo soy; porque vosotros sois el sello de mi apostolado en el Señor. 3 Mi defensa contra los que me piden cuentas es esta: 4 ¿Acaso no tenemos derecho a comer y a beber? 5 ¿No tenemos derecho a llevar con nosotros a una hermana como esposa, como también los demás apóstoles, y los hermanos del Señor, y Cefas? 6 ¿Acaso solo yo y Bernabé no tenemos derecho a no trabajar? 7 ¿Quién sirve jamás como soldado pagando sus propios gastos? ¿Quién planta una viña, y no come de su fruto? ¿O quién apacienta un rebaño, y no se alimenta de la leche del rebaño? 8 ¿Digo esto como hombre, o no lo dice la ley también? 9 Porque en la ley de Moisés está escrito: «No pondrás bozal al buey que trilla.» [Deuteronomio 25:4] ¿Acaso se ocupa Dios de los bueyes? 10 ¿O lo dice expresamente por nosotros? En efecto, por nosotros fue escrito; porque con esperanza debe arar el que ara, y el que trilla debe trillar con esperanza de tener su parte. 11 Si hemos sembrado en vosotros bienes espirituales, ¿será mucho que cosechemos de vosotros bienes materiales? 12 Si otros tienen este derecho sobre vosotros, ¿cuánto más nosotros? Pero no hemos usado de este derecho; antes bien, todo lo soportamos para no poner ningún obstáculo al evangelio de Cristo. 13 ¿No sabéis que los que trabajan en las cosas sagradas, comen del templo, y los que sirven al altar, del altar participan? 14 Así también ha ordenado el Señor que los que anuncian el evangelio, vivan del evangelio.
Hechos 20:34-35; 2 Corintios 11:7-12; 12:13-15
15 Pero yo no he usado de ninguno de estos derechos; ni escribo esto para reclamarlos en mi favor; prefiero morir antes que ver a alguien privarme de esta gloria mía. 16 Porque si evangelizo, no tengo de qué gloriarme; porque me está impuesta la necesidad; pues, ¡ay de mí si no anuncio el evangelio! 17 Porque si hago esto voluntariamente, tengo recompensa; pero si es involuntariamente, una administración me ha sido confiada. 18 Entonces, ¿cuál es mi recompensa? Predicar el evangelio gratuitamente, sin aprovecharme de mi derecho en el evangelio. 19 En efecto, siendo libre de todos, a todos me he esclavizado, para ganar al mayor número. 20 A los judíos me hice como judío, para ganar a los judíos; a los que están bajo la ley, como bajo la ley (no estando yo bajo la ley), para ganar a los que están bajo la ley; 21 a los que están sin ley, como sin ley (no estando yo sin ley de Dios, sino bajo la ley de Cristo), para ganar a los que están sin ley. 22 Me hice débil a los débiles, para ganar a los débiles; todo me hice para con todos, para de todos modos salvar a algunos. 23 Todo lo hago por el evangelio, para hacerme copartícipe de él.
La disciplina de los atletas
Romanos 8:13; Filipenses 3:10-14; 2 Timoteo 2:3-6; 4:5-8
24 ¿No sabéis que los que corren en el estadio, todos corren en verdad, pero solo uno recibe el premio? ¡Corred de forma que lo obtengáis! 25 Y todo aquel que lucha se impone un estricto régimen. Ellos en verdad por una corona corruptible, pero nosotros por una incorruptible. 26 Así yo corro, no como a la ventura; así peleo, no como golpeando el aire; 27 pero mortifico mi cuerpo, y lo someto; no sea que habiendo predicado a otros, yo mismo quede descalificado.
Capítulo 10
El ejemplo de Israel en el desierto
Éxodo 13 al 14; 16 al 17; 32; Números 21; 25; Salmo 78:13-33; 106:9-29; Hebreos 3:7-19
1 Porque no quiero que ignoréis, hermanos, que nuestros padres estaban todos bajo la nube, y todos pasaron por el mar; 2 y todos fueron bautizados en Moisés en la nube y en el mar; 3 y todos comieron el mismo alimento espiritual, 4 y todos bebieron la misma bebida espiritual; porque bebían de una Roca espiritual que los seguía, y la Roca era Cristo. 5 Pero la mayoría de ellos no agradó a Dios, pues cayó en el desierto. 6 Todas estas cosas sucedieron como ejemplos para nosotros, a fin de que no codiciemos cosas malas, como hicieron ellos. 7 Ni os hagáis idólatras, como algunos de ellos, según está escrito: «Se sentó el pueblo a comer y a beber, y se levantó para divertirse.» [Éxodo 32:6] 8 Ni cometamos fornicación, como algunos de ellos la cometieron, y cayeron en un día veintitrés mil. 9 Ni tentemos a Cristo, como algunos de ellos le tentaron, y perecieron por las serpientes. 10 Ni murmuréis, como algunos de ellos murmuraron, y perecieron por el exterminador. 11 Y estas cosas les acontecían como ejemplos, y fueron escritas para advertirnos a nosotros, para quienes el fin de los siglos ha llegado. 12 Por tanto, el que piensa estar firme, mire que no caiga.
Éxodo 20:4-5; 2 Corintios 6:14-18; Apocalipsis 2:14
13 No os ha sobrevenido ninguna tentación que no sea común a los hombres; pero fiel es Dios, que no permitirá que seáis tentados más allá de lo que podáis soportar; pero con la tentación también dará la salida, para que podáis soportarla.
Abstenerse de prácticas idólatras
14 Por lo cual, amados míos, huid de la idolatría. 15 Como a sensatos os hablo; juzgad lo que digo. 16 La copa de bendición que bendecimos, ¿no es la comunión de la sangre de Cristo? El pan que partimos, ¿no es la comunión del cuerpo de Cristo? 17 Porque nosotros, siendo muchos, somos un solo pan, un solo cuerpo; porque todos participamos de un solo pan. 18 Mirad a Israel según la carne. ¿Los que comen de los sacrificios, no tienen comunión con el altar? 19 ¿Qué digo, pues? ¿Que lo que se sacrifica a los ídolos es algo? ¿O que el ídolo es algo? 20 Antes digo, que lo que sacrifican, a los demonios lo sacrifican, y no a Dios; y no quiero que tengáis comunión con los demonios. 21 No podéis beber de la copa del Señor y de la copa de los demonios. No podéis participar de la mesa del Señor y de la mesa de los demonios. 22 ¿Provocamos a celos al Señor? ¿Acaso somos más fuertes que él?
Hacer todo para la gloria de Dios
Romanos 14:13-23; 1 Corintios 8:13; 2 Corintios 6:14-18
23 Todo es lícito, pero no todo es provechoso. Todo es lícito, pero no todo edifica. 24 Que nadie busque su propio interés, sino el del otro. 25 De todo lo que se vende en la carnicería, comed, sin preguntar nada por motivos de conciencia; 26 «porque del Señor° es la tierra y cuanto ella contiene.» [Salmo 24:1] 27 Si os invita un incrédulo, y queréis ir, comed todo lo que os pongan delante, sin preguntar nada por motivo de conciencia. 28 Pero si alguien os dice: Esto fue sacrificado a los ídolos, no lo comáis, por aquel que lo manifestó, y por la conciencia. 29 Conciencia, digo, no la tuya, sino la del otro. Pues, ¿por qué ha de ser juzgada mi libertad por conciencia ajena? 30 Si yo dando gracias participo, ¿por qué soy censurado por aquello por lo cual doy gracias? 31 Entonces, sea que comáis, o que bebáis, o cualquier cosa que hagáis, hacedlo todo para gloria de Dios. 32 No deis ocasión de tropiezo, ni a judíos, ni a griegos, ni a la iglesia de Dios; 33 como yo también agrado en todo a todos, no buscando mi propio interés, sino el de muchos, para que se salven.
Capítulo 11
1 Sed imitadores míos, así como yo lo soy de Cristo.
La vida en la Iglesia
El hombre y la mujer ante el Señor
Efesios 5:22-24; 1 Timoteo 2:8-14
2 Os alabo, porque en todo os acordáis de mí, y retenéis las instrucciones tal como os las transmití. 3 Pero quiero que sepáis que la cabeza de todo hombre es Cristo; la cabeza de la mujer es el hombre; y la cabeza de Cristo es Dios. 4 Todo hombre que ora o profetiza con la cabeza cubierta, deshonra su cabeza. 5 Toda mujer que ora o profetiza con la cabeza descubierta, deshonra su cabeza; porque es igual que si se hubiese rapado. 6 Porque si la mujer no se cubre, que también se rape; pero si le es vergonzoso a la mujer estar trasquilada o rapada, que se cubra. 7 Porque el hombre, siendo imagen y gloria de Dios, no debe cubrirse la cabeza; pero la mujer es gloria del hombre. 8 Porque el hombre no procede de la mujer, sino la mujer del hombre; 9 y de hecho, el hombre no fue creado a causa de la mujer, sino la mujer a causa del hombre. 10 Por tanto, la mujer debe tener señal de autoridad sobre su cabeza, por causa de los ángeles. 11 Pero en el Señor, ni la mujer es sin el hombre, ni el hombre sin la mujer. 12 Porque como la mujer procede del hombre, así también el hombre nace de la mujer; pero todas las cosas son de Dios. 13 Juzgad por vosotros mismos: ¿Es apropiado que la mujer ore a Dios con la cabeza descubierta? 14 ¿La naturaleza misma no os enseña que si el hombre lleva la cabellera larga, es una deshonra para él, 15 mientras que para la mujer es honroso llevar la cabellera larga? Porque la cabellera larga le es dada en lugar de velo. 16 Pero si alguno cree poder discutir, nosotros no tenemos tal costumbre, ni las iglesias de Dios.
La Cena del Señor
1 Samuel 2:12-17; Mateo 26:26-28; Marcos 14:22-25; Lucas 22:14-20; 1 Corintios 10:16, 17
17 Pero al anunciaros esto que sigue, no os alabo; porque os reunís no para lo mejor, sino para lo peor. 18 Ante todo, oigo decir que al reuniros en asamblea hay divisiones entre vosotros; y en parte lo creo. 19 Porque también es necesario que las haya entre vosotros, para que se manifiesten los que son aprobados entre vosotros. 20 Cuando, pues, os reunís, esto no es comer la Cena del Señor; 21 porque al comer, cada cual se adelanta a tomar su propia cena; uno tiene hambre, y otro está embriagado. 22 ¿Acaso no tenéis casas para comer y beber? ¿O despreciáis a la iglesia de Dios, y avergonzáis a los que nada tienen? ¿Qué os diré? ¿Os alabaré? En esto no os alabo. 23 Porque yo recibí del Señor lo que también os enseñé: Que el Señor Jesús, la noche que fue entregado, tomó pan; 24 y después de dar gracias, lo partió y dijo: Esto es mi cuerpo, que es por vosotros. Haced esto en memoria de mí. 25 Asimismo tomó también la copa, después de cenar, diciendo: Esta copa es el nuevo pacto en mi sangre; haced esto, siempre que la bebáis, en memoria de mí. 26 Porque siempre que comáis de este pan y bebáis de esta copa, la muerte del Señor proclamáis hasta que él venga. 27 Así, cualquiera que coma del pan o beba de la copa del Señor indignamente, será culpable del cuerpo y de la sangre del Señor. 28 Por tanto, que cada uno se examine a sí mismo, y coma así del pan, y beba de la copa; 29 porque el que come y bebe sin discernir el cuerpo del Señor, come y bebe juicio para sí mismo. 30 Por esto muchos de entre vosotros están enfermos y debilitados, y bastantes duermen. 31 Pero si nos examináramos a nosotros mismos, no seríamos juzgados. 32 Pero siendo juzgados, somos educados por el Señor, para no ser condenados con el mundo. 33 Así que, hermanos míos, cuando os reunís para comer, esperaos unos a otros. 34 Si alguno tiene hambre, que coma en su casa; para que no os reunáis para juicio. Las demás cosas las pondré en orden cuando vaya.
Capítulo 12
Los dones del Espíritu
Romanos 12:3-8; Efesios 4:4-16; 1 Pedro 4:10-11
1 No quiero, hermanos, que seáis ignorantes con respecto a los asuntos espirituales, 2 sabéis que cuando erais gentiles se os extraviaba, llevándoos arrastrados hacia los ídolos mudos. 3 Por lo cual os hago saber que nadie, hablando por el Espíritu de Dios, dice: «Jesús es anatema»; y nadie puede decir: «Jesús es el Señor», sino por el Espíritu Santo. 4 Ahora bien, hay diversidad de dones, pero el Espíritu es el mismo; 5 y hay diversidad de servicios, pero el Señor es el mismo; 6 y hay diversidad de actividades, pero el mismo Dios hace todas las cosas en todos. 7 Pero a cada uno le es dada la manifestación del Espíritu para el bien de todos. 8 Porque a uno, mediante el Espíritu, le es dada palabra de sabiduría; a otro, palabra de conocimiento, según el mismo Espíritu; 9 a otro fe, por el mismo Espíritu; a otro dones de curaciones, por el mismo Espíritu; 10 a otro poderes milagrosos; a otro profecía; a otro discernimiento de espíritus; a otro diversidad de lenguas; a otro interpretación de lenguas. 11 Pero todas estas cosas las hace el único y el mismo Espíritu, repartiendo a cada uno en particular como él quiere.
Diversidad de miembros y unidad del cuerpo
12 Porque así como el cuerpo es uno, y tiene muchos miembros, pero todos los miembros del cuerpo, siendo muchos, son un solo cuerpo, así también es Cristo. 13 Porque todos nosotros fuimos bautizados en un mismo Espíritu para constituir un solo cuerpo, seamos judíos o griegos, seamos esclavos o libres; y a todos se nos dio a beber de un solo Espíritu. 14 Porque el cuerpo no es un solo miembro, sino muchos. 15 Si dijera el pie: Porque no soy mano, no soy del cuerpo; no por esto deja de ser del cuerpo. 16 Y si dijera la oreja: Porque no soy ojo, no soy del cuerpo; no por esto deja de ser del cuerpo. 17 Si todo el cuerpo fuera ojo, ¿dónde estaría el oído? Si todo fuera oído, ¿dónde estaría el olfato? 18 Pero ahora Dios colocó a cada uno de los miembros en el cuerpo como él quiso. 19 Porque si todos fueran un solo miembro, ¿dónde estaría el cuerpo? 20 Ahora bien, hay muchos miembros, pero un solo cuerpo. 21 No puede el ojo decir a la mano: No tengo necesidad de ti; y tampoco la cabeza a los pies: No tengo necesidad de vosotros. 22 Al contrario, los miembros del cuerpo que parecen ser más débiles, son mucho más necesarios; 23 y los miembros del cuerpo que nos parecen menos dignos, los rodeamos con más honor, y nuestros miembros menos decorosos, los tratamos con mayor decoro, 24 mientras que nuestras partes decorosas no tienen necesidad. Pero Dios ordenó el cuerpo, dando mayor honor al que le faltaba; 25 para que no haya división en el cuerpo, sino que todos los miembros se preocupen los unos por los otros. 26 Y si un miembro sufre, todos los miembros sufren con él; si un miembro recibe honor, todos los miembros se alegran con él. 27 Vosotros sois cuerpo de Cristo, y sus miembros cada uno en particular. 28 Y Dios los ha puesto en la iglesia: primero a los apóstoles, segundo a los profetas, tercero a los maestros, luego a los que hacen milagros, después los dones de curar, de ayudar, de gobernar, y diversidad de lenguas. 29 ¿Son todos apóstoles? ¿Son todos profetas? ¿Son todos maestros? ¿Hacen todos milagros? 30 ¿Tienen todos dones de curar? ¿Hablan todos diversas lenguas? ¿Interpretan todos? 31 Pero anhelad los dones más grandes. Y aun yo os voy a mostrar un camino todavía más excelente.
Capítulo 13
El amor fraternal
Mateo 22:36-40; Romanos 13:8-10; Colosenses 3:14; 1 Juan 3:16-19; 4:7-21
1 Si yo hablase en las lenguas de los hombres y de los ángeles, pero no tengo amor, vengo a ser como bronce que resuena o címbalo que retiñe. 2 Si tengo don de profecía, y entiendo todos los misterios y poseo todo conocimiento, y si tengo toda la fe, de manera que trasladase montañas, pero no tengo amor, nada soy. 3 Si reparto en alimentos todos mis bienes, y si entrego mi cuerpo para ser quemado, pero no tengo amor, de nada me aprovecha. 4 El amor es paciente, el amor es servicial. El amor no tiene envidia, no es jactancioso, no es arrogante. 5 No es indecoroso, ni busca su interés. No se irrita, ni toma en cuenta el mal; 6 no se goza en la injusticia, pero se alegra con la verdad; 7 todo lo excusa, todo lo cree, todo lo espera, todo lo soporta. 8 El amor nunca se acaba. ¿Hay profecías? Acabarán. ¿Hay lenguas? Cesarán. ¿Hay conocimiento? Terminará. 9 Porque en parte conocemos, y en parte profetizamos; 10 pero cuando venga lo que es perfecto, entonces lo que es en parte se acabará. 11 Cuando yo era niño, hablaba como niño, pensaba como niño, razonaba como niño; cuando me he hecho hombre, he dejado las cosas del niño. 12 Porque ahora vemos borrosamente, como en un espejo, pero entonces veremos cara a cara. Ahora conozco en parte, pero entonces conoceré perfectamente, como fui conocido. 13 Ahora permanecen la fe, la esperanza y el amor, estas tres cosas; pero la mayor de ellas es el amor.
Capítulo 14
Profetizar y hablar en lenguas
Romanos 14:19; 1 Pedro 4:10-11
1 Seguid el amor, pero anhelad los dones espirituales, sobre todo el de profecía. 2 Porque el que habla en lenguas extrañas no habla a hombres, sino a Dios; porque nadie le entiende, pero en espíritu habla misterios. 3 Pero el que profetiza, habla a los hombres para edificación, exhortación y consolación. 4 El que habla en lengua extraña, se edifica a sí mismo; pero el que profetiza, edifica a la iglesia. 5 Yo quisiera que todos vosotros hablaseis en lenguas, pero más aun que profeticéis; porque mayor es el que profetiza que el que habla en lenguas; a menos que las interprete, para que la iglesia reciba edificación. 6 Y ahora, hermanos, si vengo a vosotros hablando en lenguas extrañas, ¿de qué utilidad os sería yo, si no os hablo con revelación, con conocimiento, con profecía o con doctrina? 7 Incluso las cosas inanimadas que producen sonido, flauta o arpa, si no producen distintos tonos, ¿cómo se conocerá lo que se toca con la flauta, o con el arpa? 8 Y si la trompeta diese un sonido confuso, ¿quién se preparará para la batalla? 9 Así también vosotros, si con la lengua no decís palabra inteligible, ¿cómo se entenderá lo que estáis diciendo? Porque hablaréis al aire. 10 Hay en el mundo muchas clases de lenguas; y ninguna carece de significado. 11 Si, pues, yo no entiendo el significado de las palabras, seré extranjero para el que habla, y el que habla, extranjero para mí. 12 Así también vosotros. Ya que anheláis dones espirituales, procurad abundar en ellos para la edificación de la iglesia. 13 Por lo cual, el que habla en lengua extraña, que ore para que pueda interpretarla. 14 Porque si yo oro en lengua extraña, mi espíritu ora, pero mi entendimiento no da fruto. 15 ¿Qué hacer entonces? Oraré con el espíritu, pero oraré también con el entendimiento; cantaré con el espíritu, pero cantaré también con el entendimiento. 16 Porque si bendices con el espíritu, ¿cómo dirá amén a tu acción de gracias el que ocupa el lugar del poco instruido? Puesto que no entiende lo que dices. 17 Porque tú, en verdad, das bien gracias, pero el otro no es edificado. 18 Doy gracias a Dios de que hablo en lenguas más que todos vosotros; 19 pero en la iglesia prefiero hablar cinco palabras con mi entendimiento, para instruir a otros, que diez mil palabras en lenguas extrañas. 20 Hermanos, no seáis niños en su manera de pensar. Sed infantiles en la malicia, pero sed adultos en su manera de pensar. 21 En la ley está escrito: «Con otras lenguas y con labios de otros hablaré a este pueblo; y ni así me escucharán, dice el Señor°.» [Isaías 28:11, 12] 22 Así que las lenguas son para señal, no para los creyentes, sino para los incrédulos; y la profecía no para los incrédulos, sino para los creyentes. 23 Si, pues, toda la iglesia se reúne en un mismo lugar, y todos hablan en lenguas extrañas, y entran los poco instruidos, o los incrédulos, ¿no dirán que estáis locos? 24 Pero si todos profetizan, y entra algún incrédulo, o poco instruido, es convencido por todos, es juzgado por todos; 25 lo secreto de su corazón se hace manifiesto; y así, cayendo sobre su rostro, adorará a Dios, declarando que Dios está entre vosotros.
El orden en el culto y en la Iglesia
26 ¿Qué hay, pues, hermanos? Cuando os reunís, cada uno tiene un salmo, tiene una enseñanza, tiene una revelación, tiene una lengua, tiene una interpretación. Que todo se haga para edificación. 27 Si alguno habla en lengua extraña, que sean dos, a lo más tres, y por turno, y que uno interprete. 28 Pero si no hay intérprete, que se calle en la iglesia, y hable para sí mismo, y para Dios. 29 En cuanto a los profetas, que dos o tres hablen, y los otros juzguen. 30 Y si algo es revelado a otro que está sentado, que se calle el primero. 31 Porque todos podéis profetizar uno a uno, para que todos aprendan, y todos sean exhortados; 32 y los espíritus de los profetas están sometidos a los profetas; 33 porque Dios no es Dios de desorden, sino de paz. Como en todas las iglesias de los santos. 34 Que las mujeres se callen en las iglesias; porque no les es permitido hablar; sino que estén sometidas, como también lo dice la Ley. 35 Y si algo desean aprender, pregunten a sus maridos en casa; porque es indecoroso que una mujer hable en la iglesia. 36 ¿Acaso salió de vosotros la palabra de Dios, o sois vosotros los únicos que la habéis recibido? 37 Si alguno piensa ser profeta o espiritual, reconozca lo que os escribo, porque es mandamiento del Señor. 38 Pero si alguno lo ignora, que lo ignore. 39 Por lo cual, hermanos míos, anhelad el profetizar, y no impidáis hablar en lenguas. 40 Pero que todo se haga decorosamente y con orden.
Capítulo 15
La resurrección de Cristo
Mateo 28; Lucas 24; Juan 20 al 21; Hechos 1:3; 9:1-7
1 Os hago saber, hermanos, el evangelio que os prediqué, que también recibisteis, en el cual también estáis firmes, 2 mediante el cual sois salvos si retenéis la palabra que os prediqué; a menos que hayáis creído en vano. 3 Porque en primer lugar os comuniqué lo que también recibí, que Cristo murió por nuestros pecados, conforme a las Escrituras; 4 que fue sepultado, y que fue resucitado al tercer día, conforme a las Escrituras; 5 y que fue visto por Cefas, y luego por los doce; 6 después fue visto por quinientos hermanos a la vez, de los que la mayoría permanecen hasta ahora, aunque algunos duermen; 7 después fue visto por Jacobo, luego por todos los apóstoles; 8 y después de todos, como a uno nacido fuera de tiempo, me apareció también a mí. 9 Porque soy el menor de los apóstoles, que no soy digno de ser llamado apóstol, porque perseguí a la Iglesia de Dios. 10 Pero por la gracia de Dios soy lo que soy; y su gracia para conmigo no fue en vano; sino que he trabajado mucho más que todos ellos; pero no yo, sino la gracia de Dios que está conmigo. 11 Pues, bien sea yo o ellos, así predicamos, y así creísteis.
La resurrección de los muertos
Lucas 20:27-38; Romanos 5:12, 17
12 Pero si se predica que Cristo ha sido resucitado de entre los muertos, ¿cómo dicen algunos de vosotros que no hay resurrección de muertos? 13 Porque si no hay resurrección de muertos, tampoco Cristo ha sido resucitado; 14 y si Cristo no ha sido resucitado, vana es entonces nuestra predicación, y vana es también vuestra fe. 15 Y también somos hallados falsos testigos de Dios; porque testificamos contra Dios que resucitó a Cristo, a quien no resucitó, si es que los muertos no resucitan. 16 Porque si los muertos no son resucitados, tampoco ha sido resucitado Cristo; 17 y si Cristo no ha sido resucitado, vana es vuestra fe; todavía estáis en vuestros pecados. 18 Entonces también los que se durmieron en Cristo han perecido. 19 Si solo para esta vida esperamos en Cristo, somos los más desdichados de todos los hombres.
Cristo ha resucitado
20 (Pero ahora Cristo ha sido resucitado de entre los muertos, primicias de los que durmieron. 21 Porque ya que mediante un hombre vino la muerte, también mediante un hombre vino la resurrección de los muertos. 22 Porque como en Adán todos mueren, así también en Cristo todos serán vivificados. 23 Pero cada uno en su propio orden: las primicias, Cristo; después los que son de Cristo, a su venida; 24 luego, el fin; cuando entregue el reino al Dios y Padre; cuando suprima todo principado y toda autoridad y poder. 25 Porque es menester que él reine hasta que ponga a todos los enemigos debajo de sus pies. 26 El último enemigo que será destruido es la muerte. Porque «todo lo sometió bajo sus pies» [Salmo 8:6]. 27 Y cuando dice que todo le ha sido sometido, es evidente que está excluido el que le sometió todo a él. 28 Y cuando todas las cosas le hayan sido sometidas, entonces el Hijo mismo también se someterá al que le sometió a él todas las cosas, para que Dios sea todo en todos). 29 De otro modo, ¿qué harán los que se bautizan en favor de los muertos, si verdaderamente los muertos no resucitan? ¿Por qué entonces se bautizan por ellos? 30 ¿Por qué también nosotros nos exponemos al peligro a toda hora? 31 Hermanos, por la gloria que de vosotros tengo en Cristo Jesús, Señor nuestro, cada día estoy expuesto a la muerte. 32 Si como hombre luché con fieras en Éfeso, ¿de qué me aprovecha? Si los muertos no resucitan, «comamos y bebamos, porque mañana moriremos.» [Isaías 22:13] 33 No os dejéis engañar; las malas compañías corrompen las buenas costumbres. 34 Volved a vuestro sano juicio, y no sigáis pecando; porque algunos no conocen a Dios; para vergüenza vuestra lo digo.
El cuerpo de los resucitados
Daniel 12:2-3; Filipenses 3:20-21
35 Pero alguno dirá: ¿Cómo son resucitados los muertos? Y ¿con qué clase de cuerpo vienen? 36 ¡Insensato! Lo que tú siembras no es vivificado si no muere; 37 y lo que siembras no es el cuerpo que ha de ser, sino el grano desnudo, quizá de trigo, o de alguna otra semilla; 38 pero Dios le da el cuerpo que quiere, y a cada semilla su propio cuerpo. 39 No toda carne es la misma carne; sino que una carne es la de hombres; otra carne la de animales; otra carne la de aves; y otra la de peces. 40 Hay cuerpos celestiales y cuerpos terrenales; pero una, en verdad, es la gloria de los celestiales, y otra, la de los terrenales. 41 Una es la gloria del sol; y otra es la gloria de la luna; y otra es la gloria de las estrellas; porque una estrella se diferencia de otra en gloria. 42 Así también es la resurrección de los muertos. El cuerpo se siembra en corrupción, resucita en incorrupción; 43 se siembra en deshonra, resucita en gloria; se siembra en debilidad, resucita en poder; 44 se siembra un cuerpo natural, resucita un cuerpo espiritual. Si hay cuerpo natural, también hay cuerpo espiritual. 45 Así también está escrito: «El primer hombre, Adán, fue hecho alma viviente;» [Génesis 2:7] el último Adán, espíritu vivificador. 46 Pero no fue primero lo espiritual, sino lo natural, y después lo espiritual. 47 El primer hombre fue de la tierra, terrenal; el segundo hombre es del cielo. 48 Como el terrenal, así también los terrenales; y como el celestial, tales también los celestiales. 49 Y como llevamos la imagen del terrenal, también llevaremos la imagen del celestial.
El misterio de la resurrección de los creyentes
1 Tesalonicenses 4:13-18
50 Pero esto digo, hermanos, que la carne y la sangre no pueden heredar el reino de Dios, ni la corrupción hereda la incorrupción. 51 Mirad, os digo un misterio: No todos dormiremos, pero todos seremos cambiados, 52 en un instante, en un abrir y cerrar de ojo, en la última trompeta; porque sonará la trompeta, y los muertos resucitarán incorruptibles, y nosotros seremos cambiados. 53 Porque es necesario que esto corruptible revista la incorrupción, y esto mortal revista la inmortalidad. 54 Y cuando esto corruptible se revista de incorrupción, y esto mortal se revista de inmortalidad, entonces se cumplirá la palabra que ha sido escrita: «¡La muerte ha sido sorbida por la victoria!» [Isaías 25:8] 55 «¿Dónde está, oh muerte, tu aguijón? ¿Dónde está, oh hades, tu victoria?» [Oseas 13:14] 56 El aguijón de la muerte es el pecado, y el poder del pecado es la ley; 57 pero gracias a Dios, que nos da la victoria por medio de nuestro Señor Jesucristo. 58 Por lo cual, amados hermanos míos, estad firmes, inconmovibles, abundando en la obra del Señor siempre, sabiendo que vuestro trabajo no es vano en el Señor.
Capítulo 16
La colecta para la iglesia en Jerusalén
Romanos 15:25-27; 2 Corintios 8 al 9
1 En cuanto a la colecta para los santos, haced vosotros también según ordené a las iglesias de Galacia. 2 Cada primer día de la semana, cada uno de vosotros ponga algo aparte, ahorrando según haya prosperado, para que no se hagan colectas cuando yo vaya. 3 Y cuando yo llegue, enviaré a quienes vosotros aprobéis por cartas para que lleven vuestro donativo a Jerusalén; 4 y si vale la pena que yo también vaya, ellos irán conmigo.
Los proyectos de viaje de Pablo
Hechos 19:21-22; 20:1-3
5 Iré a veros cuando pase por Macedonia; porque tengo que pasar por Macedonia; 6 y quizá me quede con vosotros, o incluso pase el invierno; para que vosotros me encaminéis adonde vaya. 7 No quiero veros ahora solo de paso; porque espero permanecer algún tiempo con vosotros, si el Señor lo permite. 8 Pero permaneceré en Éfeso hasta Pentecostés; 9 porque se me ha abierto una puerta grande y eficaz, aunque haya muchos adversarios. 10 Y si viene Timoteo, procurad que esté con vosotros sin temor, porque trabaja en la obra del Señor lo mismo que yo. 11 Por tanto, que nadie lo desprecie; sino encaminadlo en paz, para que venga a mí; porque lo espero con los hermanos. 12 En cuanto al hermano Apolos, mucho le rogué que fuese a vosotros con los hermanos, pero de ninguna manera era su voluntad ir ahora; pero irá cuando tenga oportunidad.
Recomendaciones finales
13 Velad; estad firmes en la fe; portaos varonilmente; sed fuertes. 14 Que todas vuestras cosas se hagan con amor. 15 Os ruego, hermanos (sabéis que la casa de Estéfanas son las primicias de Acaya, y que se han consagrado al servicio de los santos), 16 que también vosotros os sometáis a ellos, y a cada cual que colabora y trabaja. 17 Y me alegro de la venida de Estéfanas, de Fortunato y de Acaico; porque ellos han suplido lo que me faltaba de vuestra parte. 18 Porque confortaron mi espíritu y el vuestro; reconoced, pues, a esas personas.
Saludos
19 Os saludan las iglesias de Asia. Aquila y Priscila os saludan mucho en el Señor, con la iglesia que está en su casa. 20 Todos los hermanos os saludan. Saludaos unos a otros con beso santo. 21 El saludo es mío, de mi propia mano, Pablo. 22 Si alguien no ama al Señor, sea anatema. ¡Maranata! 23 La gracia del Señor Jesús sea con vosotros. 24 Sea mi amor con todos vosotros, en Cristo Jesús.