La sustitución
: Autor Jacob REDEKOP 3
: TemaEl Evangelio de la Salvación
«Porque también Cristo padeció una vez por los pecados, el justo por los injustos, para llevarnos a Dios» (1 Pedro 3:18).
El segundo pensamiento de este versículo es que Cristo padeció, «el justo por los injustos». ¡Es una verdad de las más benditas! El Justo es el «que no conoció pecado», dice Pablo (2 Cor. 5:21); «no hizo pecado», dice Pedro (1 Pe. 2:22); «en él no hay pecado», dice Juan (1 Juan 3:5). Fue a la cruz donde tomó el lugar de los injustos. Cristo «murió por los impíos» (Rom. 5:6), los pecadores, los enemigos de Dios, aunque él mismo estaba sin mancha, sin pecado. El que era santo, separado de los pecadores, estaba así calificado para ser su sustituto. No solo era el único capaz y competente, sino que también estaba dispuesto a llevar «en su cuerpo nuestros pecados sobre el madero» (1 Pe. 2:24). ¡Maravilloso Salvador!
Sí, Cristo se inclinó en gracia hacia nosotros, donde estábamos, para elevarnos y darnos un lugar con él allí arriba, donde está ahora, para que podamos habitar con él para siempre.